Santa María la Real de Nieva, un monasterio que es una joya de entrada gratuita (agosto de 2013)


Afirma el dicho, gran verdad universal en lo que a la elaboración de periplos se refiere, que todo los caminos van a Roma. Y lo mismo que a la Ciudad Eterna, pues también a otra no menos célebre, ni menos hermosa, aunque sí bastante menos romana: Santiago de Compostela. Y dado que para ir a Santiago hay tantas rutas como orígenes de las mismas, no debe de extrañar que también Madrid tenga su propia ruta hacia la capital gallega. A través de la Sierra de Guadarrama, por supuesto, cruzando por el Puerto de la Fuenfría (que sí tiene algo de romano, qué cosas) y atravesando Castilla para empalmar con el Camino más mediático, el francés, a la altura de Sahagún. Una ruta por tierras segovianas y pucelanas. De las segundas, la ruta principal atraviesa la históricamente notoria Simancas y también Villalón de Campos, magnifico y acogedor pueblo en la Tierra de Campos. De las primeras, y hacia allí vamos aprovechando esta entradas, en Santa María la Real de Nieva. Curioso y largo nombre para una población que sigue los cánones castellanos rurales en lo que a población se refiere. Pocos habitantes, puede. Aunque no tantos para lo que es habitual. Pero un patrimonio muy destacable.

En la Campiña Segoviana, tierra de cereal y ganado de ríos no muy cargados de agua y paisajes amigos de las ondulaciones, se encuentra esta escala jacobea cuyo nombre bebe de un monasterio, tan maravilloso como sorprendentemente desconocido. Asentado en una colina con vistas al río Voltoya, Santa María la Real de Nieva es un pueblo de esos que se aferran a las vías de comunicación, abrazando la ruta que une Segovia y Arévalo con una travesía que convierte en calle Mayor y en calle Segovia, nada menos. En el centro, allí donde se encuentra una atípica plaza Mayor (no menos atípica es la vecina plaza de la Media Luna, cuyo nombre obedece literalmente a su morfología) donde hay pórticos, sí, pero no grandes explanadas autónomas, se erige un monasterio de una belleza inmensa, un icono del Camino casi desconocido que en su recinto comparte algunas sedes de servicios públicos con una iglesia magnífica de atípico suelo de madera y, sobre todo, un claustro que es una joya. Y todo gratis, claro. En otras latitudes se paga una entrada (lo que no vemos mal, por supuesto). En Santa María la Real de Nieva no hay más voluntad que la de querer acceder. Su claustro, además de las hermosas vistas que nos regala con la espadaña de la iglesia de Nuestra Señora de Soteraña detrás, es todo un álbum de agricultura, genealogía y religión. Sus capiteles, todos distintos, son un compedio de saberes. Un claustro sobresaliente, tanto como una portada norte, otro compendio de literatura visual para iletrados. Pero, qué cosas, este monasterio no es especialmente famoso con respecto a otros.

De la ubicación del monasterio da buena cuenta la talla de la virgen, que fue encontrada en una cavidad en un pizarral que posteriormente se convirtió en los cimientos del pueblo mismo. Esa cavidad, protegida por la iglesia, y esa talla virginal fueron las piedras fundacionales de un monasterio cuya evolución, al más puro estilo de lo narrado en Los Pilares de la Tierra, fue marcando el crecimiento del pueblo. Catalina de Lancaster, esposa de Enrique III de Castilla, promovió la obra del monasterio. Y esto fue en el siglo XIX. Desde entonces, hasta nuestros días. Una escala peregrina en una joya arquitectónica de notoriedad relativa. Pues que se sepa.


Santa María la Real de Nieva. Ubicación geográfica de este pueblo segoviano que, en plena comarca de la Campiña Segoviana, forma parte de la ruta jacobea desde Madrid y en el que brilla con especial luz propia este antiguo monasterio que en la actualidad posee estancias para usos públicos. Un caso único. Segovia capital queda a unos 30 kilómetros y a una distancia más o menos semejante queda Arévalo. [Mapas VíaMichelín].

Ornamento férrico con forma de cruz en la puerta de madera por la que actualmente se accede al recinto del monasterio, convertida por tanto en su puerta principal siendo realmente un acceso más.

Claustro de Santa María la Real de Nieva.

Capiteles alusivos a diferentes temáticas. La riqueza y la variedad de contenido de los mismos es notoria.

Detalle ornamental de lo que parece o se asemeja a la cabeza de un cánido en el punto de unión de los ornamentos que coronan dos arcos.

En este capitel aparece una calavera humana clarísima. ¿Una alusión a la muerte?

