Un homenaje al cacereño Puerto de Miravete en una ruta en bici entre Almaraz y Jaraicejo


En esta ocasión nos subimos a la bicicleta y proponemos un recorrido bendecido, qué cosas, por los avances de las infraestructuras. Entre las localidades cacereñas de Almaraz y Jaraicejo la nueva N-V resultante de su conversión en autovía ignoró un tramo de treinta kilómetros de la vieja carretera que pasó de albergar un altísimo nivel de tráfico a ser una ruta de comunicación terciaria muy poco transitada. Y con tramos con tercer carril incorporado. Bienvenidos al Homenaje al Puerto de Miravete. [Mapas Vía Michelín]

El perfil de la ruta, gracias a Cronoescalada. Un recorrido, ida y vuelta, de unos 60 kilómetros que incluye pasos por el río Tajo, andanzas junto a viejos bares de carretera concurridísimos, pasos por puertos de montaña y algún que otro repecho escondido. Un viaje escoltados por centrales nucleares, parques nacionales y viejos manantiales ya cegados. Una loa al sentimentalismo de de numerosos viajes de infancia y una reivindicación de alianza para disfrutar de la práctica deportiva sin agobios.

Perfil altimétrico del Puerto de Miravete por su vertiente de Casas de Miravete. Esta gráfica y sus datos han sido elaborados por Julio Martin y los recogemos aquí gracias a su asentimiento. Muchas gracias, Julio.

Kilómetro 0. El área de servicio Portugal II, una de las mayores de Extremadura, acogerá nuestra partida. Esta zona de descanso y restauración se encuentra en la salida 200 de la N-V. En términos exactos, nos movemos en la mitad del camino de la ruta entre Madrid y Badajoz, entre la capital de España y la frontera con Portugal...

Antes, eso sí, toca entrar en calor con un cafelito. La Portugal II se hizo célebre por un enfrentamiento entre numerosos seguidores del Atlético de Madrid y el Sevilla Fútbol Club, más bien motivada por estos últimos, que regresaban desde el Vicente Calderón madrileño.

La central nuclear de Almaraz, instalación de segunda generación en servicio desde 1983 y con varios episodios polémicos a sus espaldas. La polémica, además, está reciente. La vista, desde los accesos a la estación de servicio Portugal 2.

Al poco de abandonar Portugal 2, y pasar por encima de la A-5, la vieja carretera N-V nos lleva en un rápido descenso a la vera del río Tajo. El cauce más largo de la Península es cruzado a través de un puente que se aprovecha de un tajo (valga la redundancia); un puente que nos recibe de esta manera... (y con esas pendientes a tener en cuenta para el retorno). Cauces como el Tajo o el cercano Almonte conforman una orografía especial en esta zona y esas bajadas vertiginosas son conocidas en esos pagos como riberos.

El puente sobre el Tajo conocido como Puente de Almaraz o Puente de Albalat; una obra del siglo XVI, cuando esta ruta era el Camino Real de Extremadura, que vino a sustituir a un paso de barcas que estaba en este mismo enclave y quién sabe si antes no existió algún paso en tiempos de los romanos. La Guerra de Indepedencia, a causa de una batalla que tuvo lugar en el lugar, lo destruyó parcialmente y no comenzó a ser reparado hasta mediados del siglo XIX.

Las aguas del Tajo, vistas desde esa especie de terraza que alimenta el gran pilar central del que despegan dos enormes arcos que durante tiempo fueron los que ofrecían una bóveda de mayor luz en España. Hasta 38 metros de altura nos regala el puente. La falta de tráfico relativiza esa anchura de menos de siete metros que, en términos de circulación, obliga a priorizar un sentido sobre otro en ese recorrido de 125 metros, aproximadamente.

El río Tajo, inconfundible. Y recrecido, todo hay que decirlo, por el cercano embalse de Valdecañas.

Una bici reposa junto a uno de los pretiles del puente ideado y firmado, entre otros, por Juan de Álava y Pedro de Uría.

"Uno de los puentes más importantes de Europa en el siglo XVI", ahí es nada la afirmación que, por lo que tiene de sentimental, suscribimos plenamente.

La Nacional V, remontando junto al cauce del Tajo.

El restaurante Playa de Extremadura. Otrora muy concurrido; hoy, apenas ruinas.

Lo que queda del restaurante Playa de Extremadura...

Los eucaliptos que crecían en junto a la Playa de Extremadura, en un aparcamiento lateral, siguen tirando para adelante.



