Ávila, sus murallas y sus rincones brillan como nunca en la feria medieval



Si las piedras realmente hablasen, las de Ávila acabarían afónicas y desfallecidas. Porque son muchas y tan añejas, ciudad de cantos y de santos que dicen de ella, que tienen muchas cosas que contar. De Batallas, de achantes, de entierros reales o incluso de amoríos,… Hasta de ciclismo del bueno. Unas buenas reporteras pétreas, sí. Ávila es una de las ciudades más alucinantes de España. Y hasta se podría decir de Europa. Porque avalada por su majestuosa muralla, dos kilómetros y pico de recio y firme perímetro, Ávila es todo un icono universal. Más allá del símbolo, de la imagen de marca, Ávila esconde muchísimos rincones, espacios, fachadas, edificios y hasta fogones sencillamente inolvidables. Ahí nos espera, tan segura ella (quizá por la Academia de Policía unificada que el expresidente Adolfo Suárez, de Cebrero, logró llevarse a sus afueras), tan intensamente rodeada de montes y sierras, tan expuesta al calor y el sudor o a la nieve y el frío, según la temporada.

Bastante se dirá después en el recorrido virtual que se propone continuación de estas líneas, pero ningún punto de partida para disfrutar Ávila como el de las Jornadas Medievales que vienen organizándose desde hace unos años el primer fin de semana de septiembre. Ya sea por el encanto del centro urbano, ya por la esencia de las murallas, ya por la onmipresencia de la piedra, estas jornadas se han convertido en una de las fiestas más queridas y esperadas de los locales. Y por muchos visitantes, que aprovechan la coyuntura y repiten un año sí y otro también. “Ávila es, entre todas las ciudades españolas, la más del XVI”, que dijo Azorín. No es un tiempo precisamente muy medieval, pero cronológicamente no queda lejos y en cuestiones de encanto y ambientación cumple holgadamente. Ávila se vuelca con sus Jornadas Medievales (70 actividades, 220 puestos) y prepara un gran abanico de actividades, al tiempo que convierte su centro urbano en una ruta kilométrica de puestos de mercaderías varias y fogones ambulantes. Es un negocio y es un espectáculo, claro, pero tiene su encanto. Y la gente lo refuerza con la iniciativa festiva de disfrazarse según la temática. Así que vemos pajes, soldados, sarracenos, doncellas, peregrinos, herreros, mendigos, reyes, princesas,muchos monjes… hasta algún personaje de juego de rol, del universo de El Señor de los Anillos o de la novela gráfica Conan. En un bestial giro de tuerca se han visto de jarana hasta un nutrido grupo de espartanos. Un concurso de disfrace premia al más "medieval".

Ávila refulge con un brillo especial durante sus Jornadas Medievales, apellidadas "El mercado de las tres culturas". Aunque haya bajado el presupuesto con la crisis. Los olores de los asados, los panes recién hechos o los kebab más artesanos. Los sonidos de los timbales, gaitas y flautas que animan algunos pasacalles. Y mucho más: vinos, cañas, espectáculos de acrobacias, serpientes… Hasta los negocios locales se suman a los aires festivos e interactúan con el guión. ¡Sobre todo los que tienen la suerte de encontrarse en los itinerarios más caminados, claro! La XVI edición, celebrada en septiembre de 2012, ha sido otro giro de tuerca más. Cada vez más puestos, cada vez más gente, cada vez más disfraces. Sí, es innegable que detrás hay un poco de negocio y espectáculo. O un mucho. Pero también puede ser una buena excusa para conocer una de las ciudades más alucinantes de España. Un marco incomparable.

Ávila. Ubicación geográfica. La capital y principal ciudad de la provincia del mismo nombre es también la urbe ubicada a una mayor altitud de España. Los 1.132,9 metros que reza un cartel ubicado en su estación de ferrocarril nos adelantan que en invierno por aquí tiene que hacer su fresquete. Ávila, asimismo, ha crecido en población y ha escalado hasta los 59.000 habitantes. Sigue ocupando la zona baja de la clasificación, pero no tan abajo. [Mapa Vía Michelín]

Ávila. Parque (y paseo) del Dos de Mayo, el Jardín del Recreo. Junto a la avenida de Portugal. Concurrido y clásico espacio verde abulense en cuyo "centro" (es una forma de hablar, su forma y trazado es irregular) se encuentra este kiosko musical. Un trabajo monográfico sobre las zonas verdes de la ciudad, presentes o históricas, se puede consultar aquí.

Una cigüeña disfruta del ocaso en su nido cercano al Jardín del Recreo.

Paseo del Dos de Mayo. Edificio de atractiva y curva solución donde no falta su no menos curvo ventanal: Palacete de los Nebreda.

Calle peatonal dedicada al exciclista Julio Jiménez, el relojero de Ávila, cercana al Jardín del Recreo. Como ya explicamos en la entrada dedicada al Memorial Nuria Jiménez, estamos ante un gran homenaje al que fue conocido como El relojero de Ávila y que inició una gran saga de magníficos ciclistas escaladores abulenses. Julio Jiménez, un mítico que ganó cinco etapas en el Tour (donde fue segundo en 1967 tras el francés Roger Pingeon), cuatro en el Giro y tres en la Vuelta.

