Liverpool, mucho más que Beatles y fútbol... pero un buen pellizco de los dos (abril de 2012)


















Quizá un par de décadas atrás no quedaría otra que hablar de una ciudad deprimida y descuidada, entristecida por las altas tasa de paro y la pérdida de músculo en sus astilleros y su industria o en la actividad comercial de sus puertos. Una ciudad maldiciente, de fachadas enmohecidas y desvencijadas, de callejones lúgubres y pesimistas. Descreída del futuro. Una urbe con sus palacios y sus edificios de aires señoriales de vieja y trabajada piedra, qué duda cabe, pero rica en vetustos almacenes sin ocupación, en diques en el dique seco y en espacios descuidados y mantenidos con dejadez, como por inercia, sin mucho esmero. Un rincón de pasado grandioso, tanto como el esplendor durante centurias del comercio marítimo, y día a día depresivo. Y sí, quizá tal fuera el panorama retrocediendo veinte añitos en el tiempo. Pero desde luego no es el actual. Liverpool es un milagro. O una concienciación sobre las posibilidades propias. Sucede que en ocasiones es necesario un empujón. Y ese llegó, tras un primer guiño con la consideración de Patrimonio de la Humanidad para ese conjunto arquitectónico (el Pier Head) que crece junto al río Mersey (2004), en 2008 con la capitalidad europea de la cultura. Una revolución para la vida de una urbe que se reinventó viejos espacios con nuevos usos, lustró sus grandes iconos y tapó muchos de sus desconchones. Vale, alguno queda aún. Pero hay que tomárselo como una herencia histórica y un reclamo más que suficiente para perderse, pongamos por caso, por ese barrio tan chulo que es el Baltic Triangle.

Pero por mucho empeño que se ponga en una empresa semejante, poco avance se hará si no hay materia prima. Sin mimbres, vamos, no hay nada. Y en Liverpool se concentran dos de los más notables e ilustres del imaginario colectivo mundial. Uno, de índole deportiva, y con permiso del Everton, que es el del Liverpool Football Club que en los últimos años se ha ganado un pequeño hueco en el corazoncito balompédico ibérico por la presencia de varios jugadores (Reina, quien aún sigue; Torres, Arbeloa, Xavi Alonso) y un técnico (Rafa Benítez) que acuñaron la expresión “spanish Liverpool”. Y otro, sobre todo otro, de índole musical y mucho más universal que el anterior, aún en plena vigencia pese a que han pasado cinco décadas: The Beatles. El cuarteto de Liverpool es icono, referente e imagen de marca de una urbe, claro, encantada con tal circunstancia. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr protagonizan, en grupo o por separado, carteles, esculturas, cuadros, pinturas, frescos, murales y publicidades. También inspiran lemas, alimentan recuerdos y souvenirs, bautizan infraestructuras (el aeropuerto es el John Lennon) y fomentan un museo temático de los más concurridos de la ciudad. Este espacio, The Beatles Story, además, se encuentra en otro de los reclamos de Liverpool, un lugar tan de paso obligatorio como lo es un paseo por la orilla del cercano y emblemático río Mersey: el Albert Dock.

Y así la rejuvenecida Liverpool, una city de algo menos de medio millón de habitantes, un destino de esos ideales para perderse paseando, una ciudad cómplice para el pateo, nos espera con la primera Chinatown que nació en el mundo occidental (a mediados del siglo XIX), con las panorámicas sobrecogedoras de su catedral y su anexo parquecito (St. James Green) que siglos atrás fue un cementerio y aún nos lo recuerda con su particular decoración. De los ecos de su vocación transatlántica (edificios como el Royal Liver, el Cunard, la Albion House,...) se ha pasado a su convicción firme en ser un destino de Shopping, una baza abanderada con el entramado comercial de su centro (calles Bold o Church, verbigracia) en el que se impone, sobre muchos grandes almacenes cercanos, esa manzana denominada Liverpool One.

Aunque para número 1 de Liverpool, reincidimos, los Beatles. La frescura de muchas de sus composiciones, y también la leyenda de algunos de sus miembros, superan toda barrera temporal. En la ciudad ofrecen visitas turísticas centradas en esta temática musical y no son pocos los pubs que recurren a ellos como reclamo en fachadas o tiendas. Uno, The Cavern Club, herencia vecina del viejo en el que debutaron como grupo y que hoy en día es una galería comercial (The Cavern Walks), recupera tan mítico nombre con una fiel reproducción tan afamada y concurrida que resulta un magnífico sucedáneo. En sus entornos, estamos en pleno barrio de Cavern Quarter, la capital de la música es la Matthew Street y aquí se concentra gran parte de la movida local. Muchos locales con música en directo; pero tampoco falta su particular galería de la fama, su fachada con ladrillos labrados con nombres de grupos y una escultura de John Lennon que, de largo, es de lo más fotografiado de la ciudad. Como se indicaba antes, Lennon bautiza el pequeño aeropuerto local al que vuela EasyJet, muy cercano y muy accesible mediante transporte público: el 500, directo, 3 libras mediante (porque subió su precio recientemente), une en quince minutos la terminal con las estaciones de Lime y el gran intercambiador del susodicho Liverpool One.

