San Juan de Ortega, parada jacobea con mucho arte en los Montes de Oca burgaleses


San Juan de Ortega. Ubicación geográfica de pequeño núcleo de población burgalés, acaso aldeíta, cuya génesis se encuentra en el monasterio fundado por un discípulo de Santo Domingo de la Calzada en el siglo XI en las cercanías de los Montes de Oca, una estribación más modesta de la cercana Sierra de la Demanda. San Juan de Ortega es ese hombre, aunque su nombre real, o primero, fue Juan de Quintanaortuño (1080-1163). Un lugar con cierta fama que incluso convocó a toda una Isabel la Católica dados los comentarios de que aquí se intercedía ante la Divinidad para lograr descendencia... [Mapas VíaMichelin]

Ensartado en pleno Camino de Santiago, al que le aporta parada y fonda, en la ruta entre Logroño y Burgos, el popularmente conocido como monasterio de San Juan de Ortega es patrimonio nacional desde 1931, un reconocimiento que vino a frenar la decadencia iniciada durante la Desamortización de Mendizabal. Suele ser la meta a la larga jornada que arranca en Belorado y atraviesa los Montes de Oca; muchos kilómetros sin contacto con la vida. Una jornada que, empero, tiene muchas variantes.
[Nota: esta foto ha sido retocada para eliminar de la misma la grúa que interviene en los trabajos de restauración y que sí aparece en otras instantáneas. El motivo no es otro que tratar de mostrar cómo puede ser una contemplación más fiel a la realidad "habitual" viniendo desde Santovenia de Oca]

Desde julio de 2005, escultura "urbana" en las inmediaciones de San Juan de Ortega fabricada con una versión de maquinaria agrícola y dedicada a la memoria de Luis M. de la Fuente "por su dedicación y entrega a esta localidad".

San Juan de Ortega. Desde la izquierda hacia el fondo vemos el bar de peregrinos, el albergue, la capilla de San Nicolás de Bari (en obras)y la iglesia de todo el recinto. Sobre la capilla de San Nicolás de Bari hay que señalar que se trata de el primer edificio de todos los existentes en el actual recinto monacal, aunque no la primera fundación como tal. Antes de su peregrinación a Jerusalén, el ya eremita Juan había comenzado a ofrecer hospedaje a los peregrinos en una modesta instalación mucho más eventual. Esta capilla originalmente nacería para albergar los restos del santo.

Bancos para el reposo en el remozado exterior plazoletado cercano al albergue existente en San Juan de Ortega. Un albergue con 70 plazas.

Hito jacobeo de un lugar especial. José María Alonso Marroquín fue uno de los párrocos en este templo en el siglo XX y él popularizó las sopas de ajo con las que calmaba el hambre de los peregrinos que descansaban en el albergue de San Juan de Ortega.

No debe sorprender la presencia de San Nicolás de Bari en la portada del acceso a la iglesia, y en la capilla, entre otras cosas porque está dedicada a este santo. Es decir, que estamos en la iglesia de San Nicolás de Bari (o del Santo) del monasterio de San Juan de Ortega. El amigo Quintanaortuño le quiso mostrar su agradecimiento por los servicios prestados en su peregrinación a Tierra Santa, un periplo durante el que sobrevivió a un naufragio en el Mediterráneo.

Púlpito policromado en el interior de la Capilla de San Nicolás de Bari. El primer edificio de todos los existentes en el actual recinto monacal, aunque no la primera fundación como tal. Antes de su peregrinación a Jerusalén, el ya eremita Juan había comenzado a ofrecer hospedaje a los peregrinos en una modesta instalación mucho más eventual. Esta capilla nacería para albergar los diferentes restos que el santo trajo consigo durante su peregrinación y, de hecho, aquí descansarían los del propio San Juan de Ortega hasta que fueron instalados en el interior de la otra iglesia.

Reproducción del capitel que, con cada equinoccio, protagoniza el "milagro de la luz". Expuesto de forma más musealizada en el interior de la capilla.

Reproducción de un féretro de piedra, en la misma ubicación; uno de los cuatro que se exhibían en San Juan de Ortega y donde nunca (en este caso concreto) descansaron los restos del santo.