Edificio Teatro Principal, en la calle Eduardo Marquina. Una calle paralela a la Avenida de Portugal.

Curioso dólmen ubicado en el patio de lo que parece un colegio pero es el patio trasero del Museo de Ávila. Calle Eduardo Marquina. Estamos ante una herramienta didáctica con la que los más pequeños pueden probar in situ cómo los prehistóricos construían estas cosas. Aprender jugando siempre es bueno.

Abandonamos la calle Eduarno Marquina para regresar a la avenida de Portugal a través de la calle Arturo Duperier. ¿Y por qué? Sencillo. Una de las más hermosas imágenes que nos regala la ciudad: el Arco de San Vicente, vista desde el claustro de la Basílica de San Vicente. Este templo, muy querido por los abulenses y con una luz especial desde que ha sido profundamente restaurado, así como las vistas a la citada puerta, nos recibirán si venimos caminando desde la avenida de Portugal, la estación de tren o la estación de autobuses.

Un expresivo rostro decorativo en el acceso a la Basílica de San Vicente por la portada occidental.

Otra escultura de gran hermosura. Esta basílica honra la memoria, y los restos, de tres hermanos (Vicente, Martina y Cristeta) martirizados por los romanos.

Puerta occidental.

Una vista del templo románico.

Viejo olmo bicentenario, árbol que acabó pereciendo en 2008 víctima de la grafiosis y cuyos restos aún seguían firmes en septiembre de 2010. Fue un árbol majestuoso.

La Basílica de San Vicente.

Arco de San Vicente, uno de los accesos al interior del recinto amurallado de Ávila. En la imagen está engalanada con los pendones festivos de las jornadas medievales de 2010.

Ávila del Rey. De los Leales. De los Caballeros. Títulos honoríficos recibidos por la ciudad de la mano de Alfonso VII. Tal es el escudo municipal (nótese una presencia humana, que no es otra que la del infante Alfonso que aparece en la trágica leyenda de Las Hervencias) y este pendón ornamental de las jornadas medievales nos lo recuerda.

Un torreón de la afamada muralla de Ávila, una obra de ingeniería cuyo resultados realmente alucinan. Después tendremos ocasión de darnos una vuelta por sus adarves y paseos de ronda... Pero ahí quedan unos datos: 2,5 kilómetros de perímetro con muros de un espesor máximo de 3 metros y una altura media de 12, 88 torreones, 9 puertas... ¡Guau!

La fotogénica muralla de Ávila con la catedral, que también se integra en la muralla en esa zona, al fondo. Una de las vistas más captadas por las cámaras: la de la calle de San Segundo.

Muralla y casco urbano. Simbiosis. Mestizaje arquitectónico.

Casa de la Misericordia. Ornamentos en el dintel.

Uno de nuestros locales favoritos, que no el único, de la oferta hostelera abulense: la Bodeguita de San Segundo. Este negocio (c/ San Segundo, número 9) posee la tercera mejor, por completa y variada, carta de vinos de toda España: más de 1.300 referencias.

Aunque también es restaurante, nosotros hemos explotado más su faceta de bar. ¡Y muchos! Siempre suele ofrecer una animada concurrencia, el servicio es esmerado y las tapas, ¡ay, las tapas!



Impulsada por el sumiller Emilio Rufes, la Bodeguita ofrece más de 400 vinos distintos en su recinto (una tienda, no muy lejos, completa la oferta de esta apuesta hostelera tan peculiar como atractiva)

¡Ay, las tapas!

¡Qué tapitas! Sorprenden con unas riquísimas ensaladas castellanas o un pequeño recipiende con judiones bien calientes. Magníficas. Y más magníficas aún por el entorno, una vieja edificación que es patrimonio artístico y que se incrusta en la muralla. De todas formas hay que resaltar que esto del tapeo no es algo exclusivo. ¡Ávila es una ciudad genial para tapear!

La terraza de la Taberna de San Segundo, con vistas a las murallas, la Casa de las Carnicerías (acceso, por cierto, a la visita de las mismas), la Puerta del Peso de la Harina (o de la Catedral) y el ábside de una catedral que también se incrusta en el sistema defensivo y, como cimorro, adquiere aires de fortaleza siendo un cubo más dentro del sistema. Este espacio, de los más antiguos de la ciudad (siglo XII), alberga parte de los hechos acaecidos en las Hervencias de Ávila.

La calle San Segundo. En ese edificio de la izquierda (contémplese su privilegiada situación con respecto a las murallas) se encuentra la Taberna de San Segundo. Y justo al lado, anexo, la llamada Casa de la Misericordia, o también Casa del Caballo. Si piensan que esta parte de Ávila parece un hermoso decorado aún no han visto nada...

La Puerta del Peso de la Harina, o de la Catedral, pasa bastante desapercibida en comparación a otras mucho más monumentales, pero es otro de los accesos al interior del recinto amurallado. Aquí si llama más la atención por los pendones ornamentales de las Jornadas medievales de 2012.

