Dueñas, una ermita sobre un arco y una torre entre soportales (junio de 2012)


Ubicado en el próspero eje que separa Valladolid y Palencia, junto a la fértil vega de un río Pisuerga recién enriquecido por las aguas del Carrión, también tocada por el Canal de Castilla, en una vieja encrucijada en la que aún se juntan las rutas que parten desde Castilla hacia Cantabria (norte-sur) y hacia Portugal (este-oeste), Dueñas es un pequeño pueblo de gran historia y cierto peso presente. Su privilegiada situación geográfica entre las dos industrializadas capitales provinciales, 17 kilómetros hasta la palentina y 30 hasta la pucelana, la ha mantenido activa más allá de las tradicionales labores ganaderas y agrícolas y qué duda cabe que también ha reforzado su callejero. Pero no ha caído en las redes periféricas de una u otra y con cierta holgura ha mantenido su fisonomía rural alejada de la estética de una hipotética ciudad dormitorio. Total, poco menos de 3.000 habitantes en la actualidad, pero nada lejos también un complejo presidiario de renombre (prisión Las Moralejas) y una conocida firma de chocolates que bebe de la tradición religiosa (La Trapa). Quizá célebre por la sonoridad de sus bombones y el “Que te atrapo, leche” con los que los publició José María Ruiz Mateos, La Trapa era el nombre popular con el que se conocía al Monasterio de San Isidro de Dueñas debido a que sus inquilinos pertenecían a la Orden de La Trapa. Tras varias décadas de abandono durante el siglo XIX, a finales de esta centuria sería adquirido por los Cistercienses de la Estrecha Observancia, que guiaron la producción chocolatera hasta que la trasparon en 1960.

Rodeada de pequeños cerros que nos avisan de la inminencia de los pagos del Cerrato, con sus bodegas subterráneas vinculadas por cuestiones de denominación de origen a la de Cigales (al frente las de Remigio Salas, con vocación internacional y al frente con la bisnieta del hombre que la fundó a finales del siglo XVIII), Dueñas ahonda sus raíces en los pueblos prerrománicos y en su término municipal ha sido ubicada la mítica Eldana, la que para muchos fue una de las grandes urbes de los vacceos y que otros historiadores han situado en el pasado en la cercana Baltanás (actual capital, por cierto, del mencionado Cerrato) o en Saldaña. Eldenses llaman cultamente a esos vecinos a los que en términos más populares también se les conoce como botijeros por sus pasadas labores de alfarería. En el Diccionario geográfico-histórico de la España antigua tarraconense, bética y lusitana, con la correspondencia de sus regiones, ciudades, etc., á las conocidas en nuestros días, v. 2 (1836), de Miguel Cortés y López, se defiende la correspondencia entre Eldana y Dueñas. Su equipo de baloncesto también se inspira en ella para bautizarse. Quede dicho.

Sea o no Eldana, siendo incuestionable el substrato celtíbero en toda la región, la edad de oro de la actual Dueñas acaeció a partir del Medievo. Este periodo de la historia condicionaría el amurallamiento de su casco urbano y hasta la construcción de un castillo, una fisonomía que se mantendría más o menos inalterada hasta el siglo XVIII. Después, ya en el XIX, entre las invasiones napoleónicas y las desamortizaciones se perdería totalmente el segundo y del primero permanecerían algunos restos que, encarnados en la llamada Puerta de la Virgen (u Ojo de la Virgen), más conocida como Puerta de los Remedios, y en los lienzos que parten de ella, todavía nos recuerdan el cinturón de piedra que la protegía. Mucho más indemne, aunque no exenta de añadidos y restauraciones, ha llegado la iglesia de Santa María, iniciada a finales del siglo XII y buen ejemplo de transición del románico al gótico.

El acceso por esta puerta y el callejeo, primero por la plaza de Isabel la Católica, después por la de España (o del Mercado), finalmente el remonte de la leve cuesta de la plaza de los Campillo hasta los accesos del templo, nos ofrecerá casas con solera, soportales castellanos, espacios verdes y palacios de lustroso pasado. Como el de los condes de Buendía, el linaje de la familia Acuña, poco querida por eclipsante del fuero otorgado a la ciudad por Alfonso VI en el siglo XI, pero fundamental para la historia de España. Partidarios de la unión con la corona de Aragón, aceptaron y algo más el matrimonio entre Fernando e Isabel. En Dueñas, cuenta la tradición, los Católicos se casarían en secreto dados los contrarios existentes entre la nobleza de Castilla. Lo cierto es que sí se acordó el enlace y, posiblemente, Fernando accedió a la villa disfrazado de paje o similar. Hay que recalcar que muchos ilustres de Castilla se oponían a esa unión de los dos grandes reinos de la Península. En Dueñas, otra cosa cierta, un cincuentón Fernando el Católico esposó a Germana de Fois, francesa y de 28 años, un año después de enviudar.