Liverpool. Ubicación geográfica en el oeste de Inglaterra. Un vistazo al mapa resume bien el porqué de la importancia de su puerto en el comercio Atlántico y como nexo con la cercana Irlanda (ruta Liverpool-Belfast).

Bajando del avión EasyJet que cubre la ruta Madrid-Liverpool y viceversa en poco más de dos horas.

Aeropuerto John Lennon. Un nombre, en nuesta opinión, precioso para semejante infraestructura. Una muestra más del profundo calado que dejó el grupo musical en esta ciudad.

Exteriores del aeropuerto John Lennon de Liverpool, ubicado a unos 10 kilómetros del centro de Liverpool y muy bien comunicado con transporte público. Nosotros optamos por el 500, un bus directo de la compañía Arriva que te deja en el llamado Liverpool One y cuesta 3 libras (3,69 euros aproximadamente). En sus afueras, dada la pujanza de las compañías de bajo coste en este recoleto y tranquilo aeropuerto, descubrimos el autobus de Terravision, el mismo que en una hora y 8 libras te deja en el centro de Manchester, una nueva posibilidad de la que ya nos habían hablado la gente de Hoja de Rutas. Esta compañía tiene unas oficinas en el mismo aeropuerto.

El submarino amarillo es uno de los iconos escultóricos del aeropuerto y sí, sí está basado en la canción de los Beatles y en la iconografía de la película de animación. Al parecer, durante un festival, un grupo de conciudadanos de Liverpool idearon una carroza que fuera un fiel reflejo del submarino amarillo. Y éste, una tonelada mediante, fue el resultado. Ahora nos espera en las afueras del aeropuerto, lo cual tiene su gracia.


La gran y muy bien organizada estación de autobuses que se encuentra junto al complejo de ocio y shopping Liverpool One y el célebre Albert Dock. El andén del autobús directo 500 es el 8. Al menos ése era en abril de 2012, pero se puede tomar como referencia esta información.

Muchísima gente se toma un respiro en una escalinata/graderío que se encuentra en la Custom House Place del Liverpool One. Hace un sol desconocido, según nos confiesan, y una paradita para disfrutarlo se añora mucho.

El Liverpool One. Un moderno proyecto de tiendas, comercios, hoteles, restaurantes y ocio impulsado en octubre de 2008; inclasificable en cuanto a perfiles y muy pródigo en firmas destinadas a todos los sectores sociales. No faltan las ofertas, un vistazo no cuesta nada y no será difícil encontrar algún músico callejero con muchísimo nivel buscándose la vida por ahí.

Otro rincón del Liverpool One. Confluencia entre South John Street y, al loro, Wall Street.

Modernos edificios en The Goree Street. Al fondo, el Royal Liver Building, un edificio muy querido en la ciudad y que está coronado por dos esculturas de dos liverbirds, los pájaros míticos que son el símbolo de la ciudad desde el siglo XIV. Antes se aprecia la característica torre de ventilación del Queensway Tunnel, que cruza bajo el Mersey.


Un edificio en la confluencia de James Street con The Goree y Strand: la Albion House (1898). Fue la sede de la White Star, la compañía naviera.

Moor Street y al fondo, un moderno y acristalado edificio de los que se ubican en la zona del Waterfront.

El Cunard Building, uno de los edificios que componen el área del Pier Head, también conocida como "las tres gracias", por reunir tres símbolos arquitectónicos de la ciudad: el citado Cunard, el Port of Liverpool Building y el Royal Liver Building. Es una zona que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

Performance artística que tuvo lugar durante la Sea Odyssey de Liverpool: un geiser en plena calle Stran que formaba parte de este espectáculo artístico con gigantes.


Privilegiadas vistas del Mersey y el Waterfront desde la planta 12 del Hotel Atlantic Tower. En primer plano, la torre de la iglesia de Our Lady and Saint Nicholas, coronada por un barco dorado en la cúspide de sus 53 metros. Detrás, el Royal Liver Building y sus inconfundibles "gárgolas" liverbird.