Ávila. Arco de acceso al Episcopio, hoy en día espacio cultural. Su explanada interior descubierta también acoge conciertos y recitales.

Un personaje caracterizado de verdugo camina amenazante bajo una de las torres del Palacio de los Velada, inconfundible por los remates heráldicos en sus esquinas. Levantado en el siglo XVI, estamos ante otro de los edificios fundamentales de la ciudad vieja. En la actualidad alberga un suntuoso hotel de 144 habitaciones. No dejen de visitar su patio interior, reconvertido en una zona común techada (con cristal, claro, viva la luz natural) con mesas y sillas creando un entorno único para tomar un café, disfrutar de una lectura o consultar el ordenador. Mucho encanto. En él se alojaron en su día el Emperador Carlos I, la Emperatriz Isabel y su hijo Felipe II.

La maciza "torre del homenaje" de la mansión de los Velada...

La Puerta de la Catedral (o del Peso de la Harina), vista desde los aledaños de la catedral de Ávila. En el entorno encontraremos varios leones sedentes como éste, esculturas que le dan muchísimo empaque a toda la plaza. A la derecha, perceptible en los siguientes vídeos, uno de los accesos a la catedral: la puerta Norte o Puerta de los Apóstoles. Hasta 1498 estuvo situada donde hoy se levanta la principal. Esta mudanza permitió agrandar la catedral.

Efecto "ojo de pez" sobre uno de los leones que vigilan los alrededores de la catedral de Ávila.

La Catedral de Ávila, oficialmente Santa y Apostólica Iglesia Catedral del Salvador, aparenta mucho más ser una fortaleza que un templo. Por defecto, o definición, guías, libros y reportajes nos recalcarán que es el mejor ejemplo en toda Europa de esta extraña mezcla, aunque no todos destacarán que estamos ante el primer templo de inspiración fundamentalmente gótica de toda España. La actual catedral, construida entre los siglos XI y XV, se asienta sobre los restos de un templo anterior de estilo románico, pero se desconoce quién fue su promotor. Unos hablan de Alvar García, otros del maestro Fruchel...

Ávila. Catedral. Espectacular Puerta de los Apóstoles. Nada como visitar esos geniales post de Viajar con el Arte para saber más y mejor sobre todo el templo en sí.

Pendones al viento engalanan la calle junto a la catedral y el edificio de correos, antiguo palacio episcopal (también llamado Palacio del Rey Niño y con una hermosa puerta de acceso). Al fondo, la muralla e, imperceptible, la Puerta del Peso de la Harina.

Catedral de Ávila. Loa visual a un templo de aires defensivos.

Catedral de Ávila. Remate en ladrillo coronado por tejas al uso árabes.

Catedral de Ávila. De gárgolas, canecillos, florones y otros recursos ornamentales...



Muchísima animación en la plaza de la Catedral, otro de los lugares más visitados dentro de las Jornadas Medievales.





En las Jornadas Medievales, claro, no faltan las panaderías tradicionales que elaboran hogazas a la vieja usanza...

Alambiques y otros ingenios para la elaboración de licores, expuestos y admirados en la plaza de la Catedral.

Unos "peregrinos" llegan a la plaza de la Catedral... Atinadísimo disfraz para acudir a una feria medieval, en nuestra opinión.

Más puestos... Lo dicho. No está demás señalar que los compradores compulsivos se pueden llevar un chasco: no todo es barato. Cautela, precaución y mesura.

La espectacular torre de la catedral de Ávila, que efectivamente más que a un campanario recuerda a la torre del homenaje de un castillo.

La espectacular torre de la catedral de Ávila, que efectivamente más que a un campanario recuerda a la torre del homenaje de un castillo. Efecto "ojo de pez".

Efecto Ojo de pez sobre la catedral, su torre y un vigilante león sedente.

Catedral de Ávila. Vista desde la plaza del mismo nombre, justo en el punto donde es cruzada por la calle Alemania.

Leones y guerreros. No es una típica catedral, no. Los gigantes y fieros guerreros escoltan la puerta principal asentados desafiantes en las jambas. Quizá tengan razón y efectivamente estemos ante hombres salvajes. Un recurso iconográfico bastante poco habitual, de todas formas.

Esculturas en el exterior de la catedral de Ávila. Preside San Salvador, el "inspirador" del templo. El Obispado de Ávila cuenta en su web al respecto: "Cuenta la tradición de Ávila que Pedro Sánchez Zurraquines, nombrado obispo tras un viaje a Roma, halló el templo de San Salvador "asolado e malparado e el maderaje podrido con las aguas", que obtuvo del rey Alfonso VI licencias y dineros para reedificar el templo y que fue el maestro navarro Alvar García de Estella, "home de gran sabiduría en jometría", quien, a partir de 1091, construyó la nueva catedral. No hay, sin embargo, rastro de documento alguno que confirme la veracidad de las fechas ni la existencia del obispo ni el trabajo del maestro navarro".

