De Cala Galdana a Cala Macarella a través del Camí de Cavalls (julio de 2012)


Las menciones al Camí de Cavalls no son nuevas en este modesto blog. Esta secuencia de caminos que circunvala la isla de Menorca formando un itinerario de más de 250 kilómetros, exporta posibilidades de peregrinaje muy interesantes. Basta con imaginar la satisfactoria e intensa experiencia de un Camino hacia Santiago y exportarla a un paraíso en medio del Mediterráneo. Los réditos emocionales de hilvanar calas turquesas a base de pasos tiene que tener su encanto. El norte, con su paisaje más duro, despejado y tendente al matorral. El sur, con su profusión de bosques. La dos, amigas de los acantilados. Para muestra, un botón. O una cata de uno de sus veinte tramos. Nada menos. Desde la célebre y concurrida Cala Galdana a la no menos célebra pero sí más virginal Cala Macarella, un enriquecedor recorrido de algo más de media hora (por trayecto). Verdes y azules, blancos y marrones claros se entrelazan con una intensidad muy particular.

Cala Galdana o Cala Santa Galdana, dada su fama, atrae a muchos bañistas. La existencia de un par de urbanizaciones y varios establecimientos hoteleros de grandes dimensiones multiplica la concurrencia. Es cierto que tanta construcción, tanta casa y tanto hotel, corta un poco el rollo de primeras. Al final, acaba teniendo un punto de familiaridad. Esta sociedad acaba inculcando cierta tolerancia al urbanismo, aunque se le critique. La playa de Cala Galdana cumple los cánones de otros espacios parecidos del sur de la isla: grandes acantilados que se abren al Mediterráneo y abrazan zonas esbozando formas de conchas. Cala Galdana, más grande y espaciosa, remata con un pequeño río, el barranc d'Algendar, que facilita los accesos al puerto deportivo y permanece ajeno a los bañistas por una pequeña lengua de tierra y un peñón.

Junto al puerto arranca el camino que, salvando las aguas por una pasarela, nos permitirá ganar altura rapidamente, regalándonos grandes vistas. El Camí de Cavalls, escoltado por un bosque típicamente Mediterráneo y sometido al duro calor estival con su banda sonora de chicharras, es panorámico y pintoresco. Un constante sube y baja bien señalizado en el que no debe resultar descubrir cierto tráfico. Ciertas playas, notorias y bendecidas, convocan a muchos veraneantes dispuesto a este placentero sacrificio del caminar. El paseo, ah bendita costumbre. Cala Macarella es una de esas playas. Tiene un aparcamiento propio tierra adentro, incluso un concurrido chiringuitos, pero no son pocos los que la alternan con Cala Galdana, con capacidad hotelera numerosa. Las aguas de Macarella, su ambiente juvenil y desenfadado, son una delicia de tranquilidad, disfrute y buen rollo. Tales son las propuestas que nos regala el Camí. Una obra de básica ingeniería creada en el siglo XIV y mejorada bajo la dominación británica de la isla de Menorca.


Ubicación aproximada del tramo del Camí de Cavalls que conecta Cala Galdana con Cala Macarella en una media hora larga.Un espectacular rincón del Mediterráneo. Cala Galdana se encuentra a una veintena de kilómetros de Ciutadella.

Chalets en Cala Galdana. La concentración de viviendas por las laderas aledañas, así como la existencia de un enorme complejo hostelero y un puerto deportivo algo más que mediano, convierten esta playa en una de las más masificadas de la isla. Y más internacional también.

La orografía no impide que proliferen los chalets.

Más viviendas en las cercanías del puerto deportivo de Cala Galdana.

Los abundantes pinos se entremezclan entre las construcciones, dándole a la presencia urbana un barniz de respeto y consideración medioambiental. Es un barniz.

Desde el gran aparcamiento público de Gala Galdana, al que conviene llegar a horas prudentes dada la facilidad con la que se llena en verano, una pasarela nos conduce hacia los muelles y la playa. Esta pasarela salva la desembocadura de la rambla Torrent d´Algendar y, por abajo, la carretera que conduce a Mahón y Ciutadella. El de Cala Galdana es un acceso muy vertiginoso.

Un molino, o algo parecido, en el río (Torrent d'Algendar) que desemboca en Cala Galdana.

Cala Galdana. Puerto deportivo y establecimiento hotelero.