El Tajo, recrecido por un embalse no muy lejano, el de Torrejón, aunque más allá del Parque Nacional de Monfragüe, presenta hechuras lacustres. Tanta agua alimentó esa etiqueta de la playa de Extremadura...

Vistas sobre el Tajo. Al fondo, el moderno puente con el que la autovía A-5 salva sus aguas. Más adelante pasaremos bajo la autovía, precisamente.

La vieja N-V, a punto de salvar las aguas de un arroyo que vierte al Tajo, en este punto recrecido por un embalse cercano. A mano izquierda, además, encontraremos el desvío a una carretera comarcal, la estrechísima CC 34.2, que conecta con los núcleos de Romangordo e Higuera. Carreteras que no aparecen ni en los mapas y nos permiten montar recorridos circulares sinuosos sin tráfico.

Este mismo tramo, a la vuelta.

La orografía y la vegetación de estos pagos, entre el monte bajo y la dehesa fundamentalmente, con pequeñas serranías y concentraciones rocosas, es muy significativa.

Una construcción ubicada junto a las aguas del Tajo, que forman un pequeño entrante allí donde desemboca la Garganta de la Canaleja. Cerca de esa edificación se encuentra uno de los Molinos de Romangordo.

Plataforma estrecha de una carretera olvidada... ¿el antiquísimo trazado de la Nacional-V o simplemente una pequeña ruta paralela a la vieja carretera?

El verano es duro sobre este rincón de las tierras cacereñas, aunque a veces los contrastes nos regalan imágenes coo ésta...

Otro enclave abandonado que forma parte de "la arqueología de la restauración": Bar Restaurante Moya. Una parada muy ochentera. Y habitaciones con baño y calefacción...

El Moya, con sus vistas sobre el Tajo.

El abandono y el vandalismo, de la mano en el interior del antiguo bar restaurante Moya.

Frenético tramo descendente de tres carriles que en sentido contrario se transforma en un rocoso repecho que ahoga y cuesta.

Los entornos de Miravete. El paso por la zona de Arroyo Grande se considera el punto de inicio de la pendiente constante. En unos ocho kilómetros no habrá grandes porcentajes, pero tampoco ningún descanso aunque sea leve. Al lado de la carretera, en este punto, aparece el trazado de una vieja plataforma asfaltada y un pequeño puente que salva un arroyo... Los ecos del progreso.

... Y ahí tenemos una vista mucho más clara de esa infraestructura fluvial. Nos acercamos al desvío hacia Casas de Miravete, población junto a la que se pasa en una suerte de amplísima curva de herradura.

Primeros compases de la ascensión al Puerto de Miravete.

Vegetación junto a la vieja fuente que escolta el inicio de la parte más constante del puerto de Miravete. Otro lugar histórico de paso.

Fuente de Miravete. Oficialmente en el lugar, Fuente de la Pedrea.

El Puerto de Miravete, aunque las rampas más duras igual se han podido pasar en algún repecho anterior, se pone serio a partir de la Fuente de la Pedrea. El puerto tiene dos curvas de herradura y la primera de ellas nos llega ahí delante.

El estado del asfalto. La verdad, bastante razonable.

Casas de Miravete. Pequeño pueblo cacereño en cuyo entramado urbano destaca la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, templo del siglo XVII.

Los paisajes que se extienden entre la sierra y Almaraz, con las cumbres del Sistema Central al fondo. La presencia de la central nuclear ha obligado a trazar muchas rutas de torres de alta tensión que, lógicamente, afean las panorámicas.

Vistas sobre las serranías cercanas y el casco urbano de Romangordo.

En las cercanías se intuye ya la concentración rocosa de la cumbre. La carretera se acerca a la segunda y última curva de herradura.



Puerto de Miravete. Curva de herradura. Estamos a kilómetro y medio de la cumbre y la pendiente ronda el 4%.

Puerto de Miravete. Paisajes. Mucha gente, cada vez más, nos consta, abandona la autovía en sus desplazamientos para recorrer de nuevo estas rutas abandonadas.

Miravete. Cartel de puerto. Y altura "diabólica". Inconfundible por las torres de alta tensión.

En esa curva se corona el Puerto de Miravete. El cambio de vertiente cambia el escenario. La sierra queda mucho más disimulada por el lado sur, toda vez que el norte cuenta con un lecho más profundo.

Puerto de Miravete. Desde la cumbre parten rutas senderistas al cercano Pico Miravete. ¿Han oído hablar de la ruta del Camino Viejo? También podemos ver instalaciones de protección forestal...

Panel indicativo de una ruta de senderismo que sube desde Casas hasta lo alto del Pico de Miravete.