Arquivoltas en la puerta principal de la catedral.

El león, sereno guardían de la puerta.

Representaciones escultóricas religiosas en la fachada de la catedral que da a la calle Cruz Vieja.

Rosetón en el lado sur de la catedral. Espectacular por fuera. Más espectacular por dentro.

Una calavera, esculpida ornalmente en uno de los muros exteriores de la catedral.



Mucha animación en la plaza de la Catedral. Al fondo, el antiguo Hotel Continental. Fuera de servicio y futuro Zara, algunos trabajos de restauración han dado a la luz con los primeros mosaicos romanos encontrados en la ciudad.

Comedores multitudinarios en la plaza de la Catedral, con vistas al templo o el palacio de los Velada, entre otros.



Friso de ornamentación heráldica de época gótica en la fachada del Palacio de Valderrábanos, también conocido como la casa de Gómez Dávila. Actualmente un hotel (con cierto encanto, porque su estética y decoración se ha quedado suspendida en el tiempo), este palacio señorial de la Baja Edad Media (siglo XIV) es uno de los iconos de la plaza de la Catedral.

Disfraces y complementos para darle lustre a la fiesta. Justo detrás, la fachada del Hotel Continental, de aires modernistas y decimonónicos. Y en el siguiente vídeo, muestra de música improvisada.



En la calle Alemania, que une la plaza de la Catedral con las plazas de José Tomé, el Teniente Arévalo o Pedro Dávila, tampoco faltan los puestos de mercaderías varias.

Pendones al viento.

Una de las numerosas edificaciones que se integran dentro del inmenso Palacio Episcopal de Ávila por las cosas del destino Jesuita. Estamos caminando por la plaza del Teniente Arévalo.

Jornadas Medievales de Ávila junto al Palacio de los Dávila. El mejor ejemplo de palacio medieval, sin duda, gracias a su portada con elementos del siglo XIII. En esta plazuela se asienta lo que sería el mercado árabe.

Detalle del Palacio (o Casa) de los Dávila (o Gómez Dávila), una de las familias más notorias de la ciudad. Dada su concepción defensiva, mejor pocas ventanas.

Otro detalle del Palacio (o Casa) de los Dávila (o Gómez Dávila): un balconcito con aires defensivos con su lógica, dada su cercanía a las murallas. Este palacio nació como refuerzo defensivo.

Un detalle del mercado árabe en la plaza de Pedro Dávila, otra zona caliente dentro de las Jornadas Medievales.

Una bonita vista abulense desde la plaza de Pedro Dávila. Ese edificio tiene como aires de mezquita, ¿verdad? Quizá lo fuera en su momento.

La Posada de la Fruta. Luego hablaremos de ella.



Una ventana con vistas... a la piedra. Andamos por la callejuela que une las plaza de Pedro Dávila y la del Mercado y estamos dentro del pequeño patio de un restaurante llamado Posada de la Fruta. Un sitio precioso.

Torreón de los Guzmanes, actual sede de la Diputación Provincial. ¡Bonitas oficinas, sin duda! Fue Garcibáñez de Mújica, en el siglo XVI, el que ordenó la construcción del Palacio de los Guzmanes.

San Juan de la Cruz también era natural de Ávila (aunque en este caso de la provincia: Fontiveros) y también tiene su espacio memorial en el callejero local. Encontraremos esta escultura urbana en la aforma plaza del Corral de Campanas, bajo el Torreón de los Guzmanes.

Mansión de los Superunda, otra de las grandes casas palaciegas de la vieja Ávila. La mandó construir Pedro de Aguirre, regidor de la ciudad en el siglo XVI. No sabía que había dado la orden para crear uno de los espacios renacentistas más claros de toda Ávila. Propiedad municipal, acoge diferentes actividades culturales.

Un grupo de personas se encamina a buen paso hasta la Puerta del Mercado.



Puerta del Rastro y, encima, el añadido Balcón de Doña Guiomar, del siglo XVI. El balcón tiene una bonita historia detrás contada de la siguiente manera : "Doña Guiomar, hija de Diego de Zúñiga, se enamoró de Alvaro Dávila y él también se enamoró de ella. Él era caballero del ejército de Alfonso VIII. Cuando Don Diego de Zúñiga, regidor de Ávila, se enteró de este amor, habló con Álvar Dávila. Tuvieron una discusión y Álvar Dávila hizo una promesa: “Aunquee os pese veré a Guiomar”. Don Diego escuchó a Alvar Dávila y le desterró. Alvar Dávila se construyó un castillo a quince kilómetros. Construyó el castillo frente al balcón de Doña Guiomar y se comunicaban con espejos. El balcón de Doña Guiomar está en la puerta del Rastro. Su amor duró toda la vida". El castillo citado, curioso nombre, es el de Manqueospese.

Unas familias participantes en las Jornadas Medievales 2012 descansan en el pequeño espacio ajardinado que escolta el Paseo del Rastro. Al fondo, entre los árboles, el Balcón de Doña Guiomar, asentado sobre una de las nueve puertas de la muralla: la del Rastro.

