Juromenha, el cerro en ruinas que vigila esa Raia que marca el Guadiana (agosto de 2014)


Juromenha. Ubicación geográfica de esta actualmente aldea perteneciente al municipio (no tan) cercano de Alandroal y otrora población de más enjundia que se engranaba en el sistema defensivo de la (relativamente cerca) Badajoz musulmana. Un enclave de gran valor que supieron ver, por eso de la riqueza en líquido elemento, las bondades del entorno y la fácil defensa del lugar, hasta los mismísimos pueblos prerromanos. Juromenha, todo un conjunto fortificado de gran valor geoestratégico en plena frontera, llegó a ser durante algunos años Juromeña. Esto es, plaza española. Y lo fue, entre otras cosas, por la traición del hombre que había imaginado todas sus defensas, un francés de nombre Nicolás de Langres que desertó de las fuerzas portuguesas durante la Guerra de Restauración para pasarse al bando español; la traición le costaría la vida. [Mapas VíaMichelín]

Circulamos por la sinuosa carretera N-373, que une Elvas y Alandroal entre numerosas quintas y con un trazado más o menos paralelo al de la cercana frontera con España (Espanha, en idioma luso). A mitad de camino de esta ruta, más o menos, queda nuestro nuevo destino: Juromenha. [Nota: fotografía tomada en marcha por el copiloto, al igual que la siguiente].

Carreteras alentejanas. Árboles alineados periódicamente junto a una vía sin arcen nos acompañan entre campos adehesados tomados por quintas y heredades. En otro tiempo, acaso antes del nacimiento de la autovía entre Badajoz y Portugal con motivo de la Exposición de 1998 que tanto modernizó en infraestructuras el país vecino, esta ruta era muy seguida para unir Elvas y Évora, respectivamente la tercera y la primera urbe en términos de población del Alentejo. Tras salvar el arroyo XXX, crecido en este punto por la cercanía de su aporte al río Guadiana, la carretera afronta una subida en cuya cima sale, a mano izquierda, la estrecha ruta que nos deja primero en la actual aldea y segundo, casi de inmediato, junto a los restos de la antigua fortaleza. Por el "lado alentejano" pasa bastante desapercibida, pero la cuesta que hay que afrontar deja muestras de que algo hay. Y efectivamente, todo un otero sobre el río Guadiana. Una posición de película.

Casas de Juromenha. La actual concentración urbana en el entorno de la antiguo recinto abaluartado. También conocida como Nossa Senhora do Loreto de Juromenha por la iglesia "matriz" que presidía, y en cierta manera lo sigue haciendo con permiso del castillo, el centro histórico.

Casas de Juromenha. La ermita de San Antonio se convirtió en la referencia del asentamiento extramuros de Juromenha, y sobre todo de su repoblamiento, ya que el actual núcleo poblado se divide en dos concentraciones distintas apenas separadas, cosas de las construcciones, por unas decenas de metros. Es la nueva Juromenha que emergió a comienzos del siglo XX.

Casas de Juromenha. Rinconcito en un lugar que está ganando peso como destino de turismo interior y rural.

Casas de Juromenha. Viviendas de una planta que, paralelas a la carretera, sirven de conexión entre las dos concentraciones principales que forman la actual aldea. No habitan más cien personas normalmente.

Olivo ornamental. Los olivares son muy comunes en el Alentejo, casi como un árbol sagrado. Y estos tan cercanos a los restos de Juromenha han sido transformados en elementos decorativos de los accesos al recinto. Todo con toques muy rurales. Bonito y curioso sin inversiones raras.

Juromenha. Cuentan que todo este enclave, más o menos como lo conocemos, ahonda sus raíces en tiempos de los romanos. E incluso circula una teoría sobre su nombre que considera que etimológicamente procede del latín "Julii Moenia", "murallas de Julio" en castellano; un nombre que confesaría una fundación a manos de Julio César en una de sus presencias en la Península Ibérica. Ahí dejamos esa teoría que comparte punto romántico con otra que habla de una princesa visigoda, Mena, a la que un hermano celoso le hizo dar su palabra sobre una cuestión relacionada con la honra.

