Monsaraz, espectacular y empedrado faro del Alentejo sobre el "lago" de Alqueva y una buena porción de la Raia (agosto de 2014)


Monsaraz. Aldea alentejana enclavada en lo alto de una colina privilegiada sobre el río Guadiana, río que hoy en día alimenta todo un lago artificial ("grande lago", le dicen con frecuencia) desde la construcción de la presa de Alqueva. Su ubicación le ha valido la consideración de "nido de las águilas" ("ninho das águias" en luso; "eagles nest" en inglés), etiqueta que quizá sea mucho más merecida por otros enclaves montañosos dentro del territorio portugués, pero que no le desmerece. Otero inigualable sobre amaneceres y ocasos, lugar único por la limpieza de sus cielos para la exploración del cielo y sus astros (motivo por el que promocionen el astroturismo), Monsaraz es un enclave habitado por el hombre desde tiempos inmemoriales. Buena prueba de ello son sus numerosos vestigios megalíticos. Por ello es proclamama por muchos como una de las poblaciones más antiguas de todo el país vecino. Aunque su particular situación geográfica de alguna forma también podría considerarse que supuso su condena: sin peligros bélicos en ciernes, aunque con un poso de resaca por el apoyo a los miguelistas durante la poco tratada Guerra Civil lusa, la población comenzó a emigrar a asentamientos más favorables orográficamente y entre todos el que más ganó fue la pequeña aldea de Reguengos de Monsaraz, que hoy en día parte la pana y es la entidad de población de la que Monsaraz depende. De Reguengos podríamos decir que le quitó la capitalidad del municipio durante el siglo XIX y que desde 2007, como núcleo de una zona muy vinícola y procerámica, es una pequeña ciudad de más de 10.000 habitantes. [Mapas VíaMichelín].



Venimos desde Reguengos de Monsaraz, cuyo apellido se acuña en nuestro destino (aunque se omita muchas veces y quede solo en Reguengos), donde hemos tomado la carretera que nos lleva hasta Monsaraz a través de San Pedro do Corval. Unos 17 kilómetros más o menos entre campos adehesados y explotaciones vinícolas ricos en Quintas. Como su ubicación no pasa desapercibida, a medida que nos acerquemos nos iremos haciendo una impaciente composición de lugar. Por cierto, estamos en una zona rica en dólmenes, menhires y crómlech, muchos de ellos visitables. Megalitismo al poder.

Nuestra carretera desemboca en Telheiros, en un cruce con la ruta entre Monsaraz y Aldea do Outeiro. Un rápido callejeo nos lleva hasta la carretera que asciende a Monsaraz. Literalmente lo de ascender, claro. Antes pasamos junto a esta peculiar fuente protegida por un chafariz.

Una empinada carretera, aunque no tanto ni durante tanto tiempo como la vertiente que desciende hasta la carrera N-256, sube hasta las inmediaciones de Monsaraz ofreciendo interesantes panorámicas de la vega del río Guadiana, la superficie del Alqueva y toda la Raia.



¡Bienvenidos a Monsaraz! Su rico recinto fortificado, sucesión de diferentes aportes históricos, y su castillo nos reciben. Vamos a adelantar una cosilla: la pretensión promocional de que esta peculiar población del Alentejo, realmente una aldeíta muy pintoresca, sea considerada "museo abierto". Y así es promocionada. En torno a esta rotonda de bievenida encontraremos un primer mirador, aunque todo Monsaraz es en sí un "viewpoint" (según diría un inglés), y varios aparcamientos. El ideal es dejar el coche fuera porque dentro del casco urbano solo pueden entrar los vehículos con autorización y en los estacionamientos más cercanos a sus murallas es fácil que no encontremos ningún sitio.

Señal de desprendimientos junto a la zona de muralla. Todo un detalle. No da la sensación de que puedan producirse, ojo, pero la verdad es que hay tantísima piedra repatida por doquier que nunca está de más esta precaución adicional. Una curada en salud en toda regla.



Alqueva, vistas y baluartes. Estos últimos fueron los últimos en incorporarse al entramado defensivo de Monsaraz, durante la Guerra de Restauración en la que Portugal recuperó su autonomía con respecto a la Corona de Castilla. Esa estructura cúbica que se aprecia dentro del baluarte y que incluso tiene aires musulmanes es una ermita: la capilla de San Juan Bautista (Capela de São João Baptista). Y sí, su aspecto no engaña, se trata de un pequeño templo musulmán de los tiempos almohades que con la toma de la plaza fue "reconvertido".