Unas panorámicas alucinantes del Sistema Central. Estamos a más de 1.000 metros de altura. Aquí en invierno el frío curte a base de bien (y hasta para subir por ciertas calles con el coche hay que tirar de las cadenas cuando le da por nevar con ganas...).

Iglesia de Santiago, vista desde el Paseo del Rastro. Reformada y ampliada en varias ocasiones en el periódo comprendido entre el siglo XIV y el XVI, este templo es uno de los atractivos del románico abulense por su curiosa torre, una reconstrucción (más o menos fidedigna) del siglo XIX motivada por un derrumbe de la original.

Una vista de la planta octogonal de la torre de la Iglesia de Santiago, un caso único en la ciudad.

Nido de cigüeña abandonado de momento, pero con vistas serranas. ¡Todo un chollo!



Cosas de la geopolítica. En el medievo la frontera entre los reinos cristianos y los musulmanes iba descendiendo hacia el sur con el paso de las centurias. Aunque no fuera uniforme, el enemigo quedaba hacia el sur. Por ese motivo éste lado de la muralla tuvo una mayor importancia dada la longitud de la contienda "reconquistadora".

Palacio Episcopal. Inmenso, en un gran recinto que incluye la iglesia de San Ignacio de Loyola: es otra de las construcciones que se abrió hueco entre las piedras de la vieja muralla a golpe de ventanas, balcones y torres. De hecho, es el único tramo donde desapareció el adarve. Andamos por el llamado Paseo del Rastro, un espacio creado en el siglo XIX y que pronto se convirtió en uno de los más concurridos de Ávila. El Palacio Episcopal previamente acogióla casa de los señores de Navamorcuence y Villatoro, una de las dos ramas en que se dividió el linaje de los Dávila.

En pleno Paseo del Rastro llama la atención sobremanera el recargado Torreón del Palacio Episcopal, una construcción que se aprovecha de un cubo de la muralla para asentarse. Desde esta calle totalmente recta, balcón sobre gran parte de la ciudad, hay unas vistas alucinantes de la Sierra de la Paramera y otras cadenas integradas dentro del Sistema Central.

Las murallas aprovechan en muchos tramos la riqueza pétrea del entorno como cimiento. Las raíces de las murallas son puro rocaje. Más sensación de inexpugnabilidad.

El convento de Santa María de Gracia, fotografiado desde el llamado Paseo del Rastro. Apréciese el desnivel de la ciudad por este lado. La calle Bajada del Peregrino tiene unas muy buenas rampas empedradas que se agarran lo suyo en bicicleta.

Restaurante La Santa, mítico establecimiento hostelero de Ávila ubicado en una de las esquinas de la plaza de Santa Teresa.

Este pequeño espacio ajardinado de las murallas suele acoger un espectáculo de aves rapaces. La cetrería ciertamente era una noble afición muy medieval. La chavalería y los no tan niños flipan con los buhos reales, los diferentes tipos de águila, los halcones, los milanos u otras rapaces. Aquí tenemos, curioso, a uno de los protagonistas en 2012.

Santa Teresa descansa a los pies del lienzo de una muralla engalanada con motivo de las Jornadas Medievales de 2010.

Escultura a Santa Teresa de Jesús a los pies de la muralla y junto a la Puerta del Alcázar. Como curiosidad, esta escultura fue inaugurada por el mismísimo Papa Juan Pablo II durante una visita que hizo a la ciudad en 1982. Es una obra del escultor gaditano Juan Luis Vassallo.

Espectacular Puerta del Alcázar. Nos encanta este acceso. Podría decirse que es prima hermana de la Puerta de San Vicente: dos puertas en sí pequeña pero escoltadas por dos tremendos torreones de 20 metros unidos por un arquito. Llegó a tener foso y barbacana, como su pariente.

Hermosa estampa abulense: la Puerta del Alcázar, fotografiada desde la plaza de Santa Teresa. También se la conocía la Puerta del Mercado Grande y aquí tuvo una destituión real simbólica que ha pasado a la historia como la Farsa de Ávila (1465). ¡Pobre Enrique IV de Castilla! En esta plaza se monta la salida y la llevada de una carrera popular muy chula: el Memorial Nuria Jiménez.

Santa Teresa de Jesús, vecina de la Puerta del Alcázar.

La plaza de Santa Teresa, con la columna presidida por una escultura de la santa en primer plano y la románica iglesia de San Pedro al fondo. San Pedro, como toda la plaza (levantada para aparcamientos), se sometió a una profunda restauración.



Fachadas rosáceas y "alberas" en la plaza de Santa Teresa.

Vecina de la de Santa Teresa, la plaza del Ejército. Y su perspectiva diferente sobre la iglesia de San Pedro.

Plaza del Ejército. E iglesia de San Pedro.



En la calle del Comandante Albarrán esquina con Sor María de San José encontramos esta fachada revisionista.


En este vídeo recorremos los vestigios del Convento de San Jerónimo de Ávila. Restos integrados en un espacio ajardinado.