Liverbirds del Royal Liver Building. "Si los liverbirds echaran a volar, Liverpool dejaría de existir", cuenta una leyenda.

San Nicolás, desde el encantador parquecillo, popularmente conocido como St. Nick´s, que rodea este templo, muy dañado durante la II Guerra Mundial. Lo conocen como la iglesia de los marineros y siempre, desde el siglo XIII, en este lugar ha existido algún tipo de templo religioso.

San Nicolás está rodeado de varias esculturas y memoriales, algo muy típico en suelo inglés. Estamos ante el Blitz War Memorial, una obra en bronce de Tom Murphy que rememora a las víctimas de la II Guerra Mundial.

Uno de los memoriales dedicados a los marinos de Liverpool e Inglaterra repartidos por la ciudad.

Otra vista del Royal Liver Building desde el recomendable y plácido parquecito de San Nicolás.

Acceso al Parque de San Nicolás (hemos castellanizado el nombre).

La Fuente Simpson, de 1875, ubicada en los alrededores de la iglesia de San Nicolás, en la confluencia de Chapel Street y The Goree. William Simpson fue un importante personaje local de finales del siglo XIX.

Una escultura leonina en el perímetro de San Nicolás.

Royal Liver Building, visto desde el paseo fluvial que se extiende junto al puerto de Liverpool y la orilla del Mersey, el Pier Head.

La butaca. El butacón.

Cunard Building (izquierda) y Port of Liverpool Building, con la escultura de Eduardo VII en primer plano.


Otro memorial a los hombres del mar. En el vídeo bajo estas líneas, el Maritime Memorial.


El Canning Dock, otro de los diques del Waterfront.


Pocas veces uno se topa con una escultura dedicada a un equino en solitario, pero se trata de un homenaje a otro de los infatigables trabajadores del puerto durante décadas.

Escultura a Billy Fury. Sí, los Beatles son el gran icono musical de Liverpool, pero unos añitos antes ya sonaba con mucha fuerza este vecino de Liverpool.

Paseando entre el perímetro del Albert Dock y el Mersey River.

Estamos en el Albert Dock, como nos recuerdan estos viejos carteles pintados. Es uno de los referentes turísticos de Liverpool y sede, de entre otros museos, del de los Beatles (Beatles Story).

Exteriores del Albert Dock.

Tomando un capuccino en el Costa Coffe con grandes vistas al Albert Dock.

El interior del Albert Dock. Este complejo de edificios portuarios, inconfundibles por ese ladrillo rojizo, fue diseñado por Jesse Hartley and Philip Hardwick e inaugurado en 1846.


Albert Dock.

Con cariño desde Liverpool. Recuerdos muy británicos donde no faltan los Beatles, claro.

Más del Albert Dock.

Acceso al The Beatles Story, el museo del cuarteto de Liverpool. El acceso es bastante caro, en nuestra opinión: 15 libras (casi 18,5 euros). Al que le gusten los Beatles mucho, claro, los pagará con gusto.

La tienda de los Beatles, que está en el complejo del Albert Dock, pero más alejado de lo que es el museo.

The Beatles Story, desde la puerta de acceso. También se ve la noria, la Echo Wheel.

El canalillo The Wapping Basin.

La noria de Liverpool... y en el agua del canal, un grupo de personas ultiman una inmersión submarinista.

Otro acceso al Albert Dock, éste desde el Salthouse Quay.

Dos personas contemplan el 'skyline' de Liverpool al otro lado del Salthouse Dock.

Paseo fluvial a la altura de Wapping Street.

Una antigua puerta a las viejas instalaciones portuarias que han sido recuperadas como paseo fluvial.

Escuela escandinava. Abandonamos el Waterfront con rumbo a la Catedral Católica. Por el camino atravesamos el barrio llamado Baltic Triangle.

Viejos edificios en el Baltic Triangle.

Más rincones añejos del Baltic Triangle a la altura de la Jamaica Street.

Otra vetusta edificación del Baltic Triangle.

Hardy Street, con la Catedral al fondo.

Un barrio residencial.

"Todas las cosas de valor de esta propiedad han sido quitadas". Una forma muy cachonda de decir que en esta vivienda abandonada no hay nada que mangar.

La Catedral de Liverpool, vista desde un descampado junto a Great Georte St.


Una gigantesca Catedral. Y tan moderna como austera. Se comenzó a construir en 1904, pero no se finalizó completamente hasta 1978. Dicen que es de la más grandes de Inglaterra. ¿Por qué tan tardío? Liverpool no tuvo su propia diócesis hasta 1880, cuando se separó de Chester.

