Llanes, indispensable conjunto histórico artístico que bebe y vive del Cantábrico (agosto de 2013)


Llueve en Llanes y las gotas, que no son un engorro ni cuando jarrea con cierta intensidad, son una parte más, o casi, de esta Villa Marinera. Un algo inherente a su ser como sus fachadas coloreadas, como sus quebrantos costeros con forma de acantilados, como su espíritu pescador y marinero. La capital de oriente asturiano, la de la orografía agradecida gustosamente emparedada entre el Mar Cantábrico y la abrupta Sierra de Cuera, es todo un reclamo turístico por los encantos de su casco antiguo, por esas rutas que venden su imagen más cinematográfica, por sus seductoras playas que beben de la Costa Verde escoltadas por la roca o por esas actuaciones artísticas que convierten algo tan impersonal como la escollera de un puerto en una visita casi obligada gracias a la pintura y la imaginación que evoca a la memoria en forma de cubo. Aunque firma Agustín Ibarrola, que tiene su público y su notoriedad y eso siempre ayuda. Como José Luis Garci, enamorado de Llanes. Y ya saben, Llanes, de cine.

La Villa de Llanes, la antigua Puebla del Aguilar (que lo fue hasta el siglo XIII), es urbe de importancia medieval (nació bendecida, con Carta Puebla de Alfonso IX desde 1228 y una población oscilante entre el millar y el millar y medio, nada mal para el medievo) cuyos patrones de aquellos tiempos fueron descosiéndose por las circunstancia de los siglos, acelerados por los incendios que en el siglo XV (y también durante la invasión francesa y la Guerra de la Independencia) azotaron su callejero y comenzaron a desmontar una muralla de la que, sin embargo, aún se conservan restos. Llanes, pues tales son los encantos que causa en el viajero, también predispuesto a olvidar los desmanes de algunos de sus establecimientos hosteleros que camuflan su mediocridad entre muchas luces y muchas más magnificencias en lo que a materias prima se refiere, no suele faltar en las tan socorridas listas de los pueblos más bonitos. No hay ranking que no destaque sus casonas indianas, su núcleo más marinero o, ya en el siglo XXI, los citados Cubos de la Memoria. La escollera, por cierto, descansa sobre una de las particularidades del viejo puerto, unos peligrosos bajos conocidos como La Osa que ejercían de defensa natural de una urbe siempre vigilante de las amenazas foráneas y convertían Llanes en un puerto peligroso. Resulta curioso ante tanta vocación pesquera que incluso explotó la pesca ballenera.

Aunque pocos sitios tan agradables y agradecidos como el Mirador de San Pedro, un otero sobre el casco urbano y los acantilados que desafían al Cantábrico que explica sin palabras por qué eso de la Costa Verde para toda esta franja marítima. El Mirador de San Pedro es uno de los primeros paseos que se construyeron en España, porque se remonta nada menos que a mediados del siglo XIX. El dinero de sus emigrados, concienciados en mejorar su pueblo a su retorno, convertidos en acaudalados lustrosos y capacitados para ejercer el caciquismo. Esté el mar calmo, más rizado, haga sol o la lluvia oscile entre la caricia o la percusión más brutal, San Pedro es una visita obligada sí o sí cuando se visita Llanes, una ciudad bendecida hasta por Microsoft e integrante del Camino del Santiago en su ramal Norte.

Llanes, ubicación geográfica de esta ilustre villa asturiana de la llamada Costa Verde con gran vocación marinera y un conjunto monumental tan variado como interesante. Sus dimensiones invitan al pateo, incluso cuando aparezca la lluvia o el mal tiempo. Porque no hay climatología adversa en Llanes. Con sol, nubes o lluvia esta población refulge de manera especial. [Mapas ViaMichelín].

La Llanes actual en otro tiempo fue conocida como Puebla del Aguilar, siendo el principal núcleo poblacional de lo que llamaban Tierras del Aguilar. Importante núcleo ballenero entre la Edad Media y el siglo XVIII. Hoy en día es socia fundadora de la "Ruta de las Villas Marineras" que aglutina varios municipios del norte peninsular gallego, asturiano y cántabro.

Dejamos el coche en el aparcamiento ubicado en una gran explanada en la calle Carlos Saenz de Tejada (un aparcamiento controlado cuyos fondos van para el Club Deportivo Llanes, una entidad de fútbol local que los gestiona) y... ¡Leches! ¿Un brontosaurio? ¿Qué hace ahí un dinosaurio? Resulta que el mediático Palaco de Partarríu, al que pertenece ese perímetro amurallado que vemos al fondo, acogió una exposición temporal sobre estos bichejos.

Espectacular casona de indiano en la avenida de la Concepción. Aprovechando la coyuntura... ¿saben que existe un blog especializado en casonas de indianos asturianas? Pues sí: Casonas de Indianos. Muy interesante.