Barrio de San Benito: pequeña concentración de casas en las cercanías de la Ermida o Capela de São Bento. Lanzamos nuestra mirada desde el acceso principal a Monsaraz. De hecho, fuera de las murallas es el núcleo fundamental de viviendas. Habría que indicar que, también, donde más población tiene su residencia, dado el carácter turístico-museístico intramuros. En este enclave, nos referimos a todo el actual Monsaraz, habitan unas 900 personas.

Las murallas de Monsaraz y los adehesados campos de un Alentejo siempre duro con el sol donde cualquier sombra es fresquísima y cualquier exposición, asfixiante.



Porta da Vila. Acceso principal a Monsaraz. Protegida por dos torreones semicilíndricos y coronada con un campanario sin fecha concreta de construcción, pero datado entre los siglos XVII y XVIII.

No es una pared, no. Es el empedrado característico de Monsaraz. Por aquí recurren a la pizarra. La foto viene más a cuanto de la peculiaridad que supone que otra cosa, pero no está de más tenerlo en cuenta para evitar calzados inapropiados. Y los carritos en algunos tramos de cuesta nos pareceran como conducir un 4x4 estilo Dakar en un circuito de habilidad.

Según atravesamos la Puerta da Vila nos recibe la rua de Santiago, pero a mano derecha encontramos esta fuente y una calle en bajada (bajada bestial, por cierto) que no es otra que la rua da Muralha.

Rua da Muralha. El nombre seguramente resulte poco original, pero la razón es evidentísima...

La rua da Muralha, con un empedrado salvaje y unas pendientes que asustarían hasta en un Tour de Flandes ciclista, ofrece unas panorámicas sobre los campos alentejanos muy chulas. Un poco más abajo intuímos otra de las cuatro puertas de la población, una puerta a la que llegaba una ruta desde los tiempos romanos: la Porta d´Evora.

Una de las particularidades de Monsaraz es que la mayoría de sus restaurantes, y tiene unos cuantos en lo que supone un curioso ratio por habitante y por extensión, ofrece al comensal terrazas exteriores absolutamente panorámicas. Tal es el caso del Café Restaurante Xarez.

La rua da Muralha. La torre que se aprecia pertenece al conjunto del Arco da Vila.







Calle de Santiago. Ese tramo inicial también cuenta con varias tiendas de recuerdos y artesanía típica del Alentejo o endémica de Monsaraz, que también. En la imagen, a mano izquierda, queda la entrada a Mufla, uno de esos comercios.

Las paredes encaladas, como soporte de obras en este caso fotográficas. De temática rural. Nótese cómo las viviendas, casas bajas las más sencillas, se asientan sobre roca pura y dura.

Travesia d´El Rei.

Mediada la rua Santiago ya vemos con bastante claridad el castillo (castelo). Y de paso podemos hacernos una idea de la particularidad urbanística de Monsaraz.

Una puerta tamaño hobit en la rua Santiago.

Rua Santiago. Empedrado añejo 100%. Un reino de la pizarra.

Nacimiento, o punto final según se mire, de la rua Porta d´Evora. Un cartelito nos avisa de un alojamiento: Casa Daterra...

... y esa casa está coronada por una chimenea que ha sido engalanada con pinturas añiles y una fecha: 1761.

Rua Santiago. Contrastes. Más que lo nuevo y lo viejo, lo cuidado y lucido y lo dejado a su albedrío.

Travesía Misericórdia.

En los últimos metros de la rua Santiago nos topamos con esta vivienda baja de factura sencilla e irregular y con su entrada engalada con una parra.

Por aquí hemos venido... Rua Santiago. Un vistazo para atrás.

Casa da Inquisição. Confluencia de las calles Santiago y Quebra-Costas. La tradición habla de un lugar terrible donde las torturas eran habituales. La documentación habla más bien de un archivo y de una prisión.

Quebra-Costas. Una rua en plan Angliru, La Camperona, el Mortirolo, el Mont Ventoux y todos los santos. Conecta las rua Santiago y José Fernandes Caeiro, las dos que abrazan el castillo de Monsaraz.



Rua Quebra-Costas. Tiene tanta pendiente que afrontarla es un ejercicio de ganancias visuales sobre el entorno.