Calle Lesquinas. Detrás nuestros, para los cinéfilos, quedan unos cines. Por si se animan durante una visita a explorar otras realidades en cuestión de salas de proyección

Calle Lesquinas. Detalle heráldico en el muro posterior del antiguo convento de Santa Catalina.

El entorno de las plazas de Navillos e Italia, que comparten espacio pero tienen una divisoria en el callejero; un espacio extramuros que, en el pasado, dada su cercanía a la catedral, acogían en núcleo poblacional de ocupación eclesiástica. Aquí, la plaza de Italia y al fondo, lateral de la iglesia de Santo Tomé el Viejo. En los siguientes vídeos, repaso visual a ambas plazas y sus monumentos (Palacio de los Serrano, iglesia de Santo Tomé el Viejo, Palacio de los Deanes, Convento de Santa Catalina...).





Junto a la plazuela de Italia, en la calle Estrada que baja hasta la plaza de Santa Teresa (que después veremos), se abre esta pequeña plazuela con "dedicatoria monumental".

Las murallas vistas desde la plaza de Santa Teresa, a la que regresamos tras este pequeño rodeo.

Puerta del Alcázar. Este acceso fue modificado y reforzado en los tiempos de Felipe II, que es lo que viene a decir esa inscripción que se aprecia. Al otro lado se encontraba el viejo alcázar de la ciudad, del que se conservan mínimos restos.

Inscripción en la Puerta del Alcázar.

La calle de la Cruz Vieja es una vía rapida para unir la plaza de la Catedral con la plaza de Adolfo Suárez, un espacio abierto junto a la Puerta del Alcázar, posiblemente la más hermosa y fotogénica de todas (aunque para gustos, los colores). En la Cruz Vieja encontraremos unas perspectivas diferentes de la catedral, un par de restaurantes y hasta un relativamente nuevo espacio para copas con una terraza de pétreo contexto muy muy chula. ¿Alguien recuerda el nombre?

Un verraco de piedra. Estas manifestaciones escultórica de origen prerromano, más exactamente de tiempos vetones, cuentan con varios ejemplos repartidos por el casco urbano de Ávila. Éste se encuentra en la renombrada plaza de Adolfo Suárez, espacio intramuros.

plaza de Adolfo Suárez. El expresidente del Gobierno era natural de Cebreros y nos comentaron que la Academia de Policía tiene su sede en Ávila en parte gracias a su empeño e influencia. Bueno, cosas que se dicen...



Otra preciosa vista desde la calle San Segundo, pequeña e intensa sin duda.

Acceso al recinto catedralicio abierto a mitad del segundo milenio.

Cimorro de la catedral, la Casa de las Carnicerías, la Casa del Caballo y las murallas. Pura esencia de la calle San Segundo.

Arco de la Catedral o del Peso de la Harina. En el pasado, el acceso a las murallas, el tan recomendable paseo por una generosa parte de su adarve, se realizaba justo en sus entrañas. Ahora, sin embargo, la entrada está en el edificio de la derecha, la Casa de las Carnicerías. Una reforma ha creado un par de espacios amplios para exposiciones y muestras, pero ahora apenas se esbozan algunos aspectos constructivos e históricos de la muralla. Uno de los escudos ahí esculpidos es el de Felipe II. Por cierto, también le conocen como Arco de los Desleales.

El cimorro de la catedral de Ávila,imperial y majestuoso escolta de un tramo de la calle San Segundo. Ni más ni menos que la máxima expresión de la integración del templo en el recinto amurallado de la ciudad.

Pintoresca imagen de la calle San Segundo.

Murallas de Ávila. Detalle de los muros. Aunque restauradas, las obras originales requerían mucho material. Las murallas fagocitaron muchos elementos susceptibles de ser empleados como materiales, como vestigios de otras construcciones anteriores, verracos de piedra y demás. Curiosísimo y verificable a poco que escudriñemos el lienzo este.

La calle San Segundo, desde las alturas.

Otra de la catedral, su robusta y recia silueta, sus atractivos rosetones y una cercana escolta de piedra coronada por almenas.



Concurrido espectáculo de arquería en el parque de San Vicente, disfrutado desde las almenas. ¡Cuánto encanto!

Torreón de planta cuadrada con vistas a la calle San Segundo, antes comentada.

Lienzo lado este, engalanado con pendones que embellecen más las exhibiciones y concursos de arqueros que se organizan en el parque de San Vicente durante las Jornadas Medievales. A los pies de la torre del fondo se aprecian los restos romanos del Jardín de Prisciliano.

Grupo de visitantes disfrutando de las alturas.



Almenas y catedral.

La hermosísima Basílica de San Vicente donde arrancaba esta aventura por el callejero emblemático de Ávila.

Parque de San Vicente, las fotogénicas murallas del lienzo este y la catedral. Pura esencia visual de Ávila.

Entrañas del Arco de San Vicente, vistas gracias a las alturas de sus torreones.

Aunque esta parte del reportaje transcurre en las alturas del panorámico adarve del lienzo este, no está de más esta perspectiva del Arco de San Vicente desde la calle del Tostado, la que se aprecia en la foto anterior.

