Donostia San Sebastián: una escala técnica en La Concha desde la San Martín kalea (marzo de 2010)

Playa de La Concha. O La Kontxa, a secas.

San Sebastián o Donostia, Donostia o San Sebastián. Un ejemplo de convivencia idiomática entre el castellano y el euskera. Ubicación geográfica dentro del País Vasco o Euskadi. Popularmente, aunque sin ningún tipo de aval académico, también se la suele conocer simplemente como Donosti. Sus vecinos, mucho más extendidamente conocidos como donostiarras, también reciben esa denominación entre despectiva y burlona de 'giputxis' con las que les llaman los vizcaínos y, sobre todo, los bilbaínos. El de Donostia es un nombre propio que, lejos de lo que pueda parecer, deriva del latín.

Una fachada modernista de curiosa y hermosa puerta en la Prim kalea, a la altura de la plazoleta circular que se abre en uno de sus costados en las cercanías de la San Martín kalea.

Calle Prim. Edificio de aires modernistas, muy del gusto de finales del siglo XIX. En aquella época la ciudad vivió todo un boom gracias a la conversión de las playas del norte en destino vacacional ideal para el verano gracias a sus aguas. Allá por 1845 Isabel II descubrió las bondades donostiarras para la monarquía y la playa de La Concha se convirtió en una referencia para la alta sociedad, con todo lo bueno que acarreó en infraestructuras y servicios. De ahí tantos palacetes y edificios muy agraciados. En la planta baja del inmueble, por curiosidad, se encuentra una tienda de ventanas presente en el sector desde 1965.

Prim kalea.

Caminando por Donostia, aunque la mayoría le dice Donosti...

San Martín kalea. A la derecha vemos el nacimiento de la peatonalizada y comercial Loioa kalea.

Catedral del Buen Pastor de San Sebastián. Catedral desde 1953, el que es el edificio religioso más alto de toda Gipuzkoa fue levantado a finales del siglo XIX siguiendo los parámetros del neogótico, una interpretación del estilo gótico con un espíritu más revitalizador que revisionista. María Cristina de Austria, regente de un todavía niño Alfonso XIII que también, como toda la familia real, la acompañó ese día, colocó la primera piedra del templo en 1897.

La catedral del Buen Pastor es obra del donostiarra Manuel Echave.

La esbelta y recargada torre de la catedral del Buen Pastor, el más alto de toda la provincia en lo que un templo se refiere.

Arbotantes, arcos ojivales y pináculos, un negoticismo muy fiel y realista.


Detalle de la fachada del Buen Pastor.

Por la peatonal y comercial Loiola kalea, que nace enfrente de la plaza del Buen Pastor.

Loiola kalea.

Una curiosidad al hilo de este mensaje pegado en un portal. Lo que nos dejan en los buzones, algo a lo que mucha gente se refiere como propaganda, es publicidad pura y dura. La propaganda conlleva una ideología, aunque el consumismo en sí pueda considerarse como tal.

Degustando unos pintxos. Donostia es buena ciudad para ello, sobre todo su afamado casco viejo. También hay que decir que los pintxos se pagan.

San Martín con Urbieta kalea.

Hermosas viviviendas. Este edificio se encuentra en la confluencia entre San Martín kalea y Urbieta kalea.

San Martín kalea. Muy comercial, concurrida y de aceras no especialmente generosas.

Hermoso edificio modernista en las confluencias de la San Martin kalea y Manterola kalea.

Restaurante Asador Txokolo, en la calle Manterola.

Cervecita y tapeo en el Café Bar Sebastopol. Curradísimas tapas.

Asentado en lo alto de una colina próxima que en parte ha sido ajardinada se encuentran el colegio y la residencia de la Compañía de María.

El palacio de Justicia (Justizia Jauregia, en euskera). Seguimos por la San Martin kalea.

Pensión La Concha, en la calle San Martín (San Martin kalea). Uno de los muchos establecimientos hosteleros existentes en la ciudad. Y todos con su punto caro. San Sebastián es un ciudad muy turística que sabe vender la belleza de sus calles, la singularidad de la playa de la Concha y su entorno, así como su generosa oferta de pintxos, fogones y el aliciente de la temporada de sidras. Tampoco le faltan acontecimientos deportivos gran renombre y mucho más poder de convocatoria, con especial atención para los relacionados con el ciclismo (su Clásica de San Sebastián), la natación (Travesía de Natación de la Bahía de la Concha), las traineras (la Bandera de La Concha, conocida como la olimpiada del remo) y el atletismo (ahí están el Maratón de San Sebastián, el Cross Gimnástica de Ulía o la Behobia-San Sebastián, entre otras pruebas). Además, su cercanía a Francia la convierte en un destino preferencial para las correrías turísticas de muchos galos.

