La Quinta de los Molinos, un célebre parque madrileño donde los almendros lucen con luz propia y anuncian la llegada de la primavera


Quinta de los Molinos. Ubicación geográfica dentro de Madrid. Buena parte de lo que hoy en día es uno de los parques más afamados en los albores de la primavera otrora fue parte de una propiedad que pertenecía al conde de Torres Arias. Con su paso a manos del arquitecto alicantino César Cort Botí, como pago por unos trabajos, se gestó el nacimiento de una finca de usos recreativos, fundamentalmente, donde los agrícolas también tenían su presencia. Aunque eran cultivos con un innegable componente ajardinado. Cort de alguna forma buscó recrear sus tierras natales en este remanso de paz. [Mapas Vía Michelín]

Quinta de los Molinos. La estación de Metro de Suanzes, línea 5 (verde), tiene un acceso que da a una de las puertas del parque hacia la calle Alcalá (otrora avenida de Aragón), a la altura de su número 541. Hay que señalar que esta quinta está completamente protegida por un muro, es un recinto cerrado con cinco accesos diferentes.

Quinta de los Molinos. Acceso por calle Alcalá, junto al Metro.

Quinta de los Molinos. El otro lado.

Horarios de apertura de la Quinta de los Molinos, accesible desde las 06:00 horas hasta las 22.30.

Quinta de los Molinos. El gran paseo central que cruza el recinto de sur a norte y que cuenta con diversos ramales y desvíos.

Quinta de los Molinos. Fuentes casi gemelas, en mampostería.

Quinta de los Molinos. El florecimiento de sus almendros, de los que hay más de 5.000 ejemplares, se ha convertido en uno de los acontecimientos medioambientales del final del invierno madrileño. Cómo olvidarse de las grandes fotos de muchos profesionales y aficionados. Desde aquí aprovechamos para enviar un saludo a uno de los más grandes: Jorge París.

Almendros en flor. Maravilla visual, y olfativa, en los primeros días de soles sinceros.

Las mañanas de los días laborables, si las obligaciones del día a día lo permiten, son un buen momento para disfrutar del entorno y de su recogimiento. En la zona, no muy lejos, se asientan varios medios de comunicación. El País, el diario nacional, es uno de ellos. Y nos consta que algunos redactores vienen de vez en cuando aquí a pasear para oxigenar el cerebro y buscar enfoques e ideas para sus trabajos.

La floración como reclamo.

Quinta de los Molinos. En el genial blog “Una ventana desde Madrid”, Lourdes Morales concreta que en el parque encontraremos: "Un 21% de almendros, 20% de pinos carrasco, 8% de cipreses comunes y 7% de pinos piñoneros), arbustos (10% de rosas, 7% de lilos y 4% de pitosporos) y macizos arbustivos (10% de lilos, 7% de lirios y 4% de artemisas)".

Un pulmón verde de Madrid rico en arbolado. Veinticinco hectáreas maravillosas.

Frondos y esbeltos pinos.



En la Quinta de los Molinos también hay un rincón para el empedrado nivel carrera ciclista...

Quinta de los Molinos. El llamado Lago de los Molinos. La profundidad máxima supera por poco el metro. Otro enclave que invita a la contemplación y el deleite.

Vecino del Lago de los Molinos, el conocido como Estanque Elíptico.



Quinta de los Molinos. Zona de albercas y depósitos de aguas que sirve de transición entre el sur, más cultivado, y el norte, más urbanizado.

Quinta de los Molinos. Escaleras de acceso a las rosaledas y los palacetes...

Quinta de los Molinos. Una vida sobre las espaldas, una pausa bajo un sol peleón y los cercanos rumores del agua...

Quinta de los Molinos. Escaleras...

Quinta de los Molinos. Uno de los elementos más sorprendentes del parque es esta columna jónica de más de dos metros. Añeja, sin duda. ¿Su procedencia? Nos es desconocida y no hemos dado con un origen certero, aunque sí se valora una raíz renacentista. Detrás, una suerte de fuente protegida por lo que parecía un viejo vivero.

Quinta de los Molinos. El capitel de la columna. Y detrás se aprecia uno de los molinos que le da nombre a todo el recinto... después profundizaremos.