Si no fuera por las antenas... Hermosas panorámicas sobre otras cordilleras cercanas.

Zona rica en aves e ideal para contemplarlas.

Un rebaño de cabras ataca los prados de un campo próximo a la cima del Puerto de Miravete observadas atentamente por su pastor.

Un brevísimo descenso nos deja junto al cruce hacia Deleitosa, a la izquierda, y la sinuosa ruta hasta Jaraicejo.

Señales de tráfico que orientan sobre las distancias y los sentidos, con el Pico de Miravete al fondo.

Zona de repechos antes de Jaraicejo.

Zona de repechos antes de Jaraicejo.

Restos de un pequeño incendio en las cercanáis del paso sobre el arroyo de la Vid.

Zona de repechos antes de Jaraicejo.

Último descenso para alcanzar el casco urbano del pueblo de Jaraicejo.

Jaraicejo. Campos cercanos.

Jaraicejo. Entrada a la población por la vieja N-V.

Jaraicejo. Desvío a Torrejón el Rubio, los accesos a Monfragüe y al casco urbano del propio Jaraicejo.

Jaraicejo. La ascendente calle Trujillo, principal vía que conecta el centro con la carretera de Torrejón el Rubio.

Jaraicejo. Calle Trujillo. Parte alta.

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI. En este templo, enorme, descansaron los restos de Isabel Católica y, cuentan, la puerta porque salieron fue tapiada para no volver a ser abierta jamás. La vista, desde la calle Aires.

Jaraicejo. Calle Aires.

Jaraicejo. Plaza de la Constitución. Fuente ornamental en su centro. Y detrás, a la izquierda, el ayuntamiento.

El campanario de Nuestra Señora de la Asunción, observado desde un puesto de ropa interior femenina existente en el mercadillo de los sábados. O aquel día, al menos.

Jaraicejo. La iglesia, obra del extremeño Sancho de Cabrera, extiende sus tentáculos sobre la calle Talavera a través de esta gigantesca doble arcada.

Jaraicejo. La iglesia, enorme, extiende sus tentáculos sobre la calle Talavera a través de esta gigantesca doble arcada.

Abandonamos la población de Jaraicejo por la vieja ruta de la N-V para ponerle un bonito broche final al ecuador de esta ruta. La antigua nacional, no muy lejos de la población cacereña, y todavía dentro de este milagro para el cicloturismo, pronto alcanza los paisajes moldeados por el río Almonte. Aquí vemos, en una imagen poco típica, la sucesión de puentes y viaductos que vienen a condensar de un vistazo la evolución histórica de las infraestructuras del antiguo camino real de Extremadura.

Pequeño merendero, perfectamente acondicionado, ubicado en las cercanías del puente más antiguo de todos: el que tiene sus orígenes en el siglo XV.

Caminando por el puente "medieval". Esta infraestructura de piedra con nueve ojos fue un encargo de un obispo de Plasencia, Gutiérrez de Carvajal, aunque con el paso de los siglos sufrió varias reformas y también varios avatares históricos. Por ese motivo fundacional es conocido, además de como puente de Jaraicejo, como puente del Cardenal. También le dicen puente de la Barquilla.

El río Almonte, que desde su nacimiento moldea algunos paisajes de gran estética. Sus aguas se han visto afectadas por otra especie invasora: un tipo de helecho llamado azolla.

Puente sobre el río Almonte. Templete del siglo XVII: en los tiempos de Felipe IV, con la Península Ibérica unida bajo la corona de los Austrias, este puente se benefició de trabajos de mejoras.

El templete del siglo XVII ubicado en la mitad del puente.

Los pasos más modernos sobre las aguas del Almonte: en primer plano, el puente de mitad del siglo XX, durante el Plan de Modernización de la Red de Carreteras Españolas. Detrás, el llamado Viaducto de Jaraicejo; una interesante obra de ingeniería que tiene a bien presumir de ser el puente de más altura y longitud de toda la autovía A-5 gracias a sus casi 700 metros de longitud y sus 18 vanos de 38 metros de luz.

Puente sobre el Almonte: esta rampa que baja hacia las aguas se llama estribo y sus grandes dimensiones obedecen a los usos trashumantes de esta infraestructura.

Río Almonte. Entornos del puente 'medieval'.

Río Almonte. El puente, desde el otro lado. Al fondo, en la ladera, se aprecia el trazado de la vieja carretera nacional.

Un poco de perspectiva sobre el entorno.

Una vista con un poco más de encanto.

Magnífico ejemplar de alcornoque en las cercanías del puente viejo sobre las aguas del río Almonte.


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