Acceso a la antigua y ruinosa Juromenha, escoltado por murallas abaluartadas del siglo XVII, construidas durante la Guerra de Restauración con España bajo las premisas de las ideas del ingeniero Vauban. La entrada es completamente libre. El conjunto, estando muy bien considerado como está, la verdad es que está bastante abandonado.

Juromenha. Entrada a una fortaleza maltrata por traiciones, explosiones accidentales de polvorines, conflictos bélicos y hasta terremotos. Según épocas, posiblemente también por culpa de alguna errata o un error en la comprensión, la población también conocida como Jorumenha, Jeremenha o Gerumenha, mientras que en tiempos de dominación musulmana fueron más frecuentes las denominaciones Yulumaniya, Chel-mena y Julumaniya.

Acceso a los restos de la ciudad abaluartada mientras sobre las murallas emerge la torre del homenaje de su castillo de origen musulmán."Juromenha, la esplendorosa cenicienta", en palabras del profesor Moisés Cayetano Rosado en un artículo cuya lectura recomendamos para profundizar en este enclave de la Raia que, en términos intramuros, fue abandonado en la década de los años 20 del siglo XX.

El río Guadiana, ensanchado por la crecida del nivel alimentada por la entrada en servicio del embalse de Alqueva. Y al otro lado, tierras de España. Una zona que algunos sectores de la sociedad lusa no reconocen como ajena, pues forman parte del enclave arrebatado junto a Olivenza a comienzos del siglo XIX.

Así andan los restos de sus defensas, abandonados y a merced de los elementos sin ningún tipo concreto de tutela protectora. Las defensas que miran al río fueron las últimas en ser remodeladas. Y ya nos ponemos en el siglo XIX.

Juromenha. Acceso principal a la ciudadela.

Dos visitantes franceses, alguno de ellos con evidentes raíces portuguesas, camina por un pequeño sendero abierto en el interior de la antigua Juromenha intramuros, toda ella en estado ruinoso salvo su magistral y macizo castillo. En primer término, de perfil, la Capilla de la Misericordia. Detrás, donde se observa esa torre, queda la iglesia de Nuestra Señora de Loreto. A la derecha, el viejo ayuntamiento-Casa del Gobernador.

Juromenha. Concentración de edificios principales antes señalados: Capilla de la Misericordia, la iglesia Matriz de Loreto y la Casa del Gobernador. Los poderes fácticos de la vieja Juromenha, últimos vestigios que resisten con dignidad en pie... gracias en algún caso a la restauración, eso sí.

Garita del baluarte con vistas al río Guadiana... y a España.

Castillo de Juromenha. De origen musulman, la fortaleza acogió a reyes y generales. Este castillo se enmarca en las estructuras defensivas que protegían la cercana Badajoz en los tiempos de dominación musulmana. Un momento histórico en el que la plaza alimentó un tira y afloja en el que incluso participó Almanzor... hasta que en 1167 llegó Afonso Henriques y la tomó definitivamente. Este castillo, junto al de Alandroal y el de Terena, alimentó esa idea de Alandroal como "El concehlo de los tres castelos"



Defensas de apariencia tosca frente a la amenaza española. Así fue Juromenha.

Casas de Juromenha.

Garita del baluarte con acceso estrecho y rectilíneo. Al otro lado, la aldeíta actual.



Juromenha. Baluartes protectores del siglo XVII. Muchos tramos están sufriendo desprendimientos por la falta de cuidados y mantenimiento. Nada es eterno.

Juromenha. Muros. Pese a estar abandonada, las muchas líneas históricas escritas con sangre, munición y demás también tiene su momento ilustre. Entre sus muros nació António Gomes Freire de Andrade, quien sería un destacadísimo militar y gobernante en la (entonces) colonia del Brasil. Gobernador y Capitán General, nada menos, de Río de Janeiro.