Puerta norte de la Catedral de Liverpool. Una curiosa y hierática escultura preside la portada.

El acceso principal, que para sorpresa del personal alberga la terraza de un pequeño restaurante que se ubica en la antesala del acceso. Para entrar en el templo hay que pasar este restaurante. La entrada es gratuita, por cierto.

Dentro de la catedral. Flipando con la nave principal (the main and well). Resulta curioso que el primer arquitecto del proyecto, Giles Gilbert Scott, sólo tenía 22 añitos cuando ganó el concurso convocado para su construcción.


Otro vistazo al espectacular interior de la catedral.

Un sepulcro de un hombre religioso.


Lady Chapel. Adjunta la planta principal. Y posiblemente mucho más hermosa por la aportación de sus vidrieras, la rotundidad de sus bóvedas y el esmero de sus arcadas. Ademas, fue la primera parte de templo en ser consagrada (1910).

Una entreplanta, que se puede visitar tras ascender a lo alto de la torre para disfrutar de las panorámicas de la ciudad, ofrece una pequeña muestra de ropajes religiosos.

Disfrutando una "Tower Experience" a 154 metros sobre el suelo. ¡Menudos vértigos! El ascenso por cabeza cuesta 5 libras (6,15 euros), algo caro pero en nuestra opinión una experiencia inolvidable. La mejor atalaya de toda la ciudad, posiblemente.

El Albert Dock y todo su entorno junto al río Mersey, visto desde las alturas.


Otra vista sobre Liverpool City. En esta imagen destaca la inconfundible torre de la Radio City FM.

Nos vamos de la catedral, bajamos los escalones y nos encontramos viejas lápidas en el firme de los alrededores de los acceso.

Accediendo a St. James Green, un parque inconfundible por las numerosas lápidas que "decoran" muchos de sus rincones. ¿La razón? Entre 1825 y 1936 fue un cementerio.

Lápidas en St. James Green.

St. James Green.


Otro de los memoriales tan típicos de Inglaterra preside el St. James Green Park.

Vistas de la catedral desde el lecho del parque, que desde esta perspectiva recuerda a un viejo canal desecado. No es el caso de esta falsa percepción.

Las célebres maletas de Hope Street. Uno de los monumentos más fotografiados de Liverpool, sobre todo tras una remodelación de la calle. Este conjunto arquitectónico es obra de John King.

Hope Street esquina Mount Street. Nunca mejor dicho.

The Philharmonic Hotel, en Hope Street. Una hermosísima fachada para un hotel con mucho encanto.

Casita típica de dos plantas con los lagartos de colores que proliferaron por esta parte de la ciudad.

La Catedral Metropolitana, conocida por muchos turistas como "la nave espacial".

Volvemos a Mount Street. Zona de arquitectura victoriana.

Pilgrim Street. La calle de los peregrinos.

Chinatown. La comunidad china de Liverpool es una de las más antiguas de toda Europa. Ellos mismos dicen que fue la primera: los primeros chinos arrivaron en 1860.

Este arco, ubicado en Nelson Street, fue construido en el año 2000 y oculta hasta 200 dragones. ¡A contarlos todos!

Fachadas de negocios en Chinatown.

Más de la Chinatown de Liverpool.

Nelson Street, callejero subtitulado a la grafía china.

Paseando por Bold Street, bulliciosa calle que desemboca en la zona más comercial de Liverpool y en la que el perfil del paseante es fundamentalmente joven. Al fondo, la iglesia de St. Luke. Este viejo templo, construido entre 1811 y 1831, ardió por culpa de una bomba en la II Guerra Mundial. La torre sobrevivió y se ha convertido en una meca para nuevas actividades culturales y musicales de colectivos ajenos a los circuitos más comerciales.


Bold Street.

Más de Bold Street, una calle que en una determinada altura se convierte en peatonal. El ajetreo, el ir y venir, es una gozada en una mañana soleada de primavera.

En la Concert Street, una obra escultórica de Stephen Broadbent: Reconciliation. Fue inaugurada en 1990 y tiene dos gemelas: en Glasgow (Escocia) y en Belfast (Irlanda del Norte). La idea, hablar de la convivencia de tres religiones diferentes.

Confluencia de Bold Street con Ranelagh y Hannover Street. Entre los tejados, muy protagonista desde 1969, la torre Radio City FM, también conocida como St. John's Beacon.

Ranelagh Street.

Una pequeña noria que hace las delicias de los jóvenes en el arranque de Church Street.

