Por la Sierra del Cadí: del Serrat de les Esposes al Prat d´Aguiló (octubre de 2011)



Aunque la idea del genial cineasta sueco Ingmar Bergman pasaba por comparar las montañas con las bondades del envejecimiento, sirva la segunda parte de su afirmación como introductoria declaración de intenciones: "Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”. Y sí, más libre, más amplia y muchísimo más serena es la vista de todo aquel que se acerca a la Sierra del Cadí, esa frontera orográfica de más de 40 kilómetros entre el Berguedá y la Cerdanya en la que grandes moles pétreas que acarician los cielos a más de 2.000 metros seducen por su desafiante y cercana forma. El Comabona o los cercanos Pedraforca y Cabirol son sólo tres muestras de un entramado de cumbres donde diferentes encadenamientos montañosos se entrelazan y conviven. La Serra del Cadí no deja de ser una sierra de sierras, como todas las que se precian de serlo. Y un tesoro de los Pirineos. ¡No en vano hablamos de todo un parque natural!

La tarea de conocerla en profundidad es tan vasta y profusa en perspectivas que exige toda una vida. O dos. Pero un acercamiento muy, muy, pero que muy potable es realmente factible gracias a las bondades de los senderos de grandes recorridos, la existencia de una buena red de refugios y la implementación de una ruta de motivación y resonancia histórica y aplicaciones deportivo-lúdicas. De los tiempos de los enigmáticos cátaros, sus collados y sus pasos a los de las ultramaratones para algún que otro superhéroe y muchos abnegados sufridores. Entre medias, o sobre todo, Cavalls del Vent. Caballos del viento. Un recorrido circular que une los ocho refugios que integran el parque natural del Cadí-Moixeró.

Los 16 kilómetros que separan los refugios del Serrat de las Esposes, en las cercanías de Riu de Cerdanya, y el Prat d´Aguiló, un reto con más de 1.000 metros de desnivel positivo acumulado, son una magnífica forma de acercarse a esta sobresaliente realidad pirenaica. Del este al oste, bosques, prados, roquedos y hasta entornos dignos de la mismísima luna. Y todo ello escoltados en todo momento por panorámicas inolvidables y picos majestuosos en un recorrido acaso más pródigo en subidas que en bajadas. Como esta descripción impulsada por la propia Generalitat de Catanlunya, pocos testimonios. Sirva todo ello como contextualización a la sucesión de imágenes que mostramos no sin antes recalcar que, por favor, y dada la especial fragilidad de los ecosistemas de alta montaña, seamos respetuosos con un entorno que se lo merece per se.


La Serra del Cadí. El círculo más o menos recoge la zona en la que se encuentran el Refugi del Serrat de les Esposes y el Refugi de Prat d´Agullo, protagonistas de este acercamiento serrano.


Refugi del Serrat de les Esposes, ubicado a 1.511 metros sobre el nivel del mar y al que se llega por una pista forestal que sube desde Riu de Cerdanya. Es uno de los ocho refugios que se integran en la travesía Cavalls del Vent (caballos del viento) y como albergue (se puede contactar con ellos en el 669 757 266) ofrece 30 plazas.


Serrat de les Esposes. Tiestos decorativos en la fachada.


Dos excursionistas observan el GR 107 en su discurrir hacia la Fuente Font Freda. Este sendero de gran recorrido también se integra dentro del Camí del bons homes, o ruta de los cátaros.


El Serrat de les Esposes y su boscoso entorno, visto desde las alturas de la Serra del Sarset.


Grandes vistas sobre los grandes montes de los Pirineos nos acompañarán en todo momento.




Una ternera camina por el camino de los buenos hombres en las cercanías de la Font Freda, en el paraje conocido como Collet de la Font Freda, a unos 1.760 metros sobre el nivel del mar. Al fondo, la Serra de Gavarret.


Algunos caballos descansan en el entorno de Font Freda.


El sendero GR107 se introduce en un denso pinar.


Serra de Gavarret y los valles que forman el Pla de l´Ingla.


Un coqueto merendero de recia piedra con vistas.


Refugi dels Cortals de l´Ingla, a 1.610 metros sobre el nivel del mar. Su capacidad, 22 personas.


En marcha hacia el Coll de Vimboca el camino presenta empinados tramos muy pedregosos donde parece diluirse en el paisaje. Una delicia, en todo caso, para los buscadores de setas.