Una enorme grieta resquebraja un muro con el que no pudieron los proyectiles de varias guerras. Peligro serio de derrumbe cualquier día...

Una higuera, caprichosa, crece en medio de las ruinas del casco viejo de Juromenha, abandonado por la población durante la segunda década del siglo XX.



Juromenha. Ruinas de antiguas viviendas. Hoy en día la ciudad vieja es más amiga de los seguidores de lo paranormal o lo grotesco que de los historiadores o aficionados a la arquitectura militar. La conservación obliga.

Iglesia de Nuestra Señora de Loreto. De los pocos edificios aún en pie, se nota que recibió una ayuda en las restauraciones que intentaron frenar la decadencia del conjunto un par de décadas atrás. No estamos ante un templo cualquiera, ya que su interior ha acogido enlaces matrimoniales de familias reales. Alfonso IV de Portugal esposa a Beatriz de Castilla, en 1328 Alfonso XI de Castilla contrae núpcias con María de Portugal (hija de los citados Alfonso y Beatriz) y en 1340 Pedro I (hijo de los citados Alfonso y Beatriz) se casa con Constanza de Castilla.

Los restos de lo que parece un pozo o un algive en lo que queda de la plaza principal de la vieja Juromenha.

Lo que pudo ser, pero no es... Y el Guadiana, al fondo.

Restos constructivos en Juromenha; a través de la abertura en el muro se observa el asentamiento de la nueva Juromenha en torno a la ermita de San Antonio.

Parte de la "nueva" Juromenha, vista desde la vieja Juromenha.

Casas de Juromenha y restos de baluartes, semibaluartes y demás propuestas defensivas.

Juromenha. Ruinas. Y sobre las mismas, un vértice geodésico. Olé ahí.

Juromenha.



Con permiso de algunas edificaciones cuyos cimientos quedan muy disimulados por los hierbajos, nos encontramos en la zona donde más o menos debía encontrarse la plaza principal del nucleo antiguo. Y detrás, presidencia, referencia sobre las aguas del Guadiana, la iglesia de Nuestra Señora de Loreto.

Nuestra Señora de Loreto.

Los dramas han acompañado a esta población cuyo vestigio más viejo se cae piedra a piedra desde que la explosión de un polvorín, en plena Guerra de Restauración contra España, acabase con la vida de un centenar de jóvenes estudiantes de Évora que formaban parte de la guarnición de la plaza durante el conflicto con la Corona de Castilla. Una explosión que acaeció cuando las obras de abaluartamiento todavía no habían concluido del todo y que, según se hacen eco algunas crónicas, resultó violentísima.



Una garita de vigilancia con unas vistas privilegiadísimas. ¿O no?

El río Guadiana, punto de frontera. La Raia, en esencia líquida. A la derecha se aprecian los embarcaderos impulsados en la zona de Villarreal, pedanía de Olivenza que en otro tiempo perteneció a Juromenha y fue conocida como Aldeia da Ribeira. Tiene razón Moisés Cayetano Rosado cuando elogia las panorámicas: "Donde las vistas del Guadiana no tienen rival".

Muros y defensas. Aunque no estuvieran operativos en su totalidad, lograrían repeler un primer intento de asalto de las tropas españolas en 1650. El profesor Moisés Cayetano Muñoz, toda una institución en el estudio de las estructuras defensivas de la Raia, y de las relaciones interfronterizas en sí, nos recuerda que todo este entramado defensivo implementado en Juromenha y otras localidades se irá perfeccionando y mejorando con el paso de los años y las centurias; y tendrá de nuevo un importante papel en conflictos bélicos como la Guerra de Sucesión Española o durante la Invasión Napoleónica. En el caso de Juromenha, el siglo XIX comenzará esbozar el principio del fin... Al menos en su casco viejo, claro.