Dueñas. Ubicación geográfica junto a la A-62, la autovía de Castilla que une Burgos con la frontera con Portugal. Muy cerquita de Palencia y no muy lejos de Valladolid.

Puerta de los Remedios u Ojo de la Virgen. Recios y anchos muros y dobles accesos la convertían (a ésta y a sus hermanas desaparecidas) en una entrada tan solemne como difícil de forzar.

Otra imagen de esta puerta que fue una de las cuatro con las que contó Dueñas en su época amurallada. Nótese el arco apuntado, originalmente así diseñado.



El Ojo de la Virgen, desde el interior del casco urbano. La particularidad de este acceso es que en su parte inferior se encuentra una ermita, como se puede apreciar.

Arquitectura popular en la calle de Tercias.

El Ojo de la Virgen y el pasadizo voladizo entre dos viviendas, vistos desde la plaza de Isabel la Católica.

Construcciones populares.

Construcciones en piedra y con tejados mozárabes de teja. Muy muy popular.

Ruinas de un antiguo palacete en la plaza de Isabel la Católica.

Detalle de una vieja vivienda de camino a la plaza del Mercado.

La plaza del Mercado, donde no faltan los soportales. Sobre los edificios, la iglesia de Santa María de la Asunción.

Una vista del ayuntamiento, en plena plaza del Mercado (ahora plaza de España).

Soportales típicos castellanos. Al fondo, a la derecha, la iglesia de San Agustín. Más al fondo, el antiguo convento, hoy casa de la Cultura. ¿Se casaron en él con anterioridad y sigilo los Reyes Católicos?






Frescos soportales.

Bar la Plaza, un establecimiento de esos de los de toda la vida con una ubicación geoestratégica única. Seguimos en la plaza de España.

Iglesia de San Agustín, donde no faltan los escudos de los Acuña. Andamos por la recoleta plaza del Campillo. Hacia la izquierda queda el antiguo convento del mismo nombre, donde los agustinos ejercían sus labores.

Santa María de la Asunción, vista desde la cercana plaza del Campillo. Una preciosa instantánea que ofrece el casco urbano de Dueñas.

San Agustín, desde la plaza del Campillo.

Santa María de la Asunción. El gran templo de Dueñas comenzó una andadura románica allá por el siglo XIII y acabó recogiendo influencias góticas y renacentistas. Son las cosas de estas construcciones, vivas durante décadas.



Una imagen de la esbelta torre a pie de templo.

Portada del siglo XVI con aires muy europeos.




Altar mayor de Santa María, de 1515. Como curiosidad, el sagrario no está en el centro, si no que se ubica hacia la izquierda de la fotografía. La sillería que lo rodea cuenta con motivos de clara inspiración azteca.

Detalle del retablo.

Durante una restauración aparecieron capiteles labrados de gran valor y se decidió mantenerlos a la vista del público de esta manera. Hay que señalar que el templo sufrió un gran incendio en 1948 que afectó mucho al interior.

Subiendo hacia las bodegas, excavadas en las entrañas de un cerro y productoras de la Denominación de Origen Cigales.

Santa María de la Asunción, desde los accesos a la bodega Remigio Salas.

Bodegas Remigio Salas. Creadas en 1738. Es la única localidad de Palencia dentro de la Denominación de Origen Cigales. Trabajan con viñas viejas, que tienen menos fruto pero también lo ofrecen con mayor sustancia.

Aquí, mediante un sistema de madera que ya no se usa y que sobrevive como ejemplo de lo que fueron otros tiempos, se prensaba la uva para extraer los mostos. Esta viga de lagar es toda de una pieza y el tornillo también es de madera.

Toda su producción se cría en estas bodegas subterráneas excavadas al suelo. La temperatura se mantiene constante todo el año en torno a los 15 grados.

Tempranillo, garnacha tinta, variedades blancas,... También verdejo, albillo... son uva blanca que se emplea en la elaboración de los rosados. Su crianza, 100%.