Carrera de San Nicasio, una "popular" clásica en la Comunidad de Madrid (octubre de 2014)


Leganés. Ubicación geográfica de esta población del sur de Madrid que ya fue protagonista de una entrada en este modesto blog con motivo de su célebre Bar La Peña, un templo de conejo al ajimoroji. Ya entonces señalamos lo siguiente: "Esta localidad del sur de Madrid regada por el arroyo Butarque fue décadas atrás una importante huerta con tanto renombre como la murciana que se evaporó con su conversión en ciudad dormitorio e industrial. Durante muchos años fue un importante centro militar, con una gran base de infantería mecanizada que en 1991 fue trasladada a Extremadura y también otra de legionarios. De esta segunda presencia, leemos, emanó el espíritu del ajimoroji: una técnica de cocina de inspiración musulmana que fue transmitida por los soldados tras sus experiencias en el norte de África". En esta ocasión, sin embargo, abordamos una carrera popular de las más veteranas de la Comunidad de Mdarid: la Carrera Popular de San Nicasio. Impulsada por la Asociación de Vecinos desde siempre, el Club Atletismo Leganés ha ganado peso dentro de la gestión y la organización de la misma en los últimos años. [Mapas VíaMichelín]

El circuito de la edición de 2014. Se está consolidando una carrera sobre 10 kilómetros con este trazado que se aleja del centro urbano por aceras y carriles bici y que busca el Parque Butarque y zonas de extrarradio donde no se molesta tanto (no lo decimos nosotros, lo demuestran las autoridades con sus permisos, condicionantes y demás). No siempre fue así ni en cuestiones de kilometraje, oscilando de menos a incluso más, ni de paisanaje, con antiguos pasos por el centro y caminata junto a la ermita del patrón del barrio. Se dice de otros muchos lados también, pero esta concentración vecinal con entrada en la wikipedia también alimenta un dicho como el de "Extremadura son tres: Cáceres, Badajoz y el barrio de San Nicasio de Leganés".

Cartel de la edición de 2014. El esquema de cartel se repite año tras año y es otra muestra de su espíritu popular. Hemos llegado a correr esta prueba por 1 euros que iba para la Fundación Gomaespuma. Esa es la idea de promoción y ayuda.

Recogiendo los cambios: la (puñetera e incómoda para cualquier ritmo) altimetría en la edición de 2011...

... y en 2010, cuando se organizó paralelamente un medio maratón que consistía en darle dos vueltas al mismo y exigente circuito.

El recorrido de la Carrera Popular de San Nicasio en 2008, uno de los últimos en los que el circuito atravesó el centro de Leganés, pasó bajo las vías del ferrocarril y rebasó la pintoresca ermita diseñada por el mismísimo Ventura Rodríguez para honrar a San Nicasio en la actual avenida doctor Mendiguchía Carriche.

Preparativos para la salida en la edición de 2014. El punto de partida tradicional (y la línea de meta) está en la calle Jesús María Haddad Blanco, junto al Centro Comercial Leganés Uno, para salir rápidamente a la avenida del Mediterráneo.

Calentamiento. La hora previa al inicio de cualquier carrera popular mola mucho por cómo va creciendo la actividad, la concurriencia y el despliegue. Cientos de historias forjándose con alevosía mañanera.

Calentamiento en el asfalto rajado de la calle Jesús María Haddad Blanco. La calle de los bomberos y el centro de salud... y una de las vías de escape de los residentes en la zona del Quinto Centenario.

Zapatillas "calentadoras".

Fieles testigos mudos desde hace muchos años de la salida de la carrera popular: los plátanos de la calle Jesús María Haddad Blanco.

Apurando la entrada en calor. No falta nada...

Esperando el pistoletazo...

Buena mañana en San Nicasio. Una máxima que se cumple con muchísima facilidad es que durante las fiestas patronales del barrio siempre llueve. Y nuestro recuerdo es ese mismo. La noche anterior a esta edición, de hecho, "jarreó" en plan diluvio. Pero los corredores, más allá del frescor matutino (poco relente este año, la verdad), disfrutarán de sus cuerpos secos de agua de lluvia... que no de sudor.

¡En marcha! Nunca se le podrá dejar de agradecer el trabajo altruísta que hace la Asociación de Vecinos (antes mucho más, claro). Y a ese Demetrio Segura siempre por ahí ayudando.