Aunque una mentalidad lectora en castellano pueda ver un claro mensaje de aviso aquí, algo así como "no molestar, fuera de mi castillo", el Largo do Castelo es la irregular placita que se extiende ante los accesos a la fortaleza de raíces medievales y toque templario.

Castillo de Monsaraz. Largo do Castelo. De primeras ya nos llama la atención la Torre de Homenaje (en luso "Torre de Menagem") pentagonal.

Castillo de Monsaraz. Accediendo. Fue el monarca Afonso III el que fomentó su contrucción en tiempos de fronteras difusas y amenazas reales. Aprovechó las murallas como perímetro adicional, aunque es muy posible que en tiempos de dominación musulmana ya existiera en el lugar algún tipo de fortaleza o fortín.

Castillo de Monsaraz. Durante la Edad Media la plaza pertenecía al Reino Taifa de Badajoz y protagonizó un tira y afloja secular entre musulmanes y cristianos y, dentro de estos, entre portugueses y castellanos.

Castillo de Monsaraz. Este apaño obedece a que su plaza de armas, de forma irregular, es empleada durante las fiestas como coso taurino. Y las reses bravas descansan en esta parte del castillo. De ahí esta extraña estructura que se aprecia...



Ojo de pez sobre la plaza de armas del castillo de Monsaraz. Por este lado la torre del homenaje no parece pentagonal en absoluto. A la derecha, Torre das Feiticeiras ("la torre de las hechicheras o las brujas", en castellano)

Escalera de subida a la torre y a las gradas, que se llenan a mediados de septiembre con los festejos taurinos (en Portugal, salvo en el pueblo de Barrancos, no se sacrifican los animales durante la lídia, que es conocida como tourada).

Una de las mejores cosas de este castillo, que no son pocas las que ofrece, son sus inmejorables vistas. Desde sus paseos de ronda, torres y demás se cubren decenas de kilómetros a la redonda. España queda a un tiro. Y sus alturas relativizan la inmensidad del embalse de Alqueva. En esta imagen, incluso, se puede apreciar el castillo de la población de Mourao.

Más que circular, la del castillo de Monsaraz es una plaza elíptica...

Monsaraz, visto desde las almenas de su castillo. A sus pies, el Largo do Castelo.

La plaza de toros-patio de armas del castillo de Monsaraz. Una fortaleza por cierto bastante bien cuidada, aunque nunca le vendría mal un poco más de limpieza, y de acceso gratuito. La vista, desde la Torre de las Hechizeras.



Campos alentejanos y más restos constructivos de índole militar a los pies del castillo de Monsaraz.

En Portugal se denomina "quinta" a esas fincas con casitas de campo y una buena porción de terreno, si más o si menos ya depende del tronío de la misma, donde cultivar. En el Alentejo la vid y el olivo mandan, aunque es posible que se cultiven otros frutos (en la no muy lejana Elvas, por ejemplo, las ciruelas o ameixas), como que también haya presencia animal. Desde el castillo de Monsaraz vemos, en dirección noroeste, esta apañada y cuidada quinta que muchos ya quisieran. ¿O no?

Monsaraz. Castillo y casco urbano.

Restos de otras construcciones defensivas dentro de las instalaciones del castillo de Monsaraz.

Las cercanas poblaciones, o entidades de población, de Telheiro y Aldeia do Outeiro.

Efecto artístico sobre el angosto acceso a lo alto de su torre del homenaje.

Una bandera de Portugal ondea en lo alto de la torre del homenaje del castillo de Monsaraz, donde también encontraremos un vértice geodésico.

Campos alentejanos escoltados por almenas...

La Torre das Feiticeiras, en primer término, contemplada desde la Torre del Homenaje. Y los pies de ambas, los campos vecinos de La Raia regados por las aguas de "Grande Lago" Alqueva. Monsaraz cuenta con sus propios negocios que buscan rentabilizar sus aguas con cruceros y demás. Hay que desplazarse unos kilómetros cuesta abajo por la carretera que lleva hasta la nacional. Antes de ésta, veremos el desvío a mano izquierda. Monsaraz cuenta con un centro naútico y hasta con un muelle ("cais").

Descendemos desde la cúspide la torre del homenaje por una escalera que no invita a gente que sufra de vértigos. Estrecha y angosta, nos regala una "asomada" por culpa de las dovelas de ese arco que genera su cosilla, no crean...

En el Largo do Castelo, la Cafetaria Loja Casa da Muralha nos guiña un ojo con su sombreadísima terraza.

Rua das Parreiras.