Embarcaciones amarradas en el puerto de Cala Galdana. ¡Cuánto dinero ahí aparcado!



La espectacular playa de Cala Galdana. Amplia, internacional, concurrida y buen rollista, sus aguas turquesas y su arena de intenso blanco son muy seductoras.

Una vista más central de la cala, donde se aprecia su forma de concha por dos salientes de la superficie terrestre. El de la derecha realmente es un islote.

Otra vista sobre la playa de Cala Galdana.



Disfrutando de un paraíso escoltado por acantilados muy verticales. En Cala Galdana confluyen todas las nacionalidades, todas las edades, todas las tendencias y todas las condiciones. Y con toda naturalidad, que son vacaciones.

Cerca de los servicios públicos encontramos la indicación del Camí de Cavalls que conduce hasta Cala Mitjana, otro de esos espacios playeros de gran renombre en Menorca. Esa escalinata nos permitirá ganar altura hasta una ruta que recorre por arriba los acantilados.

Sucesión de chalets que tienen que costar un riñón.

Cada uno a lo suyo, bajo la escolta de un enorme pino.

Un rayo de sol, ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!

Una foto desde dentro del agua, con un barquito guardando la entrada del mar.



El enorme Sol Gavilanes Hotel, que la verdad sí que afea el entorno. Opiniones para todos los gustos.

Otra foto desde dentro del agua.

Otra perspectiva. Ponemos rumbo hasta Cala Macarella por el Camí de Cavalls. Joer con el hotel.

El puerto se aprovecha de un canal natural formado por los acantilados, precioso canal visto desde las alturas de una pasarela que lo salva, para compaginar con el playeo el aprovechamiento del mar.

Y ahí desemboca...

Cuando andemos por la pasarela, nos encontraremos con este mazacote si echamos la vista atrás.

La isla-peñón y la entrada de las aguas hacia Cala Galdana.

Pateando por el Camí de Cavalls.

Ganando altura por el Camí de Cavalls, que conecta las playas y las calas pero suele transcurrir por las partes altas de los acantilados o sus proximidades.

El Camí de Cavalls es un manantial de panorámicas. Ésta, camino de Cala Macarella.



Una gruta en el acantilado.

Vistas sobre Cala Galdana y la zona más concurrida de los veleros.

Unos escalones labrados en una gran roca atravesada por el Camí de Cavalls mediante una gran pendiente.

Un entorno de pinares.

Hitos informativos del Camí de Cavalls. Los encontraremos periódicamente. Buena señalización la de este itinerario.

El camino transcurre entre pinares cuya sombra, como apriente el Lorenzo, se agradece.

Un pino ha emergido en medio de una gran roca.

Llegando a Cala Macarella. El camino conduce a una gran escalinata de madera. Nos esperan un montón de escalones. Hay descansillos modulares, pero los escalones son numerosísimos.

Descendiendo hasta Cala Macarella.



¡Menuda escalinata!

Un pequeño pinar nos recibe y nos regala esta primera vista sobre la hermosísima Cala Macarella.

Indicaciones.

Cala Macarella. Un paraiso de arena blanca y traslúcidas aguas seductoramente añiles.

Tomando el sol en Cala Macarella. Esta playa es mucho más jóven y liberal que Cala Galdana. Estas características se incrementan en la cercana Cala Macarelleta, una pequeña lengua de tierra que se extiende al otro lado de unos acantilados. No son pocos los bañistas que aprovechan la distancia para unirlas practicando buceo, snorkel y demás modalidades con gafas submarinas. El agua cristalina y la riqueza faunística son grandes reclamos.

Cala Macarella.

Una concurrida zona con fondos de piedras a la que acuden muchos buceadores. En esta foto, de hecho, se aprecia un practicante de rastrear los fondos marinos.

Hermosa panorámica sobre Cala Macarella y su fondo vegetal de hermoso verde.

Disfrutando del lecho marino.

¡Un estrecho camino! La ruta hasta la Macarelleta, empinada y sinuosa, cuenta con una barandilla protectora. Antes de un gran desnivel que se salva por escalones de piedra aparece una bifurcación. El camino de la izquierda, el de la foto, conduce hasta una especie de cueva con puerta.



Así es el camino hasta la Macarelleta.



Una cala que es un paraíso digno de una postal. ¿Quién no diría en un momento dado que estamos en algún rincón del Caribe?