La entrada en servicio de la presa de Alqueva, en 2002, supuso que se anegaran algunas zonas de ribera. El mayor lago artificial de Europa alimenta su polémica porque tanta agua, claro, y más tras todas sus consecuencias, era vista con buenos ojos para la agricultura del regadío. Pero más bien lo que se ha buscado potencia desde el mundo empresarial ha sido el impulso del turismo. El Periódico de Extremadura abordaba la cuestión en este reportaje de J. Alonso de la Torre en septiembre de 2004.

Caminando por el interior de Juromenha. Nos encontramos junto a la antigua iglesia de Nuestra Señora de Loreto.

En esta cornisa podemos apreciar algunos restos de la pintura que engalanaba la iglesia de Loreto de Juromenha.

A la derecha de esta ventana, más restos de ornamentos pictóricos. Estos con aires de artesonado. Estamos ante un templo que acogió bodas reales, ojo.

Campanario, que no puede ocultar una buena labor de recuperaicón, y contrafuerte.

Acceso a Nuestra Señora de Loreto.



Interior de Nuestra Señora de Loreto. En el lugar ocupado en su tiempo por el altar mayor puede intuirse mucho esmero en las molduras decorativas, las columnas e incluso en el recurso a la pintura en fresco. Una pena.

Lapida de un enterramiento en la iglesia de Juromenha. De lo poco que sobrevive íntegro, qué cosa más curiosa, en el interior de la vieja Juromenha.

Sendero tomado por las piedras que seguramente en otro tiempo no tan lejando fue calle empedrada...

Vista global de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto desde las cercanías de una de las murallas que protegía el flanco del río Guadiana.

A los pies de la torre del homenaje del viejo castillo de origen musulman, la puerta de acceso al recinto abaluartado. Juromenha no se asienta en una meseta uniforme, no. Su ubicación, siendo amable, también ofrece sus pequeños desniveles. Hubiera sido un pueblo de hermoso centro urbano si la historia no hubiera sido tran cruel.

Diferentes tipos de sillares se observan en muchas de las ruinas. Dado el pasado romano de la plaza, nos atrevemos a afirmar que muchos de los cantos empleados entonces fueron reaprovechados posteriormente. y este podría ser un buen ejemplo.

Un dintel mellado y amenazante de ruina. Juromenha agoniza con clase y dignidad, pero agoniza. Y en los últimos años se han levantado muchas voces para concienciar sobre esta caída libre. Alandroal, para estas cuestiones, coge lejos. Demasiado lejos. Juromenha es una especie de espíritu libre asomado al Guadiana.

Juromenha. Paço do Concelho. Una de las pocas construcciones completamente en pie, acaso la única... De milagro nada. Una maja restauración años atrás. La última gran labor de recuperación que nos consta expiró en 1996. La Direcção-Geral dos Edifícios e Monumentos Nacionais (DGEMN)debería replantarse la situación de este conjunto patrimonial, más ahora con la inclusión de Elvas dentro de la consideración de Patrimonio de la Humanidad y más allá de los proyectos que repiensan Juromenha como un completo turístico.

Juromenha. Detalle heráldico en la fachada del Paço do Concelho, un ayuntamiento que hizo las veces de Casa del Gobernador en momentos bélicos.



Juromenha. Ruinas varias. A la izquierda, su castillo. Y a sus pies. una vieja iglesuela, la Capilla de la Misericordia.

Caminando entre las ruinas de Juromenha.

La primera visión que nos encontramos al ingresar en el recinto abaluartado es, más o menos, esta misma. E igualmente sucede cuando caminamos hacia la salida y echamos un último vistazo atrás: vistazo global a Nuestra Señora de Loreto (al fondo), el Paço do Concelho (derecha) y la capilla de la Misericordia (izquierda, en primer plano). ¿Cuánto tiempo podrá resistir Juromenha, o lo que queda de ella, en pie?