La Torre del Homenaje del castillo, contemplada desde los accesos a una tienda de artesanía en la Rua das Parreiras.

Rua das Parreiras. Curiosa solución "pizarreada" para el alcantarillado...

Travessia Canastra.

Nomenclatura callejera curiosa la de Monsaraz.

La rua das Parreiras se estrecha y transcurre paralela al lienzo este de las murallas medievales de la ciudad.

Porta d´Alcoba. Intramuros. Alqueva, al fondo.

Murallas de Monsaraz. Esto es lo que vemos según cruzamos la Porta d´Alcoba.

Accesos al cementerio de Monsaraz, cercanos a la citada Porta d´Alcoba.

Porta d´Alcoba, vista desde fuera de la población. La calle ascendente que sigue hacia el fondo es la Travessia Don Dinis. Es una callejuela breve, pues enseguida muere en la plaza principal de Monsaraz...

Antigua escuela, y hoy centro de arte, en Monsaraz. Monsaraz Arte. En la Travessia Don Dinis.

Plaza principal de Monsaraz: Largo doctor Nuno Álvares Pereira, presidido por una picota jurisdiccional del siglo XVIII que está coronada por una esfera universal. Una representación muy portuguesa. A la derecha queda la Iglesia Matriz de Nossa Senhora da Lagoa. Y justo enfrente, el complejo que forman el Hospital do Espírito Santo y Casa da Misericórdia.



La picota de Monsaraz, que viene a recordar unos privilegios con los que la población contaba desde el siglo XIII y que fueron reforzados durante el siglo XVI. Al fondo, la antigua casa consistorial, conocida como Casa Monsaraz. Y a la derecha, la rua José Fernandes Caeiro, que muere en el Largo do Castelo. Al respecto del origen etimológico del nombre de la población, está claro que Monsaraz bebe del árabe y que, en una interpretacion personal, podría venir a decir "Monte de las Jaras".

Hospital do Espírito Santo y Casa da Misericórdia, instituciones promovidas por Jaime de Bragança en 1520. Aprovechamos este punto para destacar la pertenencia de Monsaraz a la Casa de Bragança desde el siglo XIV, importantísima dinastía familiar lusa que apuntaló e incrementó sus riquezas y su patrimonio gracias a la aportación de esta plaza. Y claro, el agradecimiento se tenía que dejar notar con esta obra, si bien el edificio actual fue profundamente reformado en las centurias posteriores.

Igreja de Nossa Senhora de Lagoa. La actual iglesia del siglo XVI se ubica en el mismo sitio donde se levantó una primera durante el siglo XIII. En los tiempos de Juan I se optó por derribarla y ampliarla, porque según se dice, recordando que antiguamente era típico enterrar en los templos, durante una epidemia de peste negra no se daba a basto en Monsaraz. Es la iglesia más importante de todas; en este punto hay que destacar que Monsaraz, pese a su tamaño, es conocida como "la ciudad de las siete iglesias". Esos titulares siempre quedan y llaman la atención...

Capilla de San José (Capela de São José). Edificación que pasaría muy desapercibida si no fuera por esta escalera que llama la atención y que es su principal característica: es una capilla en una segunda planta. Ubicada en la confluencia del Largo doctor Nuno Álvares Pereira, la rua Direita y la travesía Sanabrosa. Fue construída en 1708 por orden de Domingos Lourenço Perdigão,

Antiguo palacio de justicia (paços de audiência), del siglo XIV.

Travesía Sanabrosa.

Iglesia de Santiago, la que le da nombre a toda una rua sin estar exactamente en ella por culpa de un desnivel bastante majo. No se tiene muy claro cuándo fue levantada, pero sí se sabe documentalmente que en el siglo XIII ya estaba prestando servicio. Ante su puerta principal, en la explanada aterrazada, se encuentra el que para nosotros es el local más auténtico de Monsaraz: Casa Modesta. Y como siempre, opiniones para todos los gustos. Un añadido: el idioma no es ningún problema en Monsaraz,donde los camareros hablan castellano a la perfección. Y si no siempre queda ese encuentro idiomático curioso que es el "portuñol". La iglesia de Santiago es una de las sedes de exposiciones permanentes en el marcao del proyecto "Monsaraz Museu Aberto", una iniciativa que impulsa una creciente bienal cultural.

Vistas desde la terraza de Casa Modesta.

Una Sagres bien fresquita... y sin alcohol.