Vegetación.


El camino se mezcla y se entrecruza con el cauce de un torrente de montaña que, afortunadamente para el paso, sólo supone obstáculo por algún mínimo charco.


¡Un obstáculo muy rocoso bien cerquita de esta "cumbre"!


Prados por el Coll de la Vimboca, a unos 1.800 metros. No muy lejos (aunque en dirección contraria y a través del Coll de Pendis) se encuentra el Refugi de San Jordi.




El GR150.1 es un senderito precioso que transcurre por un bosque de coníferas, con vistas al abismo y escoltado por una muralla pétrea puro corazón de la Serra de Moixeró. Seguimos la escalada hacia los 2.000 metros sobre el nivel del mar sin prisa pero sin pausa.




Montañas conquistadas por un manto de vegetación ciertamente generoso. Así son los pagos del Serrat de la Descárrega.


La Cerdanya se extiende a nuestro pies, escoltada por los grandes picos fronterizos con Andorra y Francia.


Las raíces de los pinos parecen querer formar escalones en el camino, en ciertas ocasiones.


Una vaca pace tranquilamente en el Coll de la Moixa (2.026 metros), un otero inmejorable e inolvidable sobre la Cerdanya y el Berguedá.




El entorno del Col de la Moixa, visto de camino al Pas del Bou. Al fondo, Roca de la Moixa (2.56 metros).


Prados eléctricos y perspectivas de altísima montaña. Ya estamos por encima de los 2.000 metros.


Al fondo, el mítico y emblemático Pedraforca (2.458 m). En primer plano, el Comabona (2.510 metros).


Al fondo del valle, el hermoso y encantador pueblo de Bagà. Lo dicho, las vistas desde el Coll de la Moixa son alucinantes. La Serra homónima, sin embargo, aún tiene que regalarnos algún que otro tesoro.




Cumbres.


Nueva vista del Pedraforca (izda.) y el Comabona (c).


Tòfol Castanyer, un corredor de montaña mallorquín que se está especializando en el ultrafondo, corre por la Serra de la Moixa, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar.


Si es que realmente se puede decir que un sendero es exquisito, éste lo es. ¡Qué vistas por la Serra de la Moixa!


Un corredor de ultrafondo alcanza una breve zona boscosa en el Serra de la Moixa.


Concentración rocosa en las cercanías del Cap del Pradell. Estamos a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar y el aire es tan puro como azul el cielo.


Serrat de la Muga. En primer plano se destaca el Cap del Pradell.


Pradera y pendientes con pequeñas manchas de arbolado.


Escoltados por el Serrat de la Muga, ya andamos cerca del Pas del Bou.


El sendero se adentra en una zona pedregosa cercana al Pas del Bou.


Grandes montes cercanos quedan empequeñecidos por nuestro paso que ya lleva un buen rato a más de 2.000 metros.


Monte de 2.336 metros en el Serrat del Terrers, con el descenso del Pas del Bou a sus pies.


Dos corredores afrontan un tramo de sentero bajo el sobrecogedor Serrat de la Muga.


Rumbo al Pas del Bou. Sobrecogedor paisaje pirenaico. Enfrente, los diáfanos collados del Pas de Tancalaporta.


El GR 150-1 desciende desde el Pas del Bou.




Vertiginoso tramo de descenso hacia el Pla de les Creus.


Vistas sobre el Prat Rodó y la Serra de L´Aventosa.


Pra Cerdá y El Terrers, con el paraje conocido como Les Colladetes al fondo.


Otro pedregoso tramo, a los pies del Serrat dels Terrers.


En el collado del centro de la imagen se intuye el Refugi de Prat d´Aguiló, nuestra meta, un final a 2.047 metros. Vistas desde el Pla de les Creus.


Formaciones rocosas.


Las caras norte del Comabona (2.554) y el Puig de la Font Tordera (2.526 metros; derecha). La insigne grandeza de estas montañas es incuestionable.


Una fuente, cercana al Barranco de les Toselletes.


De camino al Prat d´Aguiló, una pequeña vista atrás nos deja instantáneas como ésta.




Serra de les Terrers.


Prat d´Aguiló, punto final de esta maravillosa experiencia por la Serra del Cadí. Nos despedimos a más de 2.000 metros.