La serpiente multicolor se acerca a la avenida del Mediterráneo y tanto el mítico colegio Calderón de la Barca (antiguamente Franciso Franco, menudo cambio de nomenclatura) como los edificios típicos del barrio de San Nicasio nos reciben: bloques macizos, no muy grandes, de cuatro alturas.

Corricolaris en la avenida del Mediterráneo.

San Nicasio es el barrio de los ríos... cosas de callejero. Corriendo un breve trecho por Río Manzanares (street) a la altura del colegio Lepanto, centro escolar que era el antagonista del Calderón de la Barca. Cosas de críos.

Urbanismo sesentero en el barrio de San Nicasio. Cruce de Río Manzanares con Río Duero.

Por río Urbión llegamos otra vez a la avenida del Mediterráneo a una altura relativamente nueva, que hoy da acceso al barrio de Campo de Tiro y que en otro tiempo era, literalmente, un enorme terreno militar donde se practicaba efectivamente el tiro... y se cogían hojas de morera.

Calle de Pablo Freire.

La Carrera Popular de San Nicasio ha ido ganando presencia en la zona del Campo de Tiro con el paso de los años...

Un corredor comienza a gestionar la bajadita, empinada aunque corta, que nos dejará en el parque de Valdegrullas, un espacio verde surcado por el barranco Reajo.

Descenso por Pablo Freire... Si se fijan en el árbol del medio de la composición, un tronco sostiene unas flores. El motivo, triste, no es otro que el reflejado en este enlace.

Acercándonos a Valdegrullas...

... y un poco más...

... y ya estamos ahí. Giro a la izquierda para ir, por un carril bici (manda narices si quiero salir con mi bici un domingo por la mañana, señor concejal), paralelos a la calle del Tilo.

Arbolado que nos escolta en nuestro zancadeo por la calle del Tilo, circunvalando el parque de Valdegrullas.

¡Quedan 8! En esta zona, primer repecho puñetero.

Cada vez más chicas corricolaris, magnífico. Al fondo, praderías de Valdegrullas.

Circunvalando Valdegrullas, el pulmón central de la urbanización Campo de Tiro con sus aproximadamente 180.000 m2.

Valdegrullas. Un parque donde el consistorio pepinero ha invertido una buena ración de pasta.

Poderosas piernas en un tramo favorable...

Ruteo por carril bici entre verde y pareados. Metáfora urbana.

Carrera Popular San Nicasio por el parque Valdegrullas. Vamos paralelos ahora a la calle del Fresno.

Una foto de archivo (y de la organización), pero por el mismo tramo. Los primeros kilómetros por esta zona antes de partir con rumbo al Lago Butarque se han consolidado.

"Corricolaripista"

Curveo que rodea parques infantiles. Seguimos en leve y agradecida cuesta abajo...

La carrera, junto a algunas de las de las últimas urbanizaciones a pleno funcionamiento de la zona de Campo de Tiro.

Hilera de corredores...

Corriendo pararelos a la carretera entre Leganés y La Fortuna, bautizada como avenida de América Latina. Eso sí, por el carril bici para no molestar.

Otro repechillo que se atraganta, más tras la bajadita anterior. Estamos a punto de cruzar la nueva Ronda Norte, que se ha hecho con mucho tráfico últimamente, y han parado el tráfico. ¡Qué raro!

Faltan seis para la meta y corremos por los campos que separan los cascos urbanos de Leganés y el barrio de La Fortuna.

Otro tramo de bajada acusada que nos dirige bajo el enorme y mastodóntico viaducto de la autopista de peaje R-5.

Bajadita.

Y más bajadita...

El brinco...



El carril bici se hace un poco pesado y cargante para nuestras piernas...

¡Coletas al viento con un fenomenal ritmo en progresión, bravo!

La bajada se hace más acusada y en cuanto pasamos un puentecillo sobre el arroyo de la Canaleja se acaba.

No es el Verrazzano Brigde del Maratón de Nueva York. Es el viaducto de la R-5 sobre el vallezuelo del arroyo de la Canaleja (o Butarque, más y mejor) y el Parque Butarque. Un puente para ciclistas y peatones permite cruzar la avenida de América Latina también por los aires. Y la imagen que nos regala es ésta... como correr por Chicago o algo así.

Pasarela corricolari.