Dicen que hay muchos atascos en Llanes... Posiblemente haya mucho tráfico con el turismo estival y también este quiera aparcar en la puerta misma de donde sea, factor clave para que esos embotellamientos tengan lugar. Y entre tanto coche, unos ciclistas que afrontan el exigente ramal norte del Camino de Santiago. ¿Alforjas? Pues sí, pero "artesanales". Nada como dos botes de pintura de los grandes.

Otra casona de indiano de finales del siglo XIX: la Casa de los Junco. Su historia, o mejor dicho la del fundador de la obra, aquí contada. Se encuentra en la avenida de la Concepción... y rodeada por varios grandes ejemplos de este fenómeno.

Este ecléctico palacete de tonos azules que destaca sobremanera en la avenida de la Concepción es conocido como Chalet Lamadrid.

Edificaciones en el entorno de la plazuela de Las Barqueras. Estamos ingresando en la zona más céntrica y tenemos a tiro de piedra el puerto viejo de Llanes.

Dentro de la enorme cantidad de construcciones con un sabor muy muy especial, en Las Barqueras damos con estos edificios cuyas fachadas cuentan con un menos habitual toque de azulejería.

El antiguo muelle de Llanes, tan abrigado a los devenires y las amenazas... Aún hoy reposan en él algunas embarcaciones, pero nada que ver con los actuales y modernos puertos pesquero y deportivo, más expuestos al Cantábrico.

Calle Mercaderes.

Fachadas en la calle Manuel Cué.

Fachadas de la calle Marqués de Canillejas, que no es otra cosa que el otro lado del viejo puerto llanisco.

En ese amesetado espacio que forman la calle muelle y la plaza Magdalena, acaso la misma cosa, encontraremos esta gran vivienda que encarna como pocas la esencia de ese Llanes medieval.

Arco en una estrecha callejuela peatonalizada y tomada por los escalones que comunica la calle Mayor (al fondo) con el antiguo muelle. Cordón umbilical entre el barrio de los pescadores y el de los señoritos, por tanto.



El puerto viejo de Llanes. Un entorno muy agradable haga sol o domine todo la lluvia.

A estas alturas de fachadas que miran hacia la Reguera Carrocedo, el arroyuelo que ensancha y alimenta ese viejo puerto en su primer contacto con el Cantábrico, se las conoce como Paseo de las Marismas.



Calle Mercaderes.

Arquitectura llanisca contemplada desde un soportal en la plaza Parrés Sobrino, una plaza atravesada en uno de sus extremos por esa importante arteria que es la calle Mercaderes. Esa sillita de director de cine nos recuerda que estamos en otro de los espacios urbanos que forman parte de la iniciativa "Llanes de Cine", una ruta turística que realza las muchas localizaciones llaniscas empleadas en el mundo del cine. Aquí se grabaron (parcialmente, claro) títulos El orfanato, Parranda o Los jinetes del alba.

Arranque de la plaza Parrés Sobrino desde Mercaderes.

Y a la inversa... continuación de la calle Mercaderes desde la plaza Parrés Sobrino.

Calle Castillo. Al fondo, el casino de Llanes.

El casino de Llanes, otro ecléctico edificio de recargada estética indiana. El dinero venido del próspero comercio en América fue el que lo levantó allá por 1910 allí donde antes existió un mercado municipal. Su autor, Juan Álvarez Mendoza.

Callejuela.

Ayuntamiento de Llanes. Una obra de 1860 que se cree que fue concebida por el arquitecto Andrés Coello. Desde luego, de lo más sobrio de la ciudad. Y de los sitios más truculentos, también. ¿Por qué? ¡Lean, lean! ¡Cámaras espías a diestro y siniestro!

Un palacete muy apañado que en su parte inferior acoge una sucursal del Banco Santander en la calle Alfonso IX.

Abundan por aquí las fachadas de aires solemnes y relativamente ostentosos..

Otra de viviendas, estas mucho más tradicionales...

Una gran vivienda en la calle Castillo, contemplada desde la altura del casino de Llanes.

Una doble balconada muy chula.

Terrazas protegidas de la lluvia con hermosas balconadas.

Calle Mayor, punto neurálgico de la Villa de Llanes.

Muchos comercios y más establecimientos hosteleros en la calle Mayor y sus alrededores.

Nos desviamos un momento a El Pescador, en la calle Manuel Cué. No tiene buenas críticas. No, desde luego que no. La cosa cambia algo con el concepto tapa y, sobre todo, el bebercio. Pues ya saben.

El acceso a sus servicios tiene un aire muy "Tarantino", eso sí.