Detrás, motivos florales. A la derecha, lo que parece la lucha contra un animal mitológico (realmente es una escena de caza, la caza de un León). El claustro nos regala 85 capiteles en los que aparecen más de 400 representaciones distintas que van desde las escenas religiosas a las meras pinceladas vegetales.



Claustro de Santa María la Real de Nieva, presidido por esa particular torre de su iglesia. El templo está consagrado a Nuestra Señora de la Soterraña, que es la patrona, la titular y, curiosamente, también la que bautiza a la iglesia. Vamos, que el monasterio es conocido como Santa María la Real de Nieva pero su iglesia es la de la Soterraña. Tiene muchas particularidades, como veremos después...

Dos figuras (parecen ángeles, pero son monjes que se postran de rodillas en señal de respeto) portando un escudo heráldico... El del rey Enrique III y su esposa Catalina de Lancaster.

En esta parte del claustro,una apertura en la galería permite acceder cómodamente al patio interior y contemplar el conjunto desde otra perspectiva. Obsérvense esos contrafuertes, atípicos en este tipo de construcciones. La apetura tiene toda la pinta de ser una actuación posterior.

Caminando por una de las galerías del claustro nos encontramos con este viejo escudo de armas en piedra (se intuyen castillos y leones, luego huelga la explicación), posiblemente un vestigio del conjunto monumental que fue extraído durante alguna restauración. O quizá procedente de alguna vivienda cercana y colocado aquí a modo ornamental para que no se pierda.

Hermosísimo claustro de Santa María la Real de Nieva. Realmente maravilloso. Y sorprendentemente poco transitado. Y eso que es gratis el acceso. Bien de interés cultural (lo que antes era todo un monumento nacional, vamos) desde 1920.

Leones y castillos, versión castellana de "dragones y mazmorras".

Mitología y motivos vegetales en este capitel. Lo agrícola tiene mucho peso en este claustro, con una completísima y anárquica representación de lo que parecen faenas camperas. Estamos en tierra de cereal, por supuesto, y el medio condiciona el mensaje. A la derecha se observa la espadaña de la iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña.

El campanario es un reclamo y un destino para cualquier cigüeña que se precie. Santa María la Real cuenta con unas cuentas familias.

Recorrido, caminado y disfrutado el claustro, vamos a ingresar en la iglesia de Santa María la Real de Nieva, mucho más conocida por Nuestra Señora de la Soterraña, la patrona y titular. En el acceso desde el claustro, dos sorpresas: una lápida (cosa habitual en los templos, quizá no tan cercana a la puerta) nos espera al otro lado del umbral y, en uno de los cada vez menos ejemplos existentes, el suelo es de madera. Un enorme mosaico, un puzzle de planchas de origen vegetal. Casa pisada nos transporta a un entorno de crujidos suaves y armónicos. De algua forma es como si flotáramos.

Interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña. En esta vista se aprecian las tres naves que componen el templo y también se intuye el mencionado suelo de madera del que queda un testimonio más claro en el vídeo que viene a continuación. La ubicación de la iglesia, y de todo el recinto monacal por ende, no es otra que la del lugar donde fue encontrada en la Edad Media una talla de la Virgen que había sido enterrada en esta zona. De ahí el nombre de la virgen, por cierto. En primer plano, el descenso a lo que parece una cripta y que, sin embargo, era una antigua cueva en la que fue hallada la talla de la virgen.



El altar mayor, presidido por la Virgen de la Soterraña. La iglesia de la Soterraña hunde sus raíces en las postrimerías del siglo XIV, si bien del antiguo templo poco queda original. Durante los dos siglos posteriores todo el conjunto recibió sucesivas reformas, modificaciones y ampliaciones... y la iglesia se ha quedado con prototipica de un estilo gótico de última época.

El (supuesto) sepulcro de Blanca de Navarra. A la madre del Príncipe de Viana la muerte le llegó a los 56 años en pleno viaje por Castilla. En teoría fue enterrada en esta iglesia, pero a la ubicación del sepulcro se le perdió la pista. Se sospechaba, se especulaba, que sus restos descansaban en la Soterraña, pero no fueron "hallados" hasta una restauración acometida en el templo a comienzos de la década de los años 90. Sin embargo, no son pocos los que defienden la falsedad de estos restos con un montón de argumentaciones que nunca está de más conocer. Está claro que, en términos turísticos, una iglesia con huéspedes insignes parece más notable.

Iglesia de la Soterraña. El acceso es totalmente gratuito y por la voluntad igual es posible contar con las explicaciones entusiastas de un grupo de jóvenes que buscan fondos para los viajes de fin de curso y demás ejerciendo de guías turísticos.