Perspectivas.

Tomando una foto desde uno de los torreones que escoltan el Arco de San Vicente. ¡Qué alturas! Hasta se intuye el edificio de la Universidad Católica de Ávila.

Granito, torreón, catedral.

¡Unos escalones empinados y a seguir caminando por el adarve!

Un reloj de sol que también cuenta pinceladas de la historia de la muralla preside el torreó más meridional de todo el conjunto defensivo: el Cubo de la Mula. Otra altura de vértigo que ofrece preciosas vistas.

Paseando por el adarve...

Una vista de un torreón, uno de los 88 de los que tiene esta colosal muralla, en una zona de construcciones cercanas a los muros.

Y si llueve, pues ya desagüará...

Los trabajos de restauración y consolidación no le restan un ápice de robusta hermosura a cualquier rincón del lienzo norte.

Una sucesión de almenas...

Torreones rocosos y desafiantes que se asoman al Teso del Carmen.



El adarve del lienzo norte.

Dos visitantes recorren el lienzo norte con la característica espadaña del Carmen al fondo. Una de las zonas más hermosas de la muralla tanto vista desde la calle como caminando por su ensanchado adarve.

Una vista atrás sobre las murallas. Al lado se intuye el espacio ajardinado cercano a la plaza de Concepción Arenal.



La espadaña que hace inconfundible a la Puerta del Carmen, también conocida como de la Cárcel e inconfundible desde el siglo XVI.



La catedral y el centro urbano, vistos desde el paseo de ronda del lienzo norte de las murallas de Ávila.

Refuerzo defensivo de las murallas en el Lienzo Norte, a la altura del llamado Teso del Carmen. ¿Acaso una saetera?

El Lienzo Norte, el Centro de Congresos y Exposiciones de Ávila. El edificio de Patxi Mangado no ha estado exento de polémica, con sus críticos y sus defensores. A nosotros nos resulta demasiado modernos. No pega con el entorno. Y resulta mastodóntico por la bestialidad de plazas de aparcamiento que tiene detrás. Al fondo, en un segundo plano, vemos el edificio de la Universidad Católica de Ávila.

El puente sobre el río Adaja, nuevas construcciones y acceso a los llamados Cuatro Postes, que quedan en una elevación más hacia la derecha. Menudas fotos se pueden tomar de las murallas desde ese punto...



Toda restauración cercena el espíritu original de una obra, pero también nos permite interactura con la belleza de sus perspectivas. ¿O no? Preciosa vista de las murallas en el sector oeste.

Calle del Marqués de Santo Domingo, bien escoltada por la muralla. En este punto encontramos un acceso, posible salida, para la visita al adarve, algunos torreones y los paseos de ronda.

Interior de la Puerta del Puente, también conocida como de San Segundo, una de las nueve con las que cuenta el recinto amurallado de Ávila y la que permitía un acceso más directo al río Adaja. Posiblemente se trate del punto más bajo de la ciudad vieja.

Fachada de los restos del antiguo Hospital de Santa Escolástica, en ruinas. Un espacio que merecería una recuperación y del que apenas queda esto. Y tapiado. El escudo heráldico posiblemente sea el del promotor de su nacimiento.

Este rincón de la calle La Dama, esta esquina del antiguo Hospital de Santa Escolástica, nos llamó la atención. El hospital fue fundado por 1507 por Pedro López de Calatayud, quien fuera deán de la catedral.

Precioso rincón abulense: La posada de la fruta. Este restaurante se encuentra en un edificio del siglo XVI y en su interior cuenta con un patio de columnas pertinentemente techado con unas cristaleras y reconvertido en comedor. Muy chulo. Y con buenas opiniones.

La calle Caballeros, fotografiada desde la plaza Pedro Dávila. Al fondo se intuye la plaza del Mercado Chico.

La calle Caballeros. Al fondo, la plaza Pedro Dávila. En 2010, este espacio se especializaba en un mercado árabe donde podíamos adquirir, entre otras cosas, exquisitos kebab y dulcísmos pasteles árabes. Esos puestos seguían en 2012, pero no recordamos si se publicitaba como mercado árabe.

Calle Caballeros. Como une la plaza del Mercado Chico y la de Pedro Dávila, es una de las más transitadas de la feria. No faltan un par de terrazas y algunos locales hosteleros que permanecen abiertos para saciar la sed de los viandantes.

Tomando algo en la calle Caballeros. ¡Menudos atascos se forman aquí! Una señal del renombre creciente de esta "festividad pagana".

La plaza del Mercado Chico, vista desde el punto en el que desemboca la ascendente (o descendente, según la perspectiva) calle Caballeros. La densidad de puestos es la mayor de todo el circuito que acoge las Jornadas Medievales.

Un chaval levanta la mano para hacerse ver a ojos de otros amigos que no le encuentran. El gentío en la plaza del Mercado Chico puede ser gordo, y cada año hemos comprobado que va a más y que colapsa algunos puntos, como la cercana calle Caballeros. Al fondo, presidencial en la plaza del Mercado Chico, se encuentra el ayuntamiento. El edificio es obra de Vázquez de Zúñiga (1865).