En Church Street no faltan los carruseles, claro. Y como es una zona muy comercial... ¡Todo el mundo a la calle!


Más de Church Street.

Anochece en Lord Street, la prolongación natural de la Church Street.

Pub White Star, en Matthew Street. Uno de los garitos míticos de la noche en Liverpool. Una plaquita recuerda en qué sitio se tomaban la cervecita cada uno de los Beatles.

La calle de la movida, Matthew Street. Allí donde comenzaron a darse a conocer los Beatles.

Una tienda dedicada al cuarteto. Todo un microuniverso.

¡Al loro, beatlemaníacos!


No falta ni la primera página de un periódico del día que fue asesinado John Lennon.

La calle Matthew Street, vista desde el interior de esta particular y concurrida tienda.

Matthew Street.

Escultura "colgate" de Arthur Dooley: "Four lads who socks the world"

El Salón de la Fama de la Música de Liverpool, una iniciativa implementada con la capitalidad cultura europea de 2008.

Multitud de nombres de grupos grabados en los ladrillos de un edificio de la calle Matthew. La historia de la música en una pared. Tal es el espíritu de este barrio conocido como Cavern Quarter.

Un turista posa junto a la escultura de John Lennon esculpida por David Webster que se encuentra entre los dos The Cavern (enfrente del más fetén, para entendernos y distinguirlos).

John Lennon, retratado en una época previa a Yoko Ono.

The Cavern Club, el club que comparte nombre con aquel templo de la música que desapareció años atrás por cuestiones inmobiliarias y que acogió algunas de las primeras actuaciones de los Beatles. Años después apareció éste, que se aprovechó de la estela del nombre.

Tomando unas pintas en The Cavern Club.


Música en directo. Suena genial. Y el ambiente es la leche. No es un sitio únicamente de turistas, sino que hay de todo. La entrada cuesta 3 libras por persona. Y dos pintas, en torno a las 6 libras.


Más música.

Promocionando un cubata de toda la vida como el bebercio favorito de los Beatles. Todo vale si ellos lo hicieron, parecen decir.

Escultura de los Beatles en la galería comercial The Cavern Walks, levantada en el lugar donde estuvo el The Cavern original.

Otro detalle más "Sargent Pepper" del The Cavern Walks.


Escultura a la reina Isabel en Derby Square.

Otro detalle de este gran conjunto escultórico.

Lord Street.

Ayuntamiento de Liverpool (town hall), un edificio presidencial al final de Castle Street.

Y también de noche...

Contrastes.

Dale Street.

Thomas Rigby´s, un pub muy recomendable en Dale Street.

Relieve en una instalación municipal en Dale Street.

Un esbelto edificio.

Croshall Street. Curiosa solución escultórica para una esquina.

Otro detalle del edificio anterior.

Detalle en los pies de las farolas.

St. John Gardens. Bonito jardín de Liverpool lleno de esculturas y memoriales. Es uno de los más concurridos, desde luego.


St. John Gardens.

St. John Gardens. Al fondo, la parte posterior del emblemático St. George´s Hall.

St. John Gardens.

Walker Art Gallery, Biblioteca Central y World Museum, vistos desde Lime Street. Entramos en el barrio de St. George´s Quarter.


Empire Theatre.

Lime Street. Muchísimas esculturas en la explanada que se extiende ante el St. George´s Hall. A caballo, la Reina Victoria según T. Thornycroft en 1870. Al fondo, sobre una gran columna, Wellington según George Anderson Lawson (1863).

Un niño se agarra a la espada de la escultura del Major General William Earle.

T. Thornycroft también esculpió al Prince Albert (1870).


St. George´s Hall, visto desde la St. George´s Square. Al fondo, la vieja Lime Station.

La nueva Lime Station.

En los entornos de Lime Station y Skelhorne Street.

Así son los pasos para peatones en Liverpool. Hay que activarlos, por cierto.

Tetley, un pub con solera (1823).

La Radio City Tower, vista desde Richmond Street.

Otra imagen desde Richmond Street.


Monumento a Eleanor Rigby, ese nombre de mujer que bautizaba una canción compuesta por los Beatles (concretamente John y Paul) en 1966 y dedicada a las personas sin hogar. Se encuentra en la céntrica Stanley Street.

Una numerosa despedida de soltero se dirige hacia los pubs del Cavern Quarter. Ya sean de hombres o mujeres, abundan los fines de semana en Liverpool este tipo de "despliegues" festivos donde el alcohol es parte fundamental.

Alegórico final de una de esas despedidas que dan miedo...

Unas palabritas de John Lennon para despedirnos.... En términos bélicos no le gustaba volar.