Alarcos, el asentamiento en tierras manchegas que dejó de ser tras una batalla y hoy es ermita y parque arqueológico (noviembre de 2014)


Alarcos. Ubicación geográfica entre Ciudad Real capital y el cauce del río Guadiana, mucho más cercano este último, de un asentamiento humano despoblado que da nombre a una mítica batalla y que se integra, junto a las ruinas de la no muy lejana Calatrava la Vieja, en otro de los parques arqueológicos de la Junta de Castilla-La Mancha. Alarcos se encuentra una decena de kilómetros de la capital provincial, y tras muchos carteles indicativos de la misma en las calles "culipardas", circulamos unos kilómetros por la ruta entre Ciudad Real y Extremadura a través de Herrera del Duque. No vemos nada ni encontramos ninguna indicación. ¿Nos habremos equivocado? Y de pronto, el desvío. Y la entrada a una carretera por momentos lamentable (la CR-P-4028) que conecta esta N-430 con la cercana población de Poblete. Merece más la pena circular por la A-41 (Ciudad Real-Puertollano) y desviarse a la altura de la citada población. [Mapas VíaMichelin]

La ruta entre la nacional y Poblete trascurre a los pies de ese cerro, pero en una curva sale otra vía que salva este puente (Puente de Alarcos) sobre el río Guadiana en una carretera que ni tan siquiera merece la condición de ser denominada "tercermundista". Es un giro de tuerca a la CR-P-4028: la CR-P-4029, que conecta con varios pueblos de la zona (Corral de Calatrava al frente) con una ruta más o menos paralela al Guadiana. En la concentración rocosa que se percibe al fondo se asientan los restos de Alarcos. Un cerro que controla un paso sobre el cauce fluvial, de gran valor geoestratégico por tanto, gracias a su casi centenar de metros de altura sobre su curso.

Bastante lejos, visualmente, de sus hechuras en tierras extremeñas, éste que salvamos es el río Guadiana. Su cauce no hace mucho que "ha abierto sus oculus tras cerrarlos" en los llamados Ojos del Guadiana, un espacio de gran valor mediambiental y ecológico que durante años estuvo al borde de la desaparición y volvió a emerger per se. Del puente, se cree en su origen romano en el marco de una vieja ruta que uniría Toledo y Sevilla. Y del enclave, se sabe de una constante presencia humana desde la prehistoria.

Volvemos a cruzar el puente para dirigirnos, en dirección a Poblete, al acceso al parque arqueológico de Alarcos y al entorno de la ermita de Nuestra Señora de Alarcos.

Edificios en ruinas junto al cauce del río Guadiana, posiblemente parte del recinto de un viejo molino del que existen referencias a su labor con el grano desde la Edad Media. Su origen, más exacto, se encuentra en el siglo XII.

Otro edificio del conjunto, en ruinas, de viejos usos molineros junto al río Guadiana. Un molino que perteneció a las monjas carmelitas de Ciudad Real y del que, según se recuerda, sacaron magros réditos.

Pintadas en unos muros, posiblemente de uno de los almacenes con los que contaba el molino con el paso del tiempo, que aguantan de pie más por estoicismo que otra cosa...

Campos de Alarcos. A la derecha se intuye el cerro donde se asienta el parque arqueológico. Nosotros venimos desde el fondo de ese vallezuelo surcado por el Guadiana, ya que la carretera describe una amplia y progresiva curva en fuerte ascenso. Es una zona con numerosos montículos, en su mayoría de origen volcánico, como puede apreciarse en el horizonte más cercano.

Alarcos. El cerro (izquierda) y los accesos al parque arqueológico (derecha).

Abandonamos la CR-P-4128 para tomar este desvío: una larga recta, estrecha y de gran pendiente, salva la subida y nos deja en los accesos al parque arqueológico de Alarcos.