Pensión La Concha. Anochece en el patio interior.

Llegando a la avenida Miraconcha (Miraconcha ibilbidea).

Una casita coqueta pero galana enfrente de la Concha. La apertura de la línea de ferrocarril Madrid-Irún, a mediados del siglo XIX, potenció y reforzó la opción donostiarra para las cuestiones de los baños. El tren, por aquellos entonces, era el Ferrari del momento. Un medio para gente con posibles, en suma.

La rejería de un antiguo garaje ubicado en los alrededores de un palace con vistas a La Concha que, por su estética, recuerda a un viejo hotel.

El palacete en cuestión.

Dando una vueltecita por la zona. Calle Zubieta.

Otra vez Zubieta Kalea.

Ayuntamiento de San Sebastián (Donostiako Udaletxea), un edificio de 1897 que originalmente era un casino y al que las perspectivas parecen situar (erróneamente) a los pies del Monte Urgull, el accidente orográfico sobre el que se asienta el castillo de la Mota, la histórica fortaleza de la ciudad.

Jardines de Alderdi Eder, de los más visitados de la ciudad por su situación entre el ayuntamiento y los accesos a la playa de La Concha.

En el interior del castillo destaca una escultura del Sagrado Corazón que se aprecia desde buena parte de La Concha. También se instaló en él uno de los "repetidores" del sistema de telégrafo óptico que unían Irún con Madrid.

Escultura urbana.

Jardines de Alderdi Eder...

Otro palacete, a cada cual más chulo.

El ayuntamiento de San Sebastián se mudó al edificio del antiguo casino allá por 1947. Pocos quedaran que llegasen a jugarse unas fichas dentro... Detrás, el Urgull y el Sagrado Corazón.

Un chaval se asoma a las aguas de la bahía de La Concha.

La generosa, amplia, atractiva y agradecida playa de La Concha, que realmente son La Concha y, más al fondo, Ondarreta. Su fisonomía lo dice todo. Y el nombre borda y remata la belleza de un entorno que en vivo y en directo es muy agradable a la vista.

La Concha. El otro lado de la bahía, con el Monte Igeldo donde se asienta un teleférico, y la isla de Santa Clara, tan icónica en la actualidad como "apartadero" para los enfermos de peste en pasadas centurias.

Las características farolas del paseo marítimo de La Concha, tan míticas como los trabajos ornamentales de su barandilla.

Kontxa, en euskera. La playa que enamoró a la reina María Cristina.

La citada barandilla, instalada en 1910.

Por el kilométrico Paseo de La Concha, que en esta parte se sometía a unos trabajos de remodelación por entonces.

Unas jóvenes conversan relajadamente en La Concha, con sus vistas al Igeldo y la isla de Santa Clara.

Turno del Urgull. La Concha, una playa ciertamente muy ancha. Hasta 40 metros de media, nada menos. En su arena y en la de la vecina Ondarreta se disputan partidos de fútbol para las categorías inferiores.

Un turista fotografía los dos cronógrafos de La Concha, ubicados sobre los accesos en rampa (qué suyos eran los señoritos de entonces) de lo que hoy en día, desde 1994 es una discoteca: La rotonda.

Los relojes.

Descenso a La Concha... para que puedan bajar traineras entre otras muchas cosas.

Paseo marítimo de La Concha, ya a la altura del boulevard. La Concha recibió la categoría de "playa real". Ahí es nada.

Sede social del Club Atlético San Sebastián. Entidad multideportiva creada en 1958 y muy vinculada a La Concha.

Otra vista sobre el ayuntamiento, el Monte Urgull y La Concha adecentada más aún por la característica barandilla.

La Concha. Paseantes y bicicletas.

Antiguas instalaciones del Balneario de La Perla, aprovechadas hoy en día por un centro deportivo. La Perla fue construido como tal en 1912 sobre un antiguo balneario de madera que vivió los tiempos de la pasión borbónica... (bien pensado tampoco les cogía muy lejos la Francia natal de su dinastía)...

El citado balneario...

Bajo el paseo...una galería donde se accede, entre otros locales, a la discoteca Rotonda.

Monte Igeldo y Santa Clara.

Monte Urgull.