La iglesia de San Juan Bautista, vista desde uno de los arcos de la plaza del Mercado Chico. El acceso se encuentra, sin embargo, en la calle Blasco Jimeno. En el interior de esta parroquia se conserva la pila en la que fueros bautizados Santa Teresa de Jesús o Tomás Luis de Victoria, entre otros.

Zancudos en la plaza del Mercado Chico. Por este espacio suelen pasar diversos espectáculos callejeros, como éste en cuestión. Chulísimos. Y los músicos, contagiantemente marchosos.



Ambientazo en la plaza del Mercado Chico, uno de los corazones de toda la movida medieval durante las jornadas temáticas. ¡Recordamos: primer fin de semana de septiembre! Este espacio comenzó a construirse en el siglo XVIII, pero no se concluyeron los trabajos hasta el siguiente. Qué vista tan agradable con la iglesia de San Juan al fondo.



Ornamentación franquista en un edificio de la plaza del Mercado Chico. Existen leyes nacionales que invitan a retirar las que aún quedan.

Ambiente en la plaza del Mercado Chico. El acceso a la calle Vallespín, por eso de tener un par de bares de copas cerca y por asentarse en sus cercanías las barras, siempre es el más concurrido por la juventud y los fiestarras.

Un cochinillo a la brasa le da un punto especial a una de las terrazas que se asientan habitualmente en la plaza del Mercado Chico. Este año llegaron a ponerle un cartelito donde pedían un euro por cada foto, los cachondos.



Las calles engalanadas. Ese edificio amarillo, por cierto, es el mercado de abastos municipal. Aparte desde esta calle, Castilla, también es accesible desde Tomás Luis de Victoria. Un par de callejuelas, Del Rey y Larreta, comunican Castilla y Victoria rodeando este espacio comercial de aires modernistas.

Otra muestra más de lo participativa que es la gente. Disfraces, performances, incluso sesiones de musica callejera, más allá de las promocionadas desde la organización. Aquí tenemos unos templarios. Damos fe de haber visto espartanos y hasta un cachas pasando frío inspirado en lo Conan.

Conversación entre vecinas engalanada con los pendones ornamentales de las Jornadas Medievales. La catedral, testigo.

Siempre nos gustó el entorno de los accesos al Hostal Restaurante El rincón, en la plaza de Zurraquín, antesala de la plaza del Mercado Chico. El rincón lo decoran muy esmeradamente para esos días tan medievales.



Una fachada en la calle Tomás Luis de Victoria, antigua calle de la Pescadería.

La catedral de Ávila, vista desde la calle Tomás Luis de Victoria. Esta rúa es una de las más animadas durante las Jornadas Medievales por ser el cordón umbilical entre la plaza del Mercado Chico y la de la Catedral.

El Encanto, uno de los nuevos hoteles del casco viejo de Ávila. Ubicado en una vieja casa palaciega totalmente reformada por dentro. Calle Tomás Luis de Victoria.

El Encanto. Patio interior, visto desde una de sus habitaciones.

Calle Esteban Domingo. Antigua calle del Lomo. Un edificio peculiar en cuanto a su estética: funcionalismo revisionista administrativo, si se nos permite la etiqueta. Anexo a una sede de servicios económicos del ayuntamiento de Ávila.

Pinturas murales urbanas de inspiración histórica en la calle Esteban Domingo. Graffitis que da gusto ver, así lo pensamos.

Pinturas murales urbanas de inspiración histórica en la calle Esteban Domingo. Graffitis que da gusto ver, así lo pensamos.

Mansión de los Águila, en la calle López Núñez. Vamos bajando por la Esteban Domingo Street.

Hostal Alcántara, en la esquina entre las calles Esteban Domingo y López Núñez.

Palacio de Don Gaspar del Águila y Bracamonte. En la plazoleta de Mosén Rubí con calle Bracamonte.

Calle Brieva, que desciende hacia el entorno de la plaza Concepción Arenal.

Acceso a la Ávila intramuros a la altura de la plaza Fuente del Sol. Aunque este arco es conocido así, como de Fuente del Sol, es más célebre su nombre de Arco del Mariscal por el hombre que ordenó su apertura



Murallas de Ávila. La vertiente más ciclista del recinto defensivo en tanto que paralela a ella suben los ciclistas en muchas pruebas por etapas, sobre todo la Vuelta a España, el tramo empedrado más "flamenco" de toda la península. Ese tramo es la carretera de la Ronda Vieja.

Murallas de Ávila. Sucesión de cubos.

Las rocas preexistentes, integradas en el recinto defensivo...

Un verraco prerromano, empleado como elemento constructivo. Su cabeza asoma cual gárgola entre las murallas. Estamos muy cerquita de la Puerta de San Vicente, por situarnos.

Ocaso sobre las murallas... ¡Esto ha sido todo! No olviden sus siempre útiles folletos turísticos, descargables desde aquí.

[septiembre de 2012]
[marzo de 2015]