En la calle Mayor, de chulísima fachada, nos llamó la atención el hotel Posada del Rey, cuyo nombre se basa en la estancia del futuro Carlos I en la villa asturiana en su camino hacia la Corte tras llegar a tierras españolas no muy lejos de Villaviciosa. Pero no se alojó en esta casa, rehabilitada en el año 2000. Seis habitaciones en el centro de Llanes que tienen mejores críticas que el local anterior.

La capilla de la Magdalena, que preside una plaza que recibe el mismo nombre y que es toda una terraza sobre el cercano puerto viejo de Llanes. Dentro del casco urbano hay varias capillas repartidas y a ésta, concretamente, se le atribuyen los galones de lo que en los primeros tiempos de la villa tuvo que ser (o ejercer) toda una iglesia parroquial.

Fachada pintada con un intenso rojo en la calle Mayor. Por eso el centro de Llanes es más encantador: por la alternancia de los colores, y la elección cromática, de sus fachadas.

Una vista sobre el puerto de Llanes desde un recoveco de la plaza de la Magdalena.

Una casona en piedra de tres alturas y mucha historia. Seguimos en la calle Mayor, pero nos estamos acercando a la pintoresca plaza de Santa Ana.

Flores que ornamentan una pequeña ventana de vetustas hechuras...

Uno de los espacios más emblemáticos de Llanes, en la plaza de Santa Ana. Esta callejuela coronada por una galería separa el Palacio de los Gastazñaga (derecha) de otra edifición también bastante antigua, lo cual es mucho decir en un Llanes que perdió muchísimo patrimonio en los incendios de 1480 y 1509; incendios lejanos, sí, pero que borraron buena parte del casco urbano. Esa línea negra nos recuerda el trazado que seguía la antigua muralla, desaparecida por aquí.

Una foto pero que muy repetida en Llanes. ¡A que sí!

Un rincón, una vista. Plaza de Santa Ana. Uno no ha sentido Llanes hasta que no ha paseado por aquí. O lo que es lo mismo, si no pasas por aquí no has estado en Llanes.





Caminamos bajo esa galería y llegamos a la plazoleta del otro lado. En definitiva, buscamos otra perspectiva del palacio de los Gastañaga desde el nuevo espacio urbano, pequeña plazoleta, que forma. ¡Y esta sí que tiene vistas sobre el puerto!

Costumbrismo en la plaza de Santa Ana.

La capilla de Santa Ana, que le da nombre a la plaza y se ubica en uno de sus rincones. Aunque en otro tiempo se ubicó extramuros junto a una de las puertas de la ciudad.

Casas de mucho tronío (como en general se pueden apreciar por todo el casco urbano) en la calle Posada Argüelles.

Llegamos a la basílica de Santa María del Conceyu, templo integrado dentro de la ruta jacobea. Plaza de Cristo Rey.

Santa María del Concejo. Esta iglesia fue finalizada en 1480. Aunque en líneas generales en un templo "adscrito" a la tendencia gótica, conserva una puerta con mucho peso románico. No es el de este caso, que es el acceso principal. Curiosamente, según cuentan, no abundan los ejemplos góticos en Asturias.

Entrada principal a Santa María del Concejo.

Ornamentos escultóricos en las arquivoltas del acceso principal a Santa María del Concejo.

Una enorme y llamativa vivienda justo enfrente de Santa María del Concejo, en plena plaza de Cristo Rey.

Un indicativo del Camino a Santiago nos recuerda que estamos en la ruta jacobea... en su ramal del Norte. En su durísimo ramal del Norte, habría que decir.



Viviendas en el centro histórico de Llanes. Estamos en la calle Posada Herrera. La fachada de rojo, otrora palacio de los Posada Herrera, acoge actualmente la oficina de turismo municipal (y también la casa de cultura, la biblioteca y el archivo municipales). Como oficina de turismo suele estar muy concurrida, por cierto.

Santa María del Concejo, contemplada desde las afueras de la oficina de turismo.

El torreón, otro de los atractivos de Llanes. Vestigio de las antiguas murallas que se conservan parcialmente... en un tramo que precisamente une este torreón con una vertiente muy cercana a la playa del Sablón. Este macizo torreón acogió la cárcel y, en tiempos más cercanos, también provisionalmente la oficina de turismo municipal.

Playa del Sablón. Llanes cuenta en su término municipal con unas cuantas playas, y algunas son muy mediáticas; pero esta pequeña playita y la de Puerto Chico (que queda al otro lado del puerto actual) son las dos playas urbanas.

Caminamos por los peatonalizados y ajardinados accesos al eterno paseo de San Pedro, un espacio verde de la Villa de Llanes con vistas panorámicas sobre el casco urbano, la playa del Sablón y los Cubos de la Memoria... y también sobre la Costa Verde y el Cantábrico gracias a su posición privilegiada sobre los acantilados. Un lugar indispensable en cualquier visita a Llanes.

Viviendas de indianos en los alrededores del paseo de San Pedro.