Alarcos. Ya se aprecian más claramente los restos de la inacabada fortaleza que, durante años, y en fase de construcción, marcó la frontera sur de Castilla. Estos vestigios simbolizan uno de los descalabros militares más importantes de las armas cristianas en su lucha contra los musulmanes y en su avance sobre Al-Andalus. El 19 de julio de 1195 se enfrentaron en la zona las tropas castellanas de Alfonso VIII y los destacamentos almohades de Yabir Ibn Yusuf, entre otros generales. Se puede profundizar más en esta batalla gracias a este artículo del catedrático José María Martínez Val.

Acceso, empinadísimo, murete digno de la Vuelta, a Alarcos. La ciudad comenzó a ser construida por iniciativa de Alfonso VIII, aunque la zona había contado con presencia humana desde mucho antes y el castillo había sido levantado por los musulmanes en el siglo XI. De hecho este cerro había acogido un oppidum íbero y, según algunas fuentes, se extendía hasta la orilla del río Guadiana. En todo caso dados los mimbres (riqueza de agua, buenas tierras para el cultivo, una posición fácilmente defendible), es lógica la elección del asentamiento. Y resulta hasta raro que el núcleo poblacional no se tomase después con el paso de las centurias...

Alarcos. Distribucción de unos restos arqueológicos que comprenden desde el llamado "barrio ibérico" hasta la inacabada ciudad medieval cuyo desarrollo concluyó con la batalla de Alarcos. O días después; y es que Diego López de Haro, general en jefe de las tropas de Alfonso VIII, se refugió en los restos del castillo con unos 5.000 infantes. Un último gesto de resistencia al almohade que no fructificó: días después se rindió y fueron intercambiados por presos musulmanes. Más allá de todo esto en el parque nos toparemos con santuarios de origen íbero, restos de un castillo, murallas, un foso... Muchos restos en Alarcos. Incluso se encontró una fosa común con restos humanos procedentes de la batalla de Alarcos.

Campos de Alarcos, vistos desde los accesos al parque arqueológico. Al fondo, estribaciones de Sierra Morena.

Alarcos. En esta imagen, donde aparece el punto de información del parque, se aprecia la pendiente que nos recibe. Instalaciones modernas, una especie de conjunto de albergues y alojamientos rurales. La zona acoge todos los años una peregrinación que tiene como meta la ermita de Nuestra Señora de Alarcos.

Plaza de Abu Yahya. Y al fondo, los restos de la inacabada entonces y ahora en ruinas muralla de Alarcos.

Plaza de Abu Yahya.

Campos castellano-manchegos donde se desarrolló la batalla de Alarcos en el siglo XII.

Acceso al recinto arqueológico de Alarcos, ahora cerrados.

Los restos de la muralla.

El "Alarcos" nuevo.

Callejón de los Hintata, una nomenclatura que hace referencia a las tropas de élite de los belicosos almohades.

Zona ajardinada en los aledaños del restaurante con el que cuenta el recinto de Alarcos.

Restaurante Alarcos "La Frasca".

El barrio íbero. Restos...

Más restos de edificaciones del barrio Íbero de Alarcos. Al fondo, el santuario de Nuestra Señora de Alarcos, que se remonta al siglo XII y fue acabado en el XIV.

Concentración rocosa en el entorno del parque arqueológico de Alarcos....

Ermita de Nuestra Señora de Alarcos, en una ubicación privilegiada dentro del contexto del cerro.



El río Guadiana, que en esta zona tiene mucho de "ojos del Guadiana". Al menos visto desde las alturas, que engañan mucho con ilusiones ópticas. Al fondo, los Montes de Toledo.

Caprichosas formaciones graníticas que bien hacen las funciones de muralla natural...

Ciudad Real, en el horizonte... La capital provincial, una de las ciudades más grandes de Castilla-La Mancha, es un contraste: en términos de patrimonio no es que sea una referencia ni tampoco es que ofrezca mucho; pero desde un punto de vista culinario, y por relación calidad-precio, es un lugar muy recomendable.

Rocaje en los pagos de Alarcos.

Alturas abismales. La posición de Alarcos ofrece un gran valor. Abajo, la N-430 que une la ciudad extremeña de Badajoz y la valenciana de Xátiva; el eje transversal desde Portugal hasta el Mediterráneo, vamos.

Campos de Castilla... Castilla-La Mancha.