Nosotros, caminos de ese paso, tenemos que afrontar una subidida, aunque ya cambia el firme. El carril bici da paso, según entramos en un parque junto a La Fortuna, a la tierra y la hierba.

Run in the park, que dirían los angloparlantes.

Una carrera popular con un momento cross. Mola este punto variado.

El tramo más verde es aquel que atraviesa un tramo de hierba.

La subidita para llegar al puente...

Miles de pisadas impresas sobre un firme de tierra todavía no muy suelto... afortunadamente.

Solazo frontal en la cuesta vertical...

Como se agarra esta infraestructura...

La Fortuna, ahí abajo...

El puente, a punto de pasar bajo el viaducto. Momento "carrera industrial".

Contrastes.

¡Ecuador!

Siempre nos resultó muy agradable este tramito por el parque lineal del Butarque, un senderito transformado en carril bici que serpentea entre árboles. Un milagrito en esta población.

Rinconcito agradable que refuerza los muchos contrastes de esta prueba peculiar.

Corredor llegando a la altura del laguito Butarque, alimentado por el arroyo homónimo. Un sitio muy recurrente para los amantes de la pesca.

Lago Butarque. Un lugar donde muchas familias acuden los fines de semana cuando llega el buen tiempo para disfrutar del campo. Al menos antes, muchas más. Incluso con barbacoas (que ahora, creemos, ya no están permitidas).

Este periplo por el Parque Lineal de Butarque, sobre asfalto fundamentalmente, se hace un poco pesado... Los cubos obedecen a que acabamos de pasar el avituallamiento líquido.

Arbolado.



Un pescador en el laguito, pasando de la carrera.

El entorno arado del parque lineal...

Una corredora se acerca con firmeza al entorno de la antigua terraza que en estos tiempos se ha convertido en el Butarque Restaurante In&Out.

Zona de aparcamiento junto al citado restaurante... Faltan cuatro kilómetros.

¿Nubes y claros?

Parque lineal del Butarque.

Aprieta el sol.

A punto de cambiar el asfalto por tierra... otra vez.

Un tramito en leve pendiente que comienza con una "minidurarrampa" en el puente que salva el arroyuelo.

Contrastes...

Bocanada...

Giro grafitero...

Corriendo bajo los árboles.

La de la Casa de Campo es muy famosa pero... ¿no digan que no tiene su aquel esta tapia?

Grafitis que aportan y no molestan...

Lo nuevo. Lo viejo.

Pinos y plátanos, entre otras especies.

Últimos metros sobre tierra. Pronto comienzará la subida más larga y dura y nos recibirá con una mezcla de carril bici y acerado.

Lo que nos espera...

Abandonando el Parque de Butarque. Al fondo vemos el cerro, en parte alimentado décadas atrás con escombros, donde se asienta el cementerio viejo. Un lugar al que hay que llegar corriendo tras superar una cuesta bastante "cabrona".

El centro comercial Plaza Nueva nos espera. La carrera suma algún kilómetro más mientras lo rodea por la izquierda de esta imagen, un rodeo que se hace para afrontar una cuesta de buena pendiente. Gracias a esa cuesta se llega hasta esa zona arbolada que se percibe a la derecha de la imagen, que pertenece al cementerio viejo de Leganés. El carril bici y la acera que rodean la tapia del camposanto son un mirador magnífico sobre todo el entorno. Un mirador muy desconocido.

La ruta salva la Ronda Norte con un puente peatonal-recreativo metálico (y escandaloso) cuya pendiente se hace indigesta a estas alturas.

Rodeando el centro comercial Plaza Nueva, aprovechando el carril bici existente, y acercándonos a la subida más selectiva de toda esta carrea popular. Una cuesta que nos deja junto al cementerio viejo de Leganés.

El centro comercial Plaza Nueva y la inmensa Madrid, desde el carril bici que rodea la vieja tapia del cementerio de Butarque. Bastante desconocido, este lugar es uno de los mejores balcones para contemplar la capital (también sus boinas de contaminación) y la Sierra de Guadarrama. Un mirador canalla, anónimo y que desde aquí recomendamos a todos los amantes de la grandes panorámicas.

Esa pasarela en los alrededores del barrio del Quinto Centenario salva el encajonamiento por el que asciende hasta el entorno de la ermita de Butarque otra carrera: las Dos Leguas de La Chopera. Esta zona endurece cualquier prueba. De hecho, el murete de las dos leguas es más corto, pero muchísimo más duro también.