La casa de Eduardo García Valverde, una edificación de 1926 que no deja indiferente a nadie. Es una casona indiana de inspiración vasca y de hecho imita otra vivienda construida en Bayona por el arquitecto Jean Soupre. Y es que su propietario, hijo de un asturiano que hizo fortuna en Puebla (México) con la industria textil y el mundo inmobiliario, disfrutó de unos cuantos años en el País Vasco.

Paseo de San Pedro. Este espacio, en lo que a usos recreativos se refiere, se remonta a mediados del siglo XIX, nada menos. Hasta entonces era un lugar para la vigilancia.

Acantilados de estilizadas formas.

Paseo de San Pedro. Por esto le llaman a estos pagos "Costa Verde". Las caídas, por cierto, abismales.

Caminando por el Paseo de San Pedro.

Un espacio tan curioso no podría faltar como localización cinematográfica. Llanes de Cine nos recuerda qué películas se han rodado aquí...



Mirador de San Pedro. Al fondo, la llamada isla del Peñón. Este sitio hace las delicias de la chavalería y ayuda a estrechar lazos paternofiliales...

... y también ayuda a pensar.

En esta parte de la ciudad encontraremos esta especie de gruta, acondicionada y útil cuando aparece la lluvia.

Una estructura defensiva con varios siglos de antiguedad supone el remate: nos eleva unos metros para aportarnos una perspectiva mucho más generosa sobre el entorno.



El mirador de San Pedro, visto desde una pequeña elevación constructiva que tiene en un cima. Un mirador en el mirador. Al fondo, el puerto de Llanes.

Mirador de San Pedro. Observando no tan lejos la escollera del puerto donde encontraremos los Cubos de la Memoria y el antiguo fuerte conocido como Casa del Rey.

Playa del Sablón, vista desde las alturas del excelente mirador de San Pedro.

Calle Pepín el sardineru, una privilegiada rúa por contar con playa (El Sablón) y con los restos mejor conservados de la vieja muralla medieval que rodeaba Llanes y lo protegía con 850 metros de recinto pétreo.

Torreón de un tramo de la vieja muralla medieval que aún se conserva. Este recinto ha vivido mucho y mal a lo largo de la historia... El tramo mejor conservado, en las cercanías de la playa del Sablón.

La playa del Sablón y el mirado de San Pedro, contemplados desde los muros del viejo fuerte que protegía la Llanes medieval y que era conocido como Casa del Rey. Esta fortificación se construyó en el siglo XVI aprovechando un acantilado rocoso.

El agua rompe en las entrañas de un acantilado cada vez más hueco...

Piezas de artillería en el viejo fuerte de Casa del Rey. Ignoramos si son reproducciones u originales, pero sí hay una cosa cierta: Llanes colaboró con la Armada Invencible aportando tres naves (la Santa Ana, el San Nicolás y el San Telmo) y 65 marineros llaniscos que fueron despedidos con salvas lanzadas desde esta fortificación.

Vamos a entrar en el Puerto de Llanes para contemplar una escollera que gracias a un artista vasco se ha convertido en todo un referente turístico para la localidad... En otro tiempo (no éste, claro, que fue construido en la década de los 90 del siglo XX; pero sí como concepto) además de fuente de riquezas y comercio fue lanzadera para tropas a la hora de participar en las coquistas de Sevilla o las Canarias, o en la exploración y toma de la Florida. En el moderno puerto podremos encontrar una inscripción en la que se homenajea a "La Osa". ¿Y qué es La Osa? Pues lo que se llama un bajo, especialmente rocoso además y que descansa hoy en día engullido por este nuevo puerto, que en otro tiempo era una protección adicional de la villa porque no estaba especialmente a la vista. Dice una placa: "Aquí está La Osa. Villa de Llanes, villa afamada, sino fuera La Osa serías quemada".

Pintada reivindicativa en el puerto pesquero de Llanes.



Unos pescadores del barco Nuevo vendaval descargan sus capturas para llevarlas a la lonja de pescado. Muchísima mano de obra extranjera, por cierto.

Los Cubos de la Memoria son un proyecto artístico del escultor vasco Agustín Ibarrola en la escollera del puerto. Los habituales bloques de cemento de color gris fueron decorados con múltiples colores y motivos tantos de índole personal como municipal. Desde que los primeros fueron inaugurados en 2001 (en 2003 tendría lugar otra actuación del vasco) han pasado por aquí miles de personas atraídas por los encantos de este nuevo atractivo turístico de Llanes.



Unos 170 bloques de hormigón se han visto involucrados dentro de este proyecto artístico de Ibarrola que, todo hay que decirlo, está expuesto a las inclemencias del tiempo como pocos.

Una gaviota emprende su vuelo bajo la lluvia después de permanecer posada en los Cubos de la memoria.