El llamado Claustrillo, también conocido como Patio de la Hospedería, que tiene un acceso directo desde la Capilla de San Nicolás. Oriundo de los últimos años del siglo XV y principios del XVI, es un espacio con mucho encanto de todo el recinto que conforma San Juan de Ortega... aunque hay que tener en cuenta que está muy restaurado y ha sufrido diversas modificaciones.

Claustrillo. Detalle. Y como hemos visto en la foto anterior, en el centro se ubica un pilar de agua bendita que apareció durante unos trabajos de reforma.



Juan de Quintanaortuño, a la postre el hombre que colaboró con Santo Domingo de la Calzada, acabaría siendo San Juan de Ortega gracias a su labor en el aclarado de la ruta de peregrinación hacia Santiago de Compostela en esta zona boscosa de fríos inviernos y calurosos veranos. Zona en la que vivía de manera eremítica. Aquí, la iglesia monacal de San Juan de Ortega, que nació cuando la capilla se quedó pequeña (aunque durante centurías recibiría reformas y añadidos, como aquí se cuenta). Pedro Fernández de Ampuero es el autor de este acceso.

Una bóveda de engalanados nervios y con claves que ofrecen contenidos heráldicos alusivos a "patrocinadores" y apoyos.

San Juan de Ortega. Interior con tres naves. Los arcos apuntados confiesan una generosa reforma gótica y ampliación gótica del templo original románico.

Este es el primitivo sepulcro de San Juan de Ortega, un sencillo sarcófago de piedra de inspiración románica que fue uno de los cuatro que se veneraban en el templo. Detrás, el hermoso Retablo de las Animas, también conocido como "Del Juicio final". Una obra de mediados el siglo XVI, sin completa seguridad, donde aparecen representadas figuras desnudas. Regresando al sepulcro, hay que decir que su ubicación original se encontraba en la Capilla de San Nicolás.

El capitel de la Anunciación, de célebre factura y también conocido como Capitel de la Navidad, tiene aún más fama universal por la colaboración de la luz. Y es que durante los equinoccios, a la hora exacta de las 5 de la tarde, un rayo de luz se proyecta sobre la Virgen María. Metáfora lumínica.

Baldaquino de estilo gótico, una tumba demasiado ostentosa donde no descansan los restos de San Juan de Ortega pero que preside la nave central del templo. Un encargo de los Condes de Haro mediado el siglo XV que fue rematado por el prestigioso taller de Gil de Siloé.

Bóvedas.



Pequeña talla de San Juan de Ortega, idealizada en cuanto a los ropajes del santo, que se saca en procesión cada 2 de junio. San Juan de Ortega, por cierto, es el patrón de los aparejadores: su obsesión constructiva volcada en este punto de la ruta jacobea hacia Santiago le convirtió en tal condición.

La elaboradísima rejería ubicada en el interior de la iglesia tiene su ubicación habitual (o la tenía) justo antes del acceso a la capilla, desde donde también se puede ingresar al claustro del convento. El motivo son los trabajos de restauración y recuperación en los que se encuentra ahora mismo todo el conjunto. Esta rejería nació por la donación de Diego Ochoa y Avellaneda en 1580.

San Juan de Ortega. Baldaquino gótico ubicado en su nave central.

Retablo de la Vida de San Jerónimo. Mediados del siglo XVI.

Capiteles de la Anunciación (izquierda) y la Visitación (derecha).

Capitel de Roldán y Ferragut, que pertenece al templo original del siglo XII y se considera representa una escena de batalla entre un comandante de Carlomagno y un gigante de origen musulmán.

Ventanas estrechísimas, casi vanos, que alimentan la atmósfera especial de todo el interior..

Abside románico (vertiente interior), ante el baldaquino gótico.

San Juan de Ortega. El camino que viene desde Logroño y Santo Domingo de la Calzada.

San Juan de Ortega. Ábside románico. Exterior.

San Juan de Ortega. Fuente junto al camino.

San Juan de Ortega. El recinto. El conjunto.



[abril de 2015]