Quinta de los Molinos. Fuente "encerrada".

Quinta de los Molinos. La llamada Casa del Reloj, la del atractivo color rojizo. Este palacete de aires castillescos (visto con cierta perspectiva, físicamente) tiene usos municipales en la actualidad. A su vera se encuentra otro de los accesos al parque.

La Casa del Reloj. Con el reloj que le da nombre. Este edificio, asentado en uno de los añadidos de terreno impulsados por César Cort, fue levantado por el arquitecto alicantino en el primer tercio del siglo XX.

Otra de las avenidas principales que cruza la finca, en este caso en dirección este-oeste. Paseos de primera a la sombra fresca de los árboles.

Quinta de los Molinos. Nosotros nos referimos a esta zona como “el wimbledon”. Se trata de una pista, o al menos un terreno sobre hierba, originalmente concebido para la práctica del tenis. ¡Ah, de la vida para las clases acomodadas! Tiene hasta graderíos. Una "instalación" sobre la que, por qué no, algún día podría charlar en su blog el periodista Edu Casado, siempre atento a estas reliquias.



Quinta de los Molinos. El Palacete levantado por César Cort, acabado en 1940 y con su principal atractivo, sin duda, "intraparque".

Quinta de los Molinos. El Palacete de César Cort, de tres alturas y formas tan claras con perfectamente definidas. Una arquitectura maravillosa, en un estilo de aires europeos y racionalistas no especialmente pródigo en la ciudad de Madrid.

Quinta de los Molinos. El Palacete.



Quinta de los Molinos. Fuente y conducción de agua, con una clarísima inspiración en instalaciones de este tipo impulsadas por los musulmanes en otras latitudes de la geografía ibérica. El agua procede de sondeos existentes dentro del propio parque que, de hecho, motivaron la instalación de los molinos.

Quinta de los Molinos. Estructura en una zona ajardinada.

Quinta de los Molinos. Allí donde se cultivan flores...

Un molino, de aires de película del género Western, nos sorprenderá allí donde el parque mira hacia el norte, hacia la calle Juan Ignacio Luca de Tena. Realmente hay dos y esos aires de peli del Oeste están completamente justificados: los molinos, de hecho, fueron traídos en el primer tercio del siglo XX desde Estados Unidos para extraer agua de los pozos con las que alimentar tanto verdor.

Quinta de los Molinos. Una constante invitación al paseo.

Quinta de los Molinos. La fuente monumental. Como se puede apreciar, e intuir, no son pocos los surtidores de líquido elemento existentes en el parque ya desde los tiempos de sus propiedad privada.



Quinta de los Molinos. Estructura de uso posiblemente hidráulico. En esta parte oeste del parque encontraremos también un par de cuevas o grutas artificiales, tan del gusto del diseño de los parques y jardines de finales del siglo XIX.

Quinta de los Molinos. Almendros y Pinares.



Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste. Como todo el parque, en general, los mimos y cuidados del servicio de jardinería municipal son loables y efectivos. Estamos en un parque muy cuidado.

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste. Detalle.

Flores del almendro...

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste. Hileras perfectamente alineadas. El arquitecto Cort, cuentan, buscó reproducir en su propiedad algunos de los cultivos típicos de su tierra natal.

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste. Flores.

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste. Flores.

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste.

Quinta de los Molinos. La célebre concentración de almedros de su lado oeste.

Quinta de los Molinos. Un visitante se deleita con el espectáculo de los almendros poco antes de tomar una fotografía con su móvil.

Quinta de los Molinos. Una mujer se relaja en un banco realizando pasatiempos.



Quinta de los Molinos. Un cautivador almendro. Sorprende leer que hay varios miles en este pulmón de la ciudad de Madrid. ¡A ojo parecen muchos!

Quinta de los Molinos. Concentración de olivos en las cercanías de uno de los accesos a la calle Alcalá.

Quinta de los Molinos. Las fuentes gemelas antes vistas, pero una vista de espaldas que nos regala un pequeño camino, de los muchos que forman la red interior del parque.

[febrero de 2016]
[febrero de 2017]