El "prato do dia", plato del día, siempre es una buena opción para comer en Portugal. Es una suerte de plato combinado donde nunca falta un poco de todo y que suelen ser generosos. Nos sorprendió muy gratamente la oferta doble de Casa Modesta. Aquí el cerdo...

... y aquí el bacalao.

La pintoresca rua Bispo circunvala la iglesia de Santiago.



Rua Bispo. Al fondo, Casa Modesta.

Rua Bispo. Y como ganarle algo de espacio a una esquina puñetera...

Galería que comunica la rua Bispo y la rua Direita.

Rua Direita. Al fondo, Largo doctor Nuno Álvares Pereira. Aunque la afluencia de turistas es constante, fundamentalmente portugueses y también españoles (del entorno andaluz, por lo constatado), franceses y alemanes en sus gusto por las travesías también vienen y disfrutan de un rincón tan especial. Pese a su pequeñísimo tamaño, una de las cosas que más nos sorprendió de Monsaraz es que el turisteo nunca es agobiante; al contrario, algo a destacar en un enclave que por su tamaño facilitaría el encuentro constante, la coincidencia habitual y todo eso. Curiosísimo. ¿Han tenido la misma experiencia?

Una aldaba perruna en la rua Direita.

Rua Direita. Como podemos ir concluyendo, al final Monsaraz se reduce a un recinto cerrado atravesado de lado a lado por dos calles principales...

Caminando por la Rua Direita en dirección al Arco de la Vila, que intuímos cercano por el campanario que se levanta junto a su estructura. Buena parte de los establecimientos hosteleros de Monsaraz se concentran a estas alturas en esta zona de la población, ya sea en esta calle o en la paralela Rua Santiago. Unos metros más adelante de esa pareja de la mujer de rojo, a mano derecha también, se encuentra la oficina de turismo municipal.

Travesía Cisterna, callejuela que nos deja ante la otra puerta de acceso a la ciudad: Porta do Buraco. Una puerta de doble arcada. Y que, por cierto, pasa junto a los antiguos aljibes que abastecían la población de agua.

Cuestión de roca y pizarra.

Otra terracita panorámica. En esta ocasión, Taverna Os Templários. En primera línea de Arco do Buraco.

A mano izquierda una escalera nos permite subir hasta una azotea que refuerza nuestras vistas y que nos permite contemplar el entorno de la Taverna Os Templarios y la Porta do Buraco, también conocida (aunque menos) como Porta da Cisterna.

El Barrio de San Benito, que engaña en cuanto a extensión y que esconde en su seno una plaza central como si fuera un Monsaraz paralelo: el Largo de San Bartolomeu.

Baluarte. Las infraestructuras abaluartadas, que siguen los cánones ingenieros de Cosmander y Vauban, están atribuidos a Nicolau de Langres.

Monsaraz. Rua das Videiras. Al fondo, sobresaliendo, la parte posterior de la iglesia de Nuestra Señora de Lagoa.

Otra de la rua das Videiras, en la que destacan más las aguas de la presa de Alqueva.

Viejos muros del recinto medieval, no exento de reformas y retoques, en el entorno de la Porta do Buraco. Y en la parte inferior, como cimientos, más roca pizarrosa. Inexpugnable.

Porta do Buraco. Una de las cuatro puertas de acceso a Monsaraz, que por este lado sureste tiene dos. La Porta do Buraco nos regala una doble arcada, acaso por una estructura mayor ya desaparecida, y muchos sostienen que es la puerta más antigua de todas.

Porta do Buraco y travesía Cisterna.

Volvemos a la rua Direita, que está a punto de convertirse en rua dos Celeiros. A la derecha, instalación de la Universidad de Évora.

Lo dicho... Qué graciosetes son estos carteles de callejero. Simples y sencillos. Nos gustan.

Rua dos Celeiros. Recuerdos ofertados por Loja da Mizette. Al fondo, en la rua Santiago que cruza, el restaurante antes citado Xarez.

Porta da Vila. Mucho más discreta intramuros.



La montañita en la que se asienta Monsaraz, contemplada desde la Nacional 256, la misma que une Évora con la frontera con España a través de Mourao y San Leonardo. Esta carretera, ancha, bien asfaltada y sin mucho tráfico, atraviesa gracias a un par de largos puentes las aguas del río Guadiana, que por aquí ensancha bastante gracias a la presa de Alqueva ya citada. De hecho muchos consideran este embalse como el mar interior de la Raia.