Una pintura al fresco medio recuperada se puede apreciar en una de las paredes de la iglesia. A la izquierda, esa puerta que se aprecia, queda el acceso desde el claustro. Y también se percibe muy bien cómo son esas planchas de madera para el suelo antes mencionadas.

Curioso rincón del monasterio de Santa María la Real de Nieva al que se llega, o se puede llegar, a través del acceso desde la calle al claustro. Conduce a unas dependencias que están cerradas con llave, pero su gracia está en la vetusta escalera de madera que hay que afrontar.

Santa María la Real de Nieva. Vista exterior de la iglesia.

Portada de la iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña, un hermoso ejercicio en gótico con cinco arquivoltas recargadísmas con esculturas de temática religiosa y un montón de escenas bíblicas repartidas por dinteles, ménsulas y demás elementos constructivos. Todo un libro de texto para iletrados y una joya para la contemplación.

La portada norte de la iglesia, con más detalle.

¡Y con más detalle! Hermosa, ¿verdad? Hubo un tiempo en que no había más "educación" para los que no sabían leer que este tipo de representaciones.

Un viejo hito que nos informa de que en ese sitio se inauguró "algo" que no alcanzamos a descifrar.

Los muros y cimientos de Santa María la Real de Nieva por la calle Ermita, de camino hacia la plaza Costanilla.

Llegando a la pequeña pero muy coqueta plaza Costanilla.



Una vertiente un tanto feúcha, más por descuido que por otra cosa, de Santa María la Real de Nieva.

Vistas desde la plaza Costanilla, pequeño mirador sobre esta parte del pueblo.

Tejas árabes de toda la vida.

La vegetación se comienza a hacer fuerte en esta abandonada fachada de Santa María la Real.

Otra vista.

Una puerta tan pesada como curtida.

Atención al listado, presente en el exterior de la iglesia de la Soterraña en una lápida conmemorativa instalada en 1992: "Ciudadanos de esta villa que fueron a América o a Filipinas durante el descubrimiento". También se incluye un apartado para religiosos dominicos.

Santa María la Real de Nieva e iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña. Un conjunto monástico no tan afamado como debiera.

En la calle Peñuelas encontraremos este viejo arco con varios siglos de presencia ahí...

La atípica plaza Mayor de Santa María la Real de Nieva, vista desde la calle Peñuelas.

Monasterio de Santa María la Real de Nieva, visto desde el arranque de la calle Peñuelas.

Casas castellanas con soportales, enfrente del monasterio. ¡Vamos a sus sombras!

Soportales en ese difuso espacio de transición que es la plaza Mayor, entre la calle Mayor y la calle Segovia. Sombras agradecidas si el sol brilla con fuerza y un buen sitio para ganar algo de perspectiva sobre todo el conjunto del monasterio.



El ayuntamiento de Santa María la Real de Nieva. Edificio de aires neoclásicos, se asienta en una atípica plaza Mayor cuyos soportales suelen estar muy concurridos por los cafeteros y los que bajan a echarse la partidita a las cartas.

Palacete en el arranque de la plaza de la Media Luna, un espacio peculiar del pueblo que por esta vertiente comparte trayecto con la calle Ortigosa (la que va hacia el fondo).

Fachadas "veteranas" en la plaza de la Media Luna.

Caminando por la plaza de la Media Luna, que toma su nombre de su forma, no de ninguna inspiración sarracena. En todo caso... ¡un nombre precioso para una atípica plaza en el urbanismo clásico castellano!

Fachadas en la plaza de la Media Luna. Estigrafiados decorativos muy presentes en estas viviendas de estética más señorial.

La iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña, vista desde la calle Mayor.

Perfumería Mercería Papelería Tribino. Una tienda de las de toda la vida, oiga. En la calle Mayor, claro.

Un antiguo palacete al que no le falta el escudo de armas en las fachada. Calle Mayor de Santa María la Real de Nieva.

Una casa de generosas dimensiones que en su segunda planta presenta el típico estigrafiado con el que se ornamentan muchas fachadas por estas tierras.

Trabajo de forja en la rejería de una ventana en la calle Mayor.

La ascendente (en sentido "centro del pueblo) calle Mayor.

Escoltado por dos esbeltos árboles, en la calle Mayor (que realmente es la carretera que cruza el pueblo en dirección a Arévalo) está el acceso a esta instalación de la Junta de Castilla y León: la escuela-hogar La Saleta. Es una especie de residencia para estudiantes de educación secundaria que no pueden desplazarse o tienen problemas familiares.

Pasamos por los exteriores de la plaza de toros de Santa María la Real de Nieva, un coso que ofrece la peculiaridad de su antigüedad. Esta plaza, la mayoría en pizarra, fue inaugurada nada menos que en 1848. Es, por tanto, una de las plazas de